"SOBRE LOS DIPUTADOS" La verdadera función de los diputados es - TopicsExpress



          

"SOBRE LOS DIPUTADOS" La verdadera función de los diputados es no hacer nada. Y lo están haciendo muy bien. Quejarse de los diputados y en general de cualquier servidor público notable que nos rebase en sueldo es uno de los deportes más populares del país. Cuando utilizamos el mismo léxico de todos los demás, somos como todos los demás. No te ofendas con el sueldo de los diputados. Su sueldo no está mal. Lo que está mal es tu sueldo. Los diputados son personas que ocupan resquicios de poder limitados pero peligrosos. Resquicios que si no son controlados pueden causar molestias mayores. Nos conviene entonces abordar el asunto de los diputados con una macrovisión dado que la alternativa es usar el mismo campo semántico de siempre y quejarnos de sus salarios. Decir de ellos lo de siempre es negarnos la posibilidad de observar el fenómeno desde una posición más objetiva. No, no soy diputado. No, no tengo familiares diputados. Ni amigos diputados. Soy un tipo que insiste en que tenemos que hackear nuestro pensamiento convencional. 0 Veamos. La primera crítica hacia un diputado radica en el ostentoso salario y beneficios que perciben. Nadie toma en serio críticas que parecen berrinches. Para mí el problema no es el salario del diputado. En realidad me parece muy bueno. Yo quisiera tenerlo y contar con las mismas exenciones fiscales que ellos. El problema es la desproporción comparada con tu salario de diez mil pesos al mes. O de veinte mil. O de treinta mil. Los diputados tienen cosas que tú no tienes. Los diputados tienen influencia real en un amplio número de personas. La gran mayoría de los diputados emergen de puestos de poder inmediatamente inferiores, como líderes sindicales, líderes sociales de algún tipo, jefes de organizaciones, movilizadores de grupos de protesta y etcétera. Entiende que los diputados no necesitan herramientas intelectuales técnicas para ejecutar su inacción. Para ello tienen ayudantes que leerán, editarán o escribirán las propuestas, respuestas, cartas, peticiones o cualquier otro tipo de documento oficial necesario. El problema viene cuando enfocas “la flojera” de los diputados con “tu productividad”. Mucha gente aún cree que estar ocupado y partirse el lomo de sol a sol es lo que todo el mundo debería hacer para ser productivo. Yo vengo a la oficina a las once de la mañana y estoy aquí cuatro o cinco horas. A veces más. A veces menos. Y soy productivo porque me enfoco en cosas de alto impacto y porque he aprendido a delegar. Sin embargo, cuando tú trabajas de siete de la mañana a diez de la noche de martes a domingo descansando los lunes consideras injusto que un diputado lleve una rutina laboral tranquila. Admite que hay cosas que él ha hecho que tú nunca te has preocupado por dominar. Ese diputado que criticamos sabe convocar a cinco, diez, quince mil personas a una manifestación de cualquier tipo. Sabe conseguir citas con un gobernador. Sabe conseguir donaciones del dueño de un gran imperio. Sabe cómo salir en el periódico. Tú no. Tú no puedes ni convocar adecuadamente a que diez de tus amigos lleguen puntuales a la reunión del próximo fin de semana. No minimices ese poder de convocatoria que los diputados tienen. Es su gran as y no está bajo la manga. Entiende que si alguien puede convocar a miles de personas con un pestañazo significa que puede desestabilizar una que otra cosa. Ni tú, ni yo, ni ellos queremos desestabilización. Más allá de un crecimiento económico mediocre, más allá de gobernantes corruptos, más allá de un pueblo con mentalidad de rodillas, es la desestabilización social lo que hace que un país no progrese. Te voy a contar una historia. Espero con ello ilustrar el por qué creo que cada quien cosecha lo que siembra al margen de la economía y la política en que se muevan. Hubo un periodo de niños donde entre mi hermana y yo rompimos poco a poco todos los vasos de cristal que teníamos en casa. Fueron tiempos de grandes carencias económicas y el asunto de los vasos lo simbolizó perfectamente. Mamá solucionó el problema utilizando frascos de cristal de mayonesa, mermelada y café soluble. Recuerdo claramente la sensación de vergüenza extrema que sentía cuando alguien nos visitaba y sólo podíamos ofrecer agua en aquellos vasos improvisados. Hoy estoy escribiendo todo esto desde la oficina de mi negocio. Puedes culpar al PRI. Puedes culpar al PAN. Puedes culpar al PRD. Puedes culpar siempre al gobierno, su política macroeconómica, su política hacendaria y educativa. Culpa a todos los que gustes, pero la realidad es que si tienes talento, determinación y visión puedes hacer todo lo que quieras. Moriré