Saturados de tanta legislación ¿Sabe usted cuántas leyes, reglamentos y prohibiciones existen en Guatemala? ¿Unas mil? ¿Cinco mil? Pues no, algunos estiman que tenemos más de setenta mil regulaciones de todo tipo (Editorial de elPeriódico, 24/sep/2012). ¿Sorprendido? Es impresionante la cantidad de prohibiciones con las que vivimos en Guatemala. Cada vez que el Congreso de la República emite una nueva ley o legislación y que el Gobierno emite un nuevo decreto perdemos libertad y responsabilidad. Es frustrante ver que algunos grupos de presión consideran que el diputado debe emitir leyes todo el tiempo para justificar su trabajo. ¿No se les ha ocurrido que debería estar haciendo lo contrario, es decir, derogar leyes? Si acaso debe aprobarse una ley es la del “ocaso de leyes”; es decir, que una ley que no se ha usado en cinco años se derogue automáticamente. No es la cantidad de leyes la que hace mejor al país. Si así fuera, Guatemala sería de los mejores países del mundo. A pesar de tantas leyes seguimos llenos de violencia y con uno de los más altos índices de homicidios por cada cien mil habitantes. Leyes contra los delincuentes, sobran. Castigos y penas severas cuando se juzga y condena a alguien que es culpable, existen. Sin embargo, las instituciones no terminan de funcionar bien, no hay certeza ante la ley y por ello es que existe tanta impunidad en el país. Hace dos días se legisló sobre el robo de teléfonos celulares. ¿Por qué tenemos que emitir una ley de robo de celulares si ya se prohíbe robar? Les complicará la vida a los ciudadanos y no evitará que se sigan robando los teléfonos celulares. ¿Acaso los delincuentes no saben que el simple hecho de robar está prohibido y penado por la ley? Otra ley que viene con muchas regulaciones a sumarse a esa acumulación de prohibiciones que tenemos por delante. ¿Y qué decir de la ley para los motoristas? Hace cuatro años se aprobó una ley en la que se prohibía a dos personas viajar en la misma moto a la vez. ¿Para qué? ¿A quién se le ocurrió? ¿Sirvió? La intención era evitar asesinatos desde las motos. La ley no sirvió. Más bien fastidió a las familias humildes que con mucho esfuerzo tienen una moto y el dueño lleva a su esposa e hijos al trabajo o colegio. Ahora se les ha ocurrido que los motoristas deben llevar un chaleco anaranjado pero además que solo circulen por la derecha. Si no hay certeza ante la ley ¿para qué seguimos inventando leyes tan ridículas como esta? Otro ejemplo reciente es la ley “Marco para regular la reducción de la vulnerabilidad, la adaptación obligatoria ante los efectos del cambio climático y la mitigación de gases de efecto invernadero”. ¡Vaya con el nombrecito! El cambio climático siempre ha existido y entendemos poco sobre él. Cada día hay más científicos y economistas que consideran que es mejor adaptarse que intervenir para tratar de mitigarlo. Si Ud. es curioso, trate de leerla y verá que esta ley nació obsoleta. Está llena de afirmaciones muy cuestionables, además que crea el Sistema Nacional de Información sobre Cambio Climático, a cargo del MARN (Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales) y el Consejo Nacional de Cambio Climático, que dirigirá la Presidencia de la República. Más burocracia, más gasto y no se ve nada claro que servirá para algo. Guatemala se está convirtiendo en un país de esclavos sometidos a miles de reglamentos y legislación casuística. Creer que a mayor cantidad de leyes y regulaciones estaremos mejor es un error. Mientras más leyes tengamos, menos civilizados nos volvemos pensando en hacer o dejar de hacer cosas por castigo, por ley, en vez, por medio de la persuasión.
Posted on: Fri, 20 Sep 2013 08:00:56 +0000
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