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PADRES, HIJOS ....ES VERDAD...NO VALE DAR MUCHO NI POCO...ES CUESTION DE MEDIR A DIARIO...NO DARLE EL PESCADO, SI NO A PESCAR...HABLAR, Y HABLAR NO SOLUCIONA NADA, POR ESO .HAY TANTOS HIJOS QUE NUNCA ENTENDIERON ESTO Y SIGUEN IGUALES Y HASTA PEOR...CLARO LOS TIEMPOS SON OTROS.....PERO LO DICHO...EL OJO DEL AMO ENGORDA EL CABALLO...AQUI VA EL ORIGEN DE ESTA REFLEXION DE HOY DEL BUHO DEL TROME: Este Búho recibe muchos correos de lectores preocupados por lo que está pasando con un sector de la juventud peruana. Ya no son casos aislados de asesinatos de hijos a padres. Ante el caso de un joven 21 años, que degolló a su exenamoradita de 17 que había ingresado a estudiar a dos universidades públicas ¡porque no quería retomar la relación!, di una voz de alerta. Esta chiquilla no estaba con el asesino de madrugada en una fiesta de barrio. No estaba borracha. La chica salía de la biblioteca municipal de San Miguel. ¿De dónde salen estos individuos? Hace poco Marco Arenas Castillo mató a su mamá, porque desaprobaba su relación con ‘Fer’, su enamorada de 18 años, a quien le regalaba plata y las joyas que robaba a su progenitora. Muchos mensajes coinciden en señalar que estos crímenes no eran comunes hace veinte o treinta años. “Búho, ahora añoro las épocas de ‘Papá lo sabe todo’ o la del ‘Te vas sin comer a la cama y sin ver televisión’. Tiempos en que se respetaba la jerarquización familiar. El padre era ‘el padre’ y la mamá ‘la mamá’, a quien no se le discutía así no tuviera la razón”, me escribe un lector. En otros tiempos los padres castigaban de muchas formas. No tenían miedo a los hijos, al contrario. Había castigos emocionales: no vas al paseo, al campamento o la fiesta y, también, físicos con correa, cocachos o cachetadón según la falta. Y eran tomados como algo ‘normal’. Inclusive te ibas al colegio, le contabas al profesor y este te volvía a pegar, ‘por hacer sufrir a tus padres’. Evidentemente era un extremo, pero la mayoría de jóvenes de esa generación terminaron siendo buenos profesionales y buenos padres. Pero la crianza de hoy es totalmente distinta, Diría que antagónica y he allí el problema. Se ha pasado al otro extremo, como sostiene el psicólogo Julio Hevia: ‘Tendría que haber una tercera vía’, señala. ‘Los padres aún son muy paternalistas. No le exigen al hijo que valore lo que recibe’. Y la realidad le da la razón a esta hipótesis. Si no, veamos el asesinato a su madre cometido por Elita Espino. Era hija única de una empresaria con un patrimonio de 6 millones de dólares. La mató con su enamorado porque su madre desaprobaba su relación con ese muchacho ocioso. El reciente caso de Marco, que mató e incineró el cuerpo de su madre que le daba todos sus caprichitos: carro, plata, viajes y estudios. Pero esto no lo contentaba. No quería más, sino todo, inclusive la desaparición de sus padres. Los jóvenes de ahora, en complicidad con los padres, están acostumbrados a imponer sus caprichos ante unos progenitores sobreprotectores que se ven envueltos en sus ‘chantajes’. ‘No le digas nada porque se puede ir de la casa’ o ‘se puede ir con los pandilleros a fumar droga’. Muchos papás son los creadores de estos ‘monstritos’, a los que compran sofisticados aparatitos ‘de última generación’ para terminar aislándolos del mundo real. Entendiéndose el mundo real como el ‘anda a comprar’, ‘ayúdame con la limpieza, ordena tu cuarto, estudia, acuéstate temprano’. Antaño los adolescentes, para que les den permiso para el clásico partidito de todas las tardes y para estar en la noche en el parque con las chiquillas del barrio, tenían que hacer ‘méritos’. ‘Toda la mañana limpiar y arreglar la azotea. Ir al mercado’. Con los adolescentes de hoy no hay negociación, porque no hay un horario fijo de diversión. Para ellos, las 24 horas deben estar ‘conectados’. Por eso no quieren hacer nada. Están a toda hora echados en la cama o sofá con el aparatito al oído o con el Smartphone. ‘Hasta en la madrugada, con luces apagadas y tapados con la colcha para que nadie se entere’, me escribe otro lector. Por eso ni quieren levantarse para ir al colegio. Ni qué decir que ni escuchan al profesor, están ‘chateando con una chica que está en otro salón o en otro distrito’. Ellos no aceptan órdenes de los padres, ni siquiera ‘una negociación’ como antaño. Sencillamente, no quieren ‘que los jodan’. Estudiar o arreglar ‘son huev… ’. No entienden que gracias a esas ‘huev… ’, los padres pudieron comprar la casa bonita donde habitan, el carro moderno donde la mamá los lleva a las fiestecitas. Cuando los padres reaccionan, tal vez ya es demasiado tarde. Llegan al matricidio o parricidio. Total, si algunos programas de TV convierten en ‘estrellas’ o hacen telenovelas con la vida de sospechosas o involucradas en estos terribles crímenes.
Posted on: Sat, 23 Nov 2013 20:55:55 +0000

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