pensando eso. Apúntalo: talento, determinación y visión. Si eres inteligente y audaz siempre encontrarás la forma de hacer dinero bajo cualquier tipo de economía o situación política. No hay economía o situación política que resista el embate de un individuo realmente decidido a retar a su realidad. No la hay. Lo opuesto también es cierto y la prueba es que aún bajo las mejores economías siempre hay gente que se las arregla para no sacarle provecho al asunto y vivir en la pobreza. Reconozco que los modestos logros personales que he tenido han sido por la relativa estabilidad que ha habido en el país. Y antes de que enciendas tu primera bomba molotov para protestar por mi comentario, quiero decirte que conozco de Acteal, del FOBAPROA, de la represión al EZLN y los mil y un incidentes sociales que han ocurrido desde hace varias décadas hasta el día de hoy. No. No voté por el PRI. No. No voté por el PAN. Tampoco soy perredista. No voto ni participo en los procesos electorales. Tranquila. Tranquilo. Sigamos. Un dirigente social con amplia capacidad de convocatoria que no tiene un flujo constante de dinero es un dirigente acorralado. Por muy buenas que sean sus razones para manifestarse, aún debe regresar a casa y poner pan en la mesa. El poder real en la cumbre del país conoce su juego y sabe esto. Por eso ofrecen diputaciones a personas claves. A personas que necesitan ser controladas. A través de un salario de ensueño, el Estado controla a la gente que tiene más capacidad de armar desmadres y estos a su vez controlan a su gente. Con excepciones de linaje y compromisos ancestrales muy arraigados, la mayoría de los quinientos diputados combinados con militares clave, jefes del crimen organizado y gobernadores que tenemos representan el control efectivo de un país. No se trata de desgarrarnos las vestiduras o buscar desaparecer ese balance. Se trata primero y antes que nada de entender que el balance es siempre el estado ideal en todo. Llámalo amor. Llámalo negocios. Llámalo política. Llámalo vida. Tener a quinientas de las personas más rijosas del país controladas a través de grandes salarios y concentradas en un mismo punto de reunión es preferible a tenerlas desperdigadas por todo el país como cañones sueltos. Que ganen lo que quieran. Es una ganga. Y no te ofendas ni te vanaglories nunca por lo que hagan o no hagan otros. Enfócate en expandir tu área de influencia. Mucho de lo que estoy escribiendo aquí va en contra del sentido común. Ofendernos fácil y escandalosamente es mucho más fácil que analizar objetivamente. Criticar sin tener el panorama general es más sencillo que considerar ramificaciones de largo plazo. Puedes quejarte todo lo que quieras pero el país funciona. ¿Podría funcionar mejor? Claro. ¿Podría funcionar mucho mejor? Claro que sí. Antes de pedir cárcel, pena de muerte o exilio forzado para nuestros diputados, te invito a contar el número de ocasiones que vas al Oxxo. ¿Cuántas veces por semana compras algo en Oxxo? No hay nada saludable en Oxxo. Absolutamente nada. No hay nada vital que comprar ahí. Llámalo saldo para tu celular, Coca-Cola, sabritas, hielo para tus borracheras, cigarros, pilas, no hay nada que Oxxo ofrezca que necesitemos realmente para sobrevivir. Y sin embargo vamos y gastamos ahí. Y cuando lo hacemos, no consideramos que esos veinte o treinta pesos en chucherías que compramos podrían significar una lata de atún y tortillas para la familia de indigentes que nos acabamos de cruzar en la entrada. Esos veinte o treinta pesos son insignificantes en nuestra economía personal y no nos sentimos culpables por gastarlos. Ni siquiera reparamos en ello. “Para eso trabajo”. Cuando nos damos una escapada de fin de semana o cuando vamos al antro y pedimos una botella, no consideramos que ese dinero es el equivalente a varios meses de salario para familias realmente jodidas en la colonia más pobre de tu ciudad. No nos sentimos mal al respecto. De hecho, lo justificamos. “Para eso trabajo”. “Es mi dinero”. Y es cierto. No se trata de sentirnos culpables. Se trata de entender que la capacidad que tenemos de adquirir iPhones, viajes, boletos para conciertos y tonterías en el Oxxo es el equivalente a un sueño para cierto sector de la población. El simple hecho de vivir desconectados de ese sector nos impide entender que nuestro gasto es un despilfarro de banalidad extrema. Lo mismo ocurre con los diputados. En tu círculo las personas con diez, veinte, treinta mil pesos de salario al mes son la norma. En el círculo de ellos, ciento cincuenta mil pesos son irrelevantes. Se mueven en círculos donde incluso perciben que les falta recibir más. Y así como para ti cambiar de celular o irte de vacaciones de vez en