“POR MUCHO QUE LA PAZ CUESTE, NUNCA ES CARA” Refrán - TopicsExpress



          

“POR MUCHO QUE LA PAZ CUESTE, NUNCA ES CARA” Refrán Popular La observación de los hechos cotidianos nos da muestras contundentes de la cantidad y variedad de fragmentos discordantes con los que urdimos la trama social. Ya no existe espacio que quede al resguardo de los conflictos sociales, de las discrepancias vivenciales, o que no haya sido engullido por la absurdidad. Será por eso que “tanto se nos ha complicado el ovillo de la existencia”, como afirmaba Mariani, y en lugar de deshacer la enredada madeja social le vamos sumando, a diario, la variada e interminable gama de los nudos del despropósito. Desdibujada ya la línea demarcatoria entre la coherencia y la incoherencia, lo banal y lo significativo, solo resta transitar la confusión de palabras, pensamientos, y sentimientos, sosteniendo, a duras penas, la carga angustiante de una realidad descontrolada. ¡Somos seres complejos! Tan maravillosos, a veces, como deplorables, otras. Con tanta generosidad, en algunos casos, como egoísmo, en otros. Surcando la trascendencia o hundiéndonos en la intrascendencia… Será, quizás, debido a eso, que en algunas circunstancias nos elevamos desplegando las alas del espíritu, tanto, como en otras nos hundimos en los pantanos de las miserias humanas. Seres de luces y sombras. Luminosos y oscuros. Etéreos y terrenales. Soñando con un más allá esperanzador pero construyendo un más acá atemorizante. Con resplandores fugaces que nos iluminan a veces, poniéndonos en un estado de gracia, en un éxtasis de hondura espiritual, y en otras, la oscuridad nos envuelve y nos hundimos en las profundidades desquiciantes del sinsentido. ¡Paradoja preocupante el ser humano! Al menos, cuando expone su faz más oscura y tenebrosa quedando huérfano de humanidad. Seguramente, esto se constituye en un excelente parámetro, un inmejorable punto de partida para interpretar cabalmente, sobre cuál faceta del individuo se debe trabajar, potenciándola, y cuál debe ser descartada trabajándola a conciencia para su eliminación. Nuestra realidad nos muestra lo que sería la inversión de esta tarea. Se potencia tenazmente, durante las 24 horas diarias y de todas las formas posibles, las facetas más oscuras de las personas. Se muestra, se avala, se distingue, lo que destruye, lo que denigra la condición humana haciendo aflorar los rincones más oscuros de la interioridad, enmarcándolos en la vidriera de la cotidianidad hasta que se nos transforman en comunes y su reiteración enfermiza los transforma en “normales”. Hay que enfocar todos los esfuerzos en trabajar sobre el individuo para humanizarlo, para hacer aflorar todo aquello que lo ilumine, lo eleve, lo dignifique. Si “cada uno es hijo de sus obras”, como decía don Quijote, debemos lograr que nuestras obras se transformen en legados trascendentes que aquilaten la existencia y le otorguen un sentido a este breve paseo terrenal. La decrepitud inevitable, es la del cuerpo, que está destinado a desaparecer, pero nunca debe ser trasladada al alma, que está predestinada a trascender. Avanzamos ardiendo en la hoguera de los sucesos cotidianos, consumiéndonos en la reiteración de momentos fugaces, pasajeros, que se amalgaman en el acontecer diario ensamblando cada historia de vida. No debemos continuar generando procederes individuales y mecanismos comunitarios autodestructivos, que producen un aluvión de rencores enquistados en la médula social que nos van carcomiendo lenta e inexorablemente. Si, al fin y al cabo, deliramos, fantaseamos, idealizamos, creemos, descreemos, amamos, sufrimos, gozamos… ¿Habrá tenido razón, entonces, Shakespeare, cuando dijo que estamos hechos de la misma estopa que los sueños?... Perla Rodríguez [email protected] Facebook: una mirada interna Premio Internacional “Raíces”, en Literatura clásica: 2011, 2012 y 2013. Como Columnista Gráfica: 2013. Mención para la Paz Universal (UPF) 2011 y 2012
Posted on: Mon, 11 Nov 2013 13:45:23 +0000

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