Se ha trastocado de tal forma el sentido cristiano en muchas conciencias que, al hablar de mortificación y de penitencia, se piensa sólo en esos grandes ayunos y cilicios que se mencionan en los admirables relatos de algunas biografías de santos. Al iniciar esta meditación, hemos sentado la premisa evidente de que hemos de imitar a Jesucristo, como modelo de conducta. Ciertamente, preparó el comienzo de su predicación retirándose al desierto, para ayunar durante 40 días y 40 noches, pero antes y después practicó la virtud de la templanza con tanta naturalidad, que sus enemigos aprovecharon para tacharle de hombre voraz y bebedor, amigo de publicanos y gente de mala vida. Hay que descubrir con toda su hondura la sencillez del Maestro, que no hace alarde de su vida penitente, porque eso mismo te pide El a ti.
Posted on: Mon, 01 Jul 2013 12:21:39 +0000
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