Romanos 4,20-25 Sigue el ejemplo de Abrahán, que a Pablo le - TopicsExpress



          

Romanos 4,20-25 Sigue el ejemplo de Abrahán, que a Pablo le parece muy válido para reafirmar su doctrina de la salvación por la fe y no por las obras. La fe del gran patriarca no fue precisamente fácil. Tuvo un gran mérito, porque las dos promesas de Dios -la paternidad a su edad y la posesión de la tierra- se hacían esperar mucho. Como decía Pablo el sábado pasado, Abrahán creyó contra toda esperanza, contra toda apariencia. Y es esa fe la que se alaba en él, la que se le computa como justicia, o sea, como agradable a Dios. Igual nos pasa a nosotros cuando creemos en el que resucitó de entre los muertos, nuestro Señor Jesús. Cuando Pablo habla de justicia y justificación, no se refiere a lo que ahora podríamos llamar buscar excusas o ser objeto de una decisión judicial: justicia equivale a santidad, gracia, ser agradable a Dios. b) Con razón es llamado Abrahán padre de los creyentes y le miramos como modelo de hombre de fe los cristianos, los judíos y los musulmanes. Abrahán nos enseña a ponernos en manos de Dios, a apoyarnos, no en nuestros propios méritos y fuerzas, sino en ese Cristo Jesús que ha muerto y ha resucitado para nuestra salvación. Como la Virgen María, que es para el NT el modelo de creyente que para el AT era Abrahán, y a la que Isabel alabó por su fe: dichosa tú, porque has creído. Se trata de que nos descentralicemos de nosotros mismos y que orientemos la vida según el plan de Dios, fiándonos de él. Hoy, en vez de un salmo, como meditación después de la primera lectura, rezamos el Benedictus evangélico, que, en continuidad con Abrahán, nos hace ser más conscientes de lo mucho que hace Dios y de lo poco que somos capaces de hacer nosotros por nuestra cuenta: el Señor Dios ha visitado a su pueblo... realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando el juramento que juró a nuestro padre Abrahán para concedernos que le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. Es él mismo el que nos concede vivir la jornada con santidad y justicia: no son obras nuestras que le ponemos delante, como exigiendo el jornal al que tenemos derecho.
Posted on: Mon, 21 Oct 2013 15:23:30 +0000

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