Qué hacer con la plaga de la Droga(1) Diogenes Diaz - TopicsExpress



          

Qué hacer con la plaga de la Droga(1) Diogenes Diaz Carabalí Tras la plaga de la droga hay siempre un drama social: un hijo abandonado por sus padres, una madre soltera sin autoridad, un muchacho con carencias de afecto, un ser criado dentro de los caprichos y sin dirección, una falta de oportunidad, una exclusión social por algún aspecto, una marginación del entorno donde la persona se desenvuelve, un racismo por su color, su condición étnica, su aspecto físico. Lo más complicado de las drogas es que están ahí, fuera, en la calle, esperando por un muchacho o una muchacha de comportamiento frágil, que busque escapar de la realidad. Con todas las formas represivas de un estado impotente, con las diarias incautaciones realizadas por la policía, con los expendedores sindicados de un delito penal, con la violencia que se desata entre distribuidores por el dominio de un determinado territorio, con tanta teorización de psicólogos y sociólogos. Basta una mirada a nuestros parques y nuestras casas. Incluso juzgamos a las autoridades por incompetentes. Acusamos de falta de atención al problema. Hasta justificamos al drogadicto por padecer una enfermedad con matices incurables. Pero la droga sigue allí, se consigue fácilmente, existe para todas las posibilidades económicas, para todos los estratos, para todos los sectores de la población. He visto madres y padres desgarrarse en llanto cuando impotentes no pueden salirle al paso al consumo de sus hijos adolescentes y, eso que, por lo general, la familia es la última que se entera que en casa tiene a un consumidor compulsivo. Cuando lo hace, ya no hay remedio. Es entonces cuando los padres deciden echar al drogadicto de casa agravando su aislamiento, su discriminación, sus posibilidades de consume porque se convierte en habitante de la calle. En resultas ¿Qué podemos hacer? Las autoridades se vuelven tolerantes. El legislador aprueba Dosis Mínima, el policía no aplica el Código de Policía para impedir que se consuma en sitios públicos como ocurre en cualquier país avanzado del mundo. Tenemos que absorber también nosotros el molesto humo del cacho de mariguana, el nauseabundo aroma del bazuco las drogas más populares, además del desaseo del vicioso; tenemos que saltar el bulto del drogadicto que escampa sobre los andenes hasta entrado el día maduro. Las autoridades de salud se dedican a publicitar discursos de “expertos” pero no hay una acción concreta, el tema de la rehabilitación se ha dejado a instituciones altruistas generalmente manejadas por exdrogadictos que carecen de los recursos técnicos y físicos para que el dependiente pueda vincularse de nuevo a la sociedad. Esas “curas milagrosas” se convierten en una nueva frustración. Hasta ahora las drogas han ganado la batalla. Nuestros pueblos y ciudades extienden su población de consumidores compulsivos. Hemos fracasado en todas las campañas para evitar el consumo. Los tratamientos terapéuticos no dan los resultados esperados. Se han encarcelado cientos y cientos de personas por el cultivo, el procesamiento, el transporte, la distribución. Las drogas son un negocio tan rentable que da para conformar ejércitos particulares, sobornar autoridades, crear una “Cultura” de la mafia donde se imponen códigos que afectan la esencia del ser humano, que perturban la vida normal de muchachos y muchachas, con planes de consumo a largo plazo en los que mucho tiene que ver el modelo económico de nuestra sociedad, con un sentido superfluo de riqueza y comodidad, mientras la maldición campea libremente.
Posted on: Sat, 09 Nov 2013 15:01:23 +0000

Trending Topics



Recently Viewed Topics




© 2015