Postulaba Albert Einstein, que si las abejas desaparecieran el hombre estaría abocado a la extinción. Es curioso que la desaparición de la totalidad de estos minúsculos seres, que además de parecer trabajadores made in Germany, se encargan de polinizar las flores de la base de cadena alimentaria y por ende de generar el alimento de la mayor parte de los seres vivos. Si para aquel genio la desaparición de la totalidad de esa especie suponía una catástrofe para mí la desaparición de una sola lo es. Volvía hoy a reflexionar en ese paseo-carrera nocturna por la Subbética, bajo un cielo repleto de estrellas de la insignificancia de nuestra insistencia. Valga como comparativa que cada una de esas estrellas, millones y millones de ellas, se asemejaran a cada uno de los sueños y proyectos de nuestra vida, por muchas metas que alcancemos y objetivos que superemos, al mirar a nuestro cielo, al hacer recuento siempre nos falta alguno. Claro está que como ocurre con algunas de las estrellas que vemos pueden que ya ni existan ya que su luz que va a la friolera de 300000 km/s, a pesar de viajar a esa velocidad, dada la inmensidad del cosmos, puede que partiera de ellas hace cientos o miles, o incluso cientos de miles de años, tiempo suficiente para que esos inmensos astros se hayan apagado. Lo mismo les ocurre a nuestros proyectos, algunos se hacen realidad, otros no existen ya, y otros tardan tanto en realizarse que nos exasperan.
Posted on: Wed, 07 Aug 2013 22:55:52 +0000
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