POLICÍACOS Ezequiel Domínguez Eran las 9:00 P.M, estando en su casa, Ezequiel Dominguez se sienta en su sofá pensando como atrapar al maldito asesino de Vicente Romero. Fumaba y fumaba cigarrillos –“eres una peste Vicente, un real dolor de cabeza para mí y para mis compañeros.... pero en varias ocasiones estuve a punto a morir... aunque a veces me pregunto ¿quién tendrá las agallas en buscarte y atraparte?, no eres una presa fácil de alcanzar” pensaba. De pronto su celular suena repetidas veces y éste contesta –“¿si?” – “Hola Ezequiel....¿sabes? tengo un nuevo caso y quiero que vengas inmediatamente, por favor, tu eres el único que nos puede ayudar con esto”- “de acuerdo, voy inmediatamente para allá”. Ezequiel iba con su automóvil en dirección a la comisaría, como estaba lloviendo torrencialmente, éste apenas veía el camino, entonces iba con velocidad moderada.... –“pero ¿qué pasa? se está deteniendo..... ¡bah! se me olvidó pasar a una bencinera, me he quedado sin gasolina..... justo en medio de la carretera..... ¡no puede ser!.... esto sólo me pasa a mi.... Luego de esperar durante largo rato, divisa a lo lejos otro auto que venía lentamente hacia él –“estas personas van en la misma dirección que voy yo, les preguntaré si me pueden llevar..... hola, saben ustedes no lo creerán, pero..... no tuve tiempo en ir a una bencinera, entonces me quedé aquí parado en medio de la carretera... y me pregunto si me pueden llevar hasta el centro... después les pago el recorrido.... bueno”. Estas extrañas personas asintieron solamente con la cabeza, eran tres y no hablaron en todo el trayecto. Ezequiel al ver que estos tres muchachos no hablaban pero se miraban entre sí, él empezó a hablar con ellos y con el que estaba al lado de él –“¿ustedes son de por aquí?..... ¿qué hacen en sus vidas?” al escuchar eso, los muchachos nuevamente se miraron entre sí y empezaron a sonreír maliciosamente – “estos deben estar tramando algo”- pensaba Ezequiel. Los muchachos estaban a punto de llegar al lugar donde les había dicho Ezequiel, cuando doblan repentinamente hacia otro lugar y parando justo al frente de una mansión – “pero.... ¿por qué pararon acá?.... ¡me pueden explicar!..... él que está al lado de Ezequiel saca un arma y le apunta – “¿nadie le ha dicho a usted que habla demasiado?” Él que estaba en el volante se baja del auto y se disponía a asaltar la casa poniéndose una manta en el rostro, mientras el otro lo seguía, ante la mirada sorprendida de Ezequiel, éste seguía hablándole – “y cuando niño, a usted ¿no le dijeron nunca que no confíes y no hables con extraños?” – “estas cometiendo un grave error” decía Ezequiel – “¿así, y cual sería el error?” – “no le quitaste el seguro a tu arma, imbécil”, al bajar su mirada para ver si es que era cierto lo que decía, éste lo toma del brazo y empezaron a medir fuerzas dentro del auto, en el interior de la mansión se escuchaban disparos y gritos histéricos de mujeres y niños. Estos seguían midiendo fuerzas, hasta que la furia nuevamente le hervía la sangre a Ezequiel y esa medición favoreció completamente a éste encañonando al delincuente, hasta que se le sale un disparo en la que la bala se incrusta en el cerebro al muchacho, muriendo instantáneamente. Con su cara y su camisa ensangrentada, Ezequiel se baja del automóvil dispuesto a hacer frente a los demás malhechores, uno de los delincuentes que estaba dentro, se asoma por la ventana y ve el río de sangre que salía del auto y al policía ir hacia ellos, entonces comenzaba a gritar como loco, pero éste relajadamente le mostraba su placa y diciéndoles que se entregaran por las buenas. Pero el delincuente no lo pensó dos veces y comenzó a dispararle en reiteradas ocasiones, pero sin ni siquiera herirlo, ya que Ezequiel alcanza a esconderse en un árbol. Cuando el sujeto dejó de disparar, Ezequiel sale rápidamente del árbol y avanza con pasos raudos hasta esconderse nuevamente en otro árbol que estaba más cerca de la mansión. Al percatarse que no había moros en la costa, éste avanza otro poco más hasta quedar frente de la casa, y con una gran patada abre la puerta rompiéndola y gritando – “¡tienen derecho a guardar silencio todo lo que ustedes digan van a ser usados en su contra,........ Pero Ezequiel le hablaba a las paredes, no se sentía a nadie adentro. Caminaba y caminaba a pasos lentos apuntando a cada puerta que veía – “esto es muy extraño”. Comenzaba entonces a subir al segundo piso de la vivienda, con su mirada concentrada veía en cada habitación por si había alguien.... pero nada. Derribaba puertas y puertas del segundo piso, hasta que se encuentra con una niña amordazada llorando – “tranquila niña, tranquila, vengo a ayudarte soy policía”. La niña sintió entonces un gran alivio al verlo, mientras éste le sacaba las amarras, ella le dice entre sollozos – “a mi hermanito le pegaron, y a mi papito se lo llevaron.....” – “¿adonde se lo llevaron? ¿adonde?” – “se lo llevaron al sótano” - ¿por qué lo llevaron hasta allí? – “porque ahí tenemos la caja fuerte con nuestra platita” decía la niña – “voy inmediatamente para allá” – “tenga cuidado señor, solamente