cuando no es un gran lujo, acepta que para un diputado cambiar de camionetas y tener seguro médico de primer mundo tampoco es la gran cosa. Todo es perspectiva. Y tú, que estás leyendo este blog, eres alguien que tiene muchas cosas que otros no. Repito: esto no es una apología a los diputados. Es un llamado al análisis profundo. Tú puedes leer y entender este código llamado alfabeto y procesar la información que alguien como yo – alejado en tiempo y espacio – intenta transmitirte. Tú puedes ir al Oxxo y comprarte unas Sabritas y un refresco. Y no pasa nada. Tú puedes acceder a internet cuando lo deseas y usar la tecnología más relevante del mundo. Hay gente que no. Pero no los conoces. Y sólo miras para arriba. Los diputados son cabrones que saben adaptarse. Cuando tú evitas los cambios, ellos los abrazan. Tranquilo. No te exaltes. No intento hacer héroes a los diputados. Recuerda, ellos cumplen una función que el común de la gente no puede por el simple hecho de ser eso: común. No seas común. Exprésate y piensa diferente. Ve el panorama general de las cosas. Las conexiones que los diputados tienen no son gratuitas. Hay que saber mantenerlas y generarlas. De vez en cuando recibo llamadas de gente que busca trabajo. Es gente a la que conocí en circunstancias ya casi olvidadas y que en cinco o diez años jamás me han propuesto ir a un bar o a un café. Trato siempre de ser amable y orientar adecuadamente a quien me pide ayuda. Sin embargo, con toda honestidad, lo que hago cuando tengo espacios laborales disponibles es llamar primero a gente de mi círculo. Es algo natural tener una especie de equipo mental al cual recurrir cuando las posibilidades se expanden. Llámalo tu clan, llámalo tu red, llámalo tu familia. Todos tenemos uno. Pregúntate cuándo fue la última vez que fuiste a una fiesta de alguien que te desagrada. Pregúntate a quiénes invitas a tus fiestas. La gente ordinaria no va a fiestas de personas que les desagradan. No ven la necesidad de hacer networking. La gente ordinaria rechaza a todos los que no comulgan con ellos. Los diputados no. Ellos van a todas las fiestas. Platican con todo el mundo. En el salón del Congreso puede parecer que los diputados del PRD no hablan con los del PAN pero la verdad es que comen en los mismos restaurantes y sus hijos van a las mismas escuelas. Cuando la gente ordinaria organiza una boda o un evento grande sólo piensa en sus amigos y no en ampliar su red. Si la hija de un diputado se casa, éste invita a todos los gobernadores y hasta el Presidente aunque sepa que no van a asistir. No importa que no sean realmente amigos o que jamás hayan convivido. La política es un conjunto muy sutil de conceptos, gestos y señales que hay que aprender a dominar. No es vivir siendo un interesado. Es saber desarrollar conexiones. Es saber agregar valor a las demás personas. Cuando tú inyectas una cantidad enorme de valor a tu círculo, es fácil recibir oportunidades de todos ellos. Muchos de los diputados no son tipos cultos. No necesitan serlo. No hables en términos dogmáticos o “patrióticos” queriendo tener ejemplos totales de virtud en el Congreso. Eso es tonto. Queremos gente que mantenga un cierto orden. Si quiero hablar con gente realmente culta, primero intento ser culto yo. Si quiero gente realmente productiva allá arriba, primero soy productivo yo. Si quiero gente con una visión de largo plazo allá arriba, primero la desarrollo yo. Deja de ir a manifestaciones. Deja de compartir memes irrelevantes sobre los diputados. Deja de quejarte de ellos y sé una persona de clase mundial, alguien a quien tu círculo sepa que puede recurrir. Aumenta tu esfera de influencia en el buen sentido. Transforma lo que te rodea a través de tu visión y ejemplo. No se conquista un territorio hablando de él. ¿Y qué propones Aarón? ¿Que los dejemos tranquilos y que ya no los critiquemos? Exactamente eso. Ignora a tu ex-amantes que te dan dolores de cabeza y dejarán de hacerte dramas. Que los hagan en otros lados. Deja de ser visceral con las situaciones que no son de tu agrado. Controla tus reacciones. Ignora esos llamados a votar, a participar en la “democracia” y etcétera. Verás como poco a poco ese mundo deja de ser relevante en tu vida. Construye tu pensamiento y conocimiento día a día. Habla de ideas, no de quejas. Lidera con el ejemplo. Vuélvete alguien fascinante. La gente fascinante no habla de gente mediocre. Las personas con mentalidades simples hacen análisis simples. Deja atrás los análisis simples. _______________________________________ Comenta haciendo clic en aaronbenitez.net/hackear-la-vida/sobre-los-diputados/
Posted on: Sun, 29 Sep 2013 15:59:17 +0000

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