PERDONA SI TE LLAMO AMOR III “Estamos hechos de la misma materia - TopicsExpress



          

PERDONA SI TE LLAMO AMOR III “Estamos hechos de la misma materia de los sueños” Shakespeare. “Otra vez con la misma pregunta. No, no me parece que Arjona sea un buen poeta; tampoco niego su gran creatividad en cuanto a sus antítesis y paradojas, pero de ahí a que sea poeta hay largo trecho. Ya vas con esa cara de fanática apaleada. Si escribiera poesía en lugar de canciones, hablaríamos de largo. Por ahora, dejemos esto para otra oportunidad”. Roxana elevó sus labios a su máxima potencia en un puchero descomunal. No sé cómo me soporta, no sé cómo me soporta el mundo si ni siquiera yo me soporto. Por fin, desconsolada, terminó el conflicto cambiando de cd. En realidad, no me importaba qué escuchásemos, siempre y cuando no hablemos porque terminábamos igual: yo, enclaustrado en mis ideas confusas; ella, resentida por mi falta de tacto. El camino zigzagueaba entre las laderas verdes y debía concentrarme en las curvas; sin embargo, no lograba quitarme esta sensación de vértigo del estómago. Debía secarme el sudor de las manos cada dos por tres y el mal humor de mi compañera no me ayudaba. Debí decirle que tenía razón y homenajear a Arjona y tararear sus melancólicas tonadas de abandono y carraspera queja de que ella no se fue si está con él en todos los muebles de la casa y en los eventos más comunes e inverosímiles. Ya le falta decir que está en el brillo del zapato cuando camina por la Plaza de las Madres. Me reí de mi ocurrencia. Roxana me miró de reojo. Yo aceleré en una recta para que deje esa actitud de suficiencia y me implore que tenga cuidado. Por un momento el vacío de mi estómago desapareció como si unas manos desde atrás me tomasen por los hombros y me transfirieran calor. Paz, una extrema paz que me obligó a bajar la velocidad para solazarme en la contemplación del Lago San Pablo. Deja Vu, musité sin poder contenerlo. Roxana me palmeó la pierna y me besó en la mejilla. - ¿Seguro que quieres hacerlo? - Por supuesto. Ella siempre quiso que suceda aquí. - En serio ¿nunca vinieron? - Nos fue imposible entonces. Entremos de una vez. Roxana buscó su equipaje en el maletero y me dejó a solas. Estamos aquí, pensé. Te tomo despacio desde el portafolios. Te muestro el paisaje y te llevo a caminar por la playa. El crepúsculo espejeaba el agua, reflejando la gama intensa de colores. Sé que prometí ser fuerte y soportarlo cuando todo acabase. Te lo prometí, así como prometí tantas cosas que no cumplí. No supe protegerte. Enciendo un cigarrillo, te acuno en mi pecho y dejo que el silencio me arro9be el pensamiento, que me lleve a tu lado y por fin dejó que mis lágrimas te bañen por completo. Me llamas desde la arboleda con ese tono tan tuyo infantilizado, gatuno. Es una idea, nada más. Roxana ha realizado los trámites. Le agradezco con un gesto despectivo que la hace retroceder. La sigo a los aposentos. Ella cierra la puerta, te toma de mis manos y te coloca en el velador. Sé lo que va a hacer y no la detengo. Me empuja suavemente a la cama y me mira a los ojos. Yo no miro los suyos. La fabrico en su rostro. Te beso de nuevo. Te doy la vuelta y te despojo de cuanto me impide apropiarme de tus latidos. Me hundo en tus abismos, te rehago con mis manos en torno a tu cintura que hierve y se estremece. Me envuelves en caricias y besos, me muerdes el labio, te agazapas sobre mí y ríes feliz. Todo pierde consistencia, soy feliz. El viento leve mece las cortinas. Ya no estás en mi lecho. Me miras desde la ventana divertida como siempre, con el gesto de holaaa que hacías en el taxi y luego te acurrucabas en mis piernas para ir a cualquier lugar. Otra vez el vacío crece. Roxana me deja llorar en su seno desnudo y llora también. Duermes. Salgo desnudo hacia la playa. La madrugada me envuelve sin frío. Caminas a mi lado. No hace falta ser Arjona para entender de qué hablaba. Sacudes mi pelo otra vez y me dices que no me lo corte tanto, que te gusta enredar tus dedos en él. Mañana dirás que me ponga el terno azul con aquella camisa que usaste la primera vez que huimos de este mundo para crear el nuestro perfecto. Harás una mueca coqueta mientras te vistes y yo te abrazaré por la espalda para evitar que lo hagas hasta que nos ardan los labios. Te preocupas por mí. Me llamas por mi verdadero nombre desde el agua. Te abro con cuidado y dejo que tus cenizas se esparzan por la superficie oscura. Te fundes en ella, desapareces. Luego surges pálida y empiezas a danzar feliz. Cumplí con todo. Quemé todas las cosas que te pertenecían y he venido a depositarlas aquí. Roxana corre dese el embarcadero. Yo te abrazo con fuerza como aquella tarde de lluvia en que te puse mi mega abrigo de piel para protegerte. Te despedías por enésima vez y yo te mantenía cerca para que no te congeles. Me besas cálida, húmeda de nuevo y camino a tu lado. Los gritos de Roxana han despertado a los huéspedes. Me tomas de la mano para que caminemos entre los árboles, por las avenidas, por las calles a oscuras, me detienes y te subes a un montículo para alcanzar min rostro. Te elevo un poco más para que llegues a mi boca. Yaces desnuda de espaldas mientras te despides otra vez, otra vez y sientes que es la última vez y se te escapa ese te amo tan contenido que me hace líquido. Te amo, te amo, ya lo sabes, eso querías oír. Pues í, te amo y pronuncia s mi verdadero nombre. Te acuno en mi pecho, te beso. Me falta el aire. Alguien se lanza hacia el agua helada. Intenta alcanzarnos amor. No puede.
Posted on: Fri, 09 Aug 2013 16:58:40 +0000

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