fue uno solo con él” – “¿y donde está el otro?” – “no lo sé señor, lo único que se es que al sótano fue el más grande, parece monstruo, es muy feo.....” decía la niña – “esta bien, tu quédate aquí y no salgas, ¿cómo te llamas?” – “Macarena, señor” – “ok Macarena hágame caso y quédese aquí”. La niña al ver que Ezequiel salía de la habitación, se escondió debajo de la cama. –“¡AHORA MALDITO ABRE LA CAJA! Decía el delincuente al padre de la niña. Este adolorido por la golpiza que le habían propinado, introduce el código para abrir la caja, pero lo hace lenta y erróneamente para ver si es que se había encendido la alarma. Ezequiel abría y abría puertas, pero insólitamente no encontraba la del sótano. Hasta que a lo lejos ve una puerta muy alejada de las demás – “esa debe ser”- y se disponía caminar rápidamente hasta aquella puerta. Llega hasta ahí y la abre, descubre varios escalones que se dirigía al subterráneo. Pero apenas baja, escucha a sus espaldas que cargaban un arma y que le apuntaban – “quédate en donde estas, malnacido.... ¡bota tu arma!” – le decían, Ezequiel deja caer su arma – “¿por qué mataste a mi amigo, estúpido?” -. Ezequiel no decía palabra alguna, pero planeaba hacer algo. Hasta que los dos sienten el furgón y la alarma de los demás policías que acudían al lugar y entraban a la casa. Al ver que el malhechor se desconcentraba, Ezequiel se da vuelta y le quita el arma velozmente y le apunta, pero el delincuente saca una nueva arma entre sus pantalones y dispara desesperadamente perforando una pared, pero cuando apunta al detective, éste le dispara reiteradas veces en su cuerpo hasta asesinarlo. Los policías entraban a cada pieza que veían, uno de ellos encuentra a la niña y se la lleva hasta la calle. Los demás encuentran el cuerpo del delincuente, pero en ese lugar no se encontraba Ezequiel. Después estos derribaban la puerta del sótano y bajaban por las escaleras, no encontraron absolutamente a nadie pero vieron que no estaba el dinero en la caja fuerte. De pronto sintieron golpes en la muralla del primer piso y se devolvieron para ver de que se trataba, vieron a Ezequiel tirado en el suelo adolorido – “pero hombre ¿qué haces aquí? ¿qué te pasó?” – “escapó el condenado, escapó con el dinero, el dueño de la casa está en el patio malherido, vayan a atenderlo”. Así lo hicieron los otros, mientras éste se ponía como podía de pie para ir en busca del monstruo, como había dicho la niña. - “es muy fuerte ese sujeto, pero buscaré la forma de atraparlo”- pensaba Ezequiel mientras se subía al furgón pidiéndolo prestado. El delincuente iba a toda velocidad en su auto, ya habían sacado el cuerpo de su amigo atrás. Éste se percata de que venía el otro siguiéndolo y comienza a acelerar aún más. Ezequiel igualmente aceleró, saca el arma que tenía y comenzaba a disparar e igualmente el delincuente. Las balas perforaban cada lugar de la máquina: el maletero, se quebraban los focos, los vidrios, etc, hasta que una de las balas llega justo a uno de los neumáticos, y por ésta situación el auto se vuelca una y mil veces hasta quedar en posición vertical.. El policía se baja inmediatamente de su auto y va en busca del delincuente. Éste tenía su piernas adentro, estaba atrapado, el auto le había caído encima y se encontraba muy herido y respirando muy rápido reiteradas veces -“mátame, mátame, imbécil.....este es tu trabajo....¡mátame!”. Pero Ezequiel sólo lo encañonaba, ve a su derecha que había un saco lleno de dinero y lo saca del lugar. –“todo esto por ese maldito dinero.....¿qué esperas?...¡MATAME!.....no ves que estoy sufriendo, quitame este dolor por favor.....Al escucharlo decir eso, le dispara en la cabeza y se retira del lugar regresando a la mansión. Los demás policías ven a lo lejos que Ezequiel venía hacia ellos con el furgón policial. –“¿y?.....¿qué pasó con él?” – “lo tuve que matar”...”aquí está su dinero señor” – “muchas gracias....tenga su recompensa por favor”. Con un grado de sorpresa recibe un cheque con una buena suma de dinero –“eeeehhh....esto no lo esperaba, yo estaba haciendo solamente mi trabajo” – “no, recíbalo por favor” – “bueno, gracias”, realmente necesitaba el dinero, Ezequiel lo recibe y se retira del lugar. Mientras caminaba se le acercó un colega suyo y le dice–“oye, ¿tu fuiste amigo de Juan Santoro?” – “sí, ¿por qué?” – “lo siento muchísimo, le doy mi pésame compañero.....¿sabes hay algunas personas que han visto a ese tal Vicente?” – “¿quiénes?” – “no te podría decir quién, pero lo han visto de diferentes aspectos” . Repentinamente Ezequiel sentía que hervía su sangre de pura rabia –“no se preocupen....yo no descansaré hasta encontrar a ese asesino......Suena su celular nuevamente y responde –“¿sí?” – “pero ¿por qué te demoras tanto en llegar? ¿qué te pasó?” – “es que se averió mi automóvil y tuve un pequeño problema en el camino, ya voy para allá” – “acuérdate que tú solamente me puedes ayudar en éste caso....” – “sí, si me acuerdo.....espero que sea un caso importante para mí.....nos vemos”. By Phobia
Posted on: Fri, 13 Sep 2013 04:37:39 +0000
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