Para construir un México diferente, los mexicanos debemos mutar nuestra conciencia. Todos los mexicanos, consciente o inconscientemente deseamos que nuestro país cambie, que nuestros políticos cambien, que el comportamiento individual cambie, etc. Lo deseamos, pero todos, al mismo tiempo, sabemos que es imposible puesto que en la esencia mexicana se ha arraigado una cultura que costará mucho trabajo modificar. Ese cambio o transformación que tanto deseamos los mexicanos, debe ser de raíz, provocado por algo ajeno a nuestra voluntad y a nuestra inteligencia. Necesitamos sufrir una mutación genética que haga que desde nuestros cromosomas, se cambié nuestra manera de ser y hacer las cosas. Si seguimos siendo como somos, los mexicanos no lograremos modificar nuestra conducta con la simple buena intención de quererla cambiar. ¿Garantiza una mutación genética que los mexicanos seamos mejores? ¡No!, sin embargo, sería otro volver empezar, con la posibilidad de hacer buen uso de la inteligencia y la voluntad para hacer las cosas bien desde cero. Y, algo muy importante, las mutaciones no tienen conciencia de su pasado, se borra por completo la memoria de lo que se fue y se inicia una nueva historia para construir lo que los nuevos “mexicanos” desearían ser. Que, de entrada, ya no seríamos mexicanos y tendríamos algún otro nombre y posiblemente otra constitución territorial. Ahora bien ¿Podríamos lograr la transformación sin dejar de ser mexicanos? Tal vez sí, si dejáramos vacía nuestra conciencia de todo lo que nos limita y niega lo que debemos ser, pero se aferra a todo lo que somos que nos hace sufrir y reír al mismo tiempo, sin que eso signifique que vivamos en el infierno o en la gloria. Los mexicanos vivimos en el limbo, una especie de espacio cerrado que no nos permite romper su barrera invisible para ir definitivamente al caos y la destrucción o al orden y la construcción de un México mejor. Vaciar nuestra conciencia, significa olvidarnos por completo de nuestra cultura y educación, creando una nueva era de construcción y de generación de hábitos sustitutos del obsoleto sistema educativo y de la inutilidad de gran parte de la vieja cultura mexicana. Con otros conocimientos y diferentes cosas que enseñar para educar a las nuevas generaciones. Producto de la mutación de nuestra conciencia, los nuevos mexicanos tendrían el beneficio de la duda de que, en los años y siglos venideros, serían capaces de construir una nueva cultura mexicana, quizás mejor o tal vez peor, pero con la aceptación de ser lo por que sí mismos han deseado ser. Por eso la pregunta ¿Debemos mutar nuestra conciencia para poder construir un México mejor? Yo por lo pronto haré el intento, me propondré una mutación de mi conciencia, tal vez tenga que buscar a Alejandro Jodorowski y someterme a alguna de sus terapias. Por México, ¡¡Bien vale la pena intentarlo!!
Posted on: Thu, 10 Oct 2013 19:19:40 +0000
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