Se llamaba Teresa... Pasé toda la tarde con mi señora madre buscando un torito de Pucará que no estuviera pintado con colores fuertes como los presentan ahora (dicen que así los prefieren los turistas), buscaba uno tradicional para dejarlo en el techo de mis ensueños. Lo encontré después de pasear por varias galerías artesanales en la avenida Pettit Thouars. Hacía mucho frío. De regreso a la casa de mi madre la avenida Javier Prado estaba más que congestionada. Parecía 24 de diciembre, a las ocho de la noche. Debe haber ocurrido un accidente, le dije a mi madre. Esto no es normal. Avanzamos lento, muy despacio. Casi a la altura de Guardia Civil vimos carros de bomberos, ambulancias. Me asusté mucho cuando vi el cuerpo de una mujer en el suelo. Debe haber fallecido, le dije a mi madre, de otro modo estaría en la ambulancia. Mi mamá comenzó a rezar, le pidió a la Virgen ayudar a la señora. Rezó en voz alta. Por favor Mili no corras, maneja con cuidado hijita, mira todo lo que pasa, me terminó pidiendo. Le prometí cuidarme. Dejé a mi madre en su casa t me fui al cumpleaños de una buena amiga, le conté lo que había visto. Deseé que se hubiera salvado. Acabo de regresar a mi casa hace unos minutos, prendo mi computadora para leer las últimas noticias y leo los detalles del accidente. Dos heridos, una señora muerta. Teresa Peralta se llamaba, tenía 83 años. Su esposo Modesto Pastor era quien manejaba, la misma edad. Resultó herido, también un niño que iba en el asiento de atrás. Dicen los testigos que un carro lo cerró, que perdió el control. No desperté a mi mamá. No le quise decir que la señora por quien tanto rezó había fallecido. Me fui a dormir pensando en los hijos de Teresa, en los nietos. En su esposo Modesto. Me quedé pensando en mi madre quien me enseñó desde niña a rezar por gente que no conozco.
Posted on: Mon, 26 Aug 2013 07:05:55 +0000
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