PRENSA LACAYA: "Pagina 12", el diario de tirada nacional más - TopicsExpress



          

PRENSA LACAYA: "Pagina 12", el diario de tirada nacional más progresista del país, le dedica a la protesta indígena de esta semana la última página de su suplemento más marginal en su edición dominical. Se trata del suplemento "Voces en el Fenix" que no depende del propio diario sino de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. Se podría pensar que el suplemento de cuatro páginas le dedicaría a alguna autoridad indígena un espacio para que expliquen cuáles son sus reclamos o cuales son los problemas que los aquejan. Nada de eso ocurre, le dedica una página entera a un funcionario del estado, al presidente del depreciado Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI). Es como dedicarle al perpetrador denunciado de un hecho violento un espacio para que haga su descargo contra las denuncias de una víctima cuya voz y razón es suprimida para reaparecer como tema subordinado de la palabra dominante (victimaria). Si la vanguardia periodística le dedica esta clase de tratamiento a las graves demandas indígenas dirigidas al estado nacional, la prensa oligárquica (La Nación y Clarín), en cambio, le dan al tema pequeños recuadros ubicados estratégicamente dentro su plan opositor y de desestabilización política. Por ninguna parte se oye o se lee la palabra viva de los pueblos originarios pues la prensa (nacional) es incapaz de soportar esa voz verdadera que le habla a la ojos y directamente acerca de los cientos de años de expoliación colonial que los estados nacionales, y sus intelectuales orgánicos, con sus doscientos y pocos años, no han hecho sino profundizar. Es que pocos soportan a los "indios" y las "indias" actuando por motivos propios pronunciando sus propios discursos y sus propias razones nada menos que en la Plaza de Mayo: el centro cívico por excelencia de la democracia liberal argentina, tan (pretendidamente) urbana y blanca como su contrapartida popular (mestiza y trabajadora). Auto-convocados en la Plaza de Mayo los indígenas solo pueden producir críticas “erradas” y envolver sus demandas en el discurso de facciones políticas que los usan como ventrílocuos. Es que como buenos colonizados indios e indias, según esta visión pequeña y mezquina, carecen de medios simbólicos de auto-representación. Por eso como anticipó el marxismo decimonónico deben ser (mal) representados por otros; deben ser hablados por otros: cientistas sociales, políticos y funcionarios o, mejor, patrones de estancia. Si los indios e indias han de salir de las reservas y las "comunidades" rurales (donde los disciplinan chacareros, capataces, comerciantes, intendentes, policías y gobernadores) han de hacerlo calladitos y perdiendo poco a poco la memoria étnica. Si han de llegar a las ciudades lo harán como “lumpen proletariado”, "ejercito de reserva industrial" (como pronosticó Marx), como "masa marginal" (según el concepto de Jose Nun), o, aculturados (sin conciencia, sin palabra, sin cultura ni tradición) como sentenció la antropología social durante décadas. Si han de salir de los pequeños poblados provincianos lo harán como trabajadores no calificados, como empleadas domésticas silenciosas (de las mujeres blancas de clases medias profesionalizadas) y trabajadoras de sol a sol, de domingo a domingo sin descanso ni feriados, solas, lejos de sus padres, de sus hijos o de sus esposos. Es más fácil para los citadinos con poder de decisión, vanguardistas o reaccionarios, ver a los indígenas como poblaciones pobres y rotosas pidiéndoles una moneda miserable que les sobre en el bolsillo, solicitándoles un plan de trabajo subsidiado, una salita de primeros auxilios o un pozo de agua. Indígenas reunidos en Plaza de Mayo para demandar la administración y la autonomía de sus propios territorios es una imposibilidad para la imaginación política y para la bizca percepción de los periodistas, intelectuales orgánicos por excelencia del régimen democrático liberal que inauguró la colonialidad moderna. Estas exigencias formales de cumplimiento efectivo de la legislación, nacional e internacional, existente en materia indígena va a contrapelo de lo que desean escuchar tanto los funcionarios como periodistas. Así como en los ’70 unas “viejas locas” se obsesionaron por saber el paradero de sus rebeldes hijos e inscribieron su lucha en las contiendas honrosas de nuestra historia, el reclamo indígena, como dijo una autoridad espiritual huarpe, viene a actualizar antiguos sueños de liberación que nuestros abuelos y abuelas nos legaron a muchos nosotros y nosotras. No habrá prensa silenciadora ni burocracia estatal lacaya capaz de detener esas ansias de justicia que no sega en su marcha hacia la liberación y que busca anidar en los corazones de todo ser de buena voluntad que quiera escuchar la voz de los que no desean otra cosa que redimir la tierra, nuestra madre deshonrada.
Posted on: Sun, 09 Jun 2013 20:38:49 +0000

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