POLÍTICA El juramento Casi 40 años han pasado del bombardeo - TopicsExpress



          

POLÍTICA El juramento Casi 40 años han pasado del bombardeo a La Moneda, y el nombre de los pilotos de los Hawker Hunter sigue siendo un secreto bien guardado por la Fuerza Aérea. El juez Mario Carroza está decidido a establecer la verdad, pero los generales en retiro señalan que se hizo un juramento para proteger la identidad de los protagonistas. Por Juan Pablo Sallaberry | [email protected]. Casi 40 años han pasado del bombardeo a La Moneda, y el nombre de los pilotos de los Hawker Hunter sigue siendo un secreto bien guardado por la Fuerza Aérea. El juez Mario Carroza está decidido a establecer la verdad, pero los generales en retiro señalan que se hizo un juramento para proteger la identidad de los protagonistas. Por Juan Pablo Sallaberry | [email protected]. 16/06/2011 © Vicente Martí Tengo 81 años, pero usted haga como que estoy muerto. El general en retiro de la Fuerza Aérea Mario López Tobar alza la voz al otro lado del teléfono y agrega: A esta altura la única forma de conocer el nombre de los pilotos -que bombardearon La Moneda- es ir al cementerio y preguntarle al general Leigh. Hace 38 años, como comandante del Grupo de Aviación Nº 7, a López Tobar le tocó liderar la escuadrilla de aviones Hawker Hunter que bombardearon cinco antenas de radio, la casa presidencial de Tomás Moro y el Palacio de La Moneda, sellando así el golpe de Estado. Un episodio histórico que relató en su libro El 11 en la mira de un Hawker Hunter, de Editorial Sudamericana -el único testimonio que existe sobre los detalles del operativo aéreo-, y que publicó en 1999, pese a la molestia de la FACH y de sus compañeros de armas. Pero allí tampoco reveló la identidad de los uniformados a su cargo. Mi nombre de combate era Libra, y fiel al principio de todo comandante, no daré a conocer a las tripulaciones que guiaron los aviones porque, más que personas, fue la Fuerza Aérea de Chile la que actuó en conjunto, señala al inicio del texto. El nombre de los oficiales que participaron en los operativos del 11 de septiembre de 1973 es un dato que la FACH ha mantenido en estricta reserva durante cuatro décadas. Un secreto a voces al interior de la institución armada, donde varios saben o creen saber quiénes son los hunteristas que volaron ese día y a quiénes les tocó disparar a La Moneda. El juez Mario Carroza intenta aclarar la verdad. En una arista paralela a los tres tomos de su investigación para establecer la causa de muerte del ex presidente Salvador Allende, el ministro en visita solicitó a la FACH y al Ministerio de Defensa el listado de los pilotos y ya comenzó a interrogar a algunos de ellos. Mario López Tobar fue el primero. Quienes conocen el expediente señalan que en su declaración el oficial (R) se negó a entregar la identidad del personal bajo su mando argumentando su lealtad hacia ellos. El juez le respondió que la lealtad se puede entender en el ámbito de la fraternidad, pero no en el ámbito del derecho. Esto puede traer consecuencias jurídicas para usted, le advirtió el magistrado, según las fuentes consultadas. Carroza le pidió entonces detallar cómo fue el bombardeo a La Moneda, pero el retirado general le dijo que tras silenciar las radioemisoras, durante la mañana regresó a Carriel Sur en Concepción -donde la jornada anterior se había trasladado los Hawker Hunter que solían estar en Cerrillos- y allí se enteró de los sucesos en el palacio presidencial. Eso no es lo que dice su libro, lo inquirió el juez, quien ya había leído con atención el texto de López. Eso es literatura, respondió el ex comandante. El ex comandante en jefe Gustavo Leigh no quiso que la prensa extranjera entrevistara a los pilotos: Yo los quiero mantener anónimos por razones obvias. Incluso un hijo mío es piloto de esa unidad. En su relato sostiene que volando al sur de Chile, sobre Constitución, el operador aéreo Gato le informó que el comandante en jefe Gustavo Leigh había dispuesto el ataque a La Moneda y a Tomás Moro. En Concepción se instruye a los cuatro pilotos -dos aviones para cada blanco- y se decide utilizar los cohetes Sura P-3, un arma de antiblindaje que podría perforar las gruesas paredes de la casa de gobierno sin provocar daño colateral a los edificios aledaños, como hubiese ocurrido si usaban bombas. En el texto, describe el operativo en detalle. Minutos antes de las 11.30 fue el primer ataque. A tres mil pies de altura y casi al pasar por la Estación Mapocho son lanzados los primeros cohetes, que dan con el frontis norte, destruyendo la enorme puerta norte del palacio. El segundo avión dispara sobre el techo, generando un incendio inmediato. Así, en apenas 20 minutos, hacen ocho pasadas con cohetes, y otra con cañones de 30 mm que dejan semidestruida La Moneda. Simultáneamente se bombardea la residencia de Allende. Allí es donde uno de los pilotos, un oficial muy joven y con poca experiencia del Grupo 9, yerra el tiro y dispara contra el Hospital de la FACH. El libro tuvo un costo personal para López Tobar. Sus camaradas se indignaron y quedó prácticamente marginado de las reuniones sociales y, aunque la Comandancia en Jefe de la época revisó minuciosamente el texto para autorizar su publicación, según un general de ese tiempo causó malestar y él mismo se terminó apartando. Otro uniformado en retiro agrega él se fue de lengua y entregó indicios sobre los pilotos que nos afectaban a todos. Los indicios del secreto El ex comandante en jefe de la FACH Fernando Matthei estaba en Londres en 1973. Cree que la identidad de los pilotos nunca se va a conocer oficialmente. Ellos están juramentados de no dar la información, explica. Así lo decidió su antecesor, Gustavo Leigh, para no afectar la seguridad de los pilotos, en su mayoría jóvenes tenientes que recibían órdenes. Su opinión fue registrada en el documental Más Fuerte que el Fuego de Walter Heynowski y Gerhard Scheumann. Ambos de República Democrática Alemana, pero que se hicieron pasar por periodistas de Alemania Federal para entrevistar al ex jefe aéreo, pocos días después del golpe. Tras manifestar su admiración por los pilotos alemanes de la Segunda Guerra Mundial, Leigh agrega: Yo he estado siempre orgulloso de mi Fuerza Aérea y el día 11 ellos coronaron mis aspiraciones. Ya fuera de cámara, sin saber que la grabadora permanecía prendida, señala sobre la identidad de los pilotos. Yo los quiero mantener anónimos por razones obvias. No, los pilotos no tienen que aparecer en televisión porque puede haber gente que los puede afectar. Incluso un hijo mío es piloto de esa unidad. Un teniente. De manera que no es conveniente por seguridad. El mismo documental logra captar a dos pilotos subiéndose a sus respectivos Hawker Hunter y reconociendo que como todos los pilotos del Grupo 7 participamos en el combate del 11 de septiembre, aunque sin decir sus nombres. El documental lo tiene la Fundación Salvador Allende, y una copia está en manos del juez Carroza. quepasa.cl/articulo/politica/2011/06/19-5955-9-el-juramento.shtml
Posted on: Mon, 04 Nov 2013 11:54:11 +0000

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