Para reflexionar... Muertos... Pero, Muy Vivos "Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro" (Romanos 6:11). Cuando James Calvert fue, como un misionero, evangelizar los caníbales de las Islas Fiji, el capitán del barco en el que viajaba intentó disuadirlo. "Estará colocando en riesgo tanto su propia vida como la vida de todos que viajan con usted, si insiste en ir al encuentro de aquellos caníbales". la respuesta magnífica de Calvert fue: "Morimos antes de embarcar en este barco". Sí, todos nosotros que confiamos en el Señor "morimos" para éste mundo. Vivimos ahora para glorificar el nombre del Señor, para proclamar las Buenas Nuevas de Salvación, para alumbrar el mundo, para transformar los ambientes, para testificar de que ha sido necesario "morir" para el pecado a fin de poder ¡vivir para siempre! El placer de los que mueren para el mundo es exaltar y engrandecer el nombre de Jesus. Es extender las manos para los que, sin esperanzas, andan sin rumbo y sin alegría. Es obedecer el mandamiento del Salvador, que nos mandó salir y buscar los que están perdidos. Es llevar una palabra de estímulo a los que, hay mucho, están desanimados y sin fuerzas. Morimos, sí, y, por eso es, estamos cada día más vivos, más confiantes, más animados para ser una bendición a servicio de nuestro Dios. Mientras vivimos en el mundo, somos del mundo. Mientras vivimos bajo el poder del pecado, somos del pecado. Mientras vivimos del lado opuesto del Señor, somos perdidos y sin salvación. Al decidir morir para los engaños que nos cercan, renacemos y empezamos a vivir, verdaderamente, la vida eterna que el Señor nos dispuso. Vivimos en el mundo, pero estamos muertos para él. Morimos para el mundo y estamos vivos para Dios, para su amor, para Su honor y gloria. Estamos muertos... y, por eso, ¡vivimos abundantemente!
Posted on: Wed, 03 Jul 2013 05:17:18 +0000
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