Segunda Edición. La luna vino a la fragua con su polisón de - TopicsExpress



          

Segunda Edición. La luna vino a la fragua con su polisón de nardos. El niño la mira, mira. El niño la está mirando... A lo largo de la gran casa. Una casa de pasillos, cimentada en sus antepasados, por los que se escuchan las voces del niño dormido, balbuceante, resguardado por la muralla de sus cobijas. Su voz retumba las paredes mientras el hombre de negro se acerca más y más. Con cada paso, las cobijas descienden, dejando al descubierto los pies del infante, que logran invadirlo de frío; cada pisada se clava como un ponzoñoso ataque que desviste e intenta ahogar la inocencia perdida del niño, su memoria olvidada. El gran hombre, entre uno y otro paso, atraviesa una por una las ventanas del pasillo, uno muy largo, ya que incluso a buen ritmo, demoraba de quince a veinte minutos poder pasarlo. Al cruzar el pasillo se enfrenta a lo único que se le antepone, la puerta de un dormitorio adornado por juguetes y con una pesada fragancia a niño viejo, muerto. Desgarrándose manos, pies y torso, el negro ser, supera el obstáculo que desprendía una fuerte fragancia a humedad, causada por el descuido. Era como si nadie hubiera entrado o siquiera intentado salir de aquella habitación, hace mucho tiempo. Luego de cruzado el umbral, y al dar unos tres pasos más, el negro ser se halló junto a ese color azul cielo que envolvía toda la cama, en la que dormía el niño. Unas manos frías y ásperas, comienzan a ascender por las piernas del pueril cuerpo, cuyos ojos ya se abrían de a poco pero, no sus pies, esos estaban paralizados,no reaccionaban, no lo querían hacer; tampoco sus ojos y, mucho menos, sus brazos que caían sobre sí como inertes trozos de carne y hueso, alrededor del colchón blanco almidonado. Su boca quería gritar, sin embargo, no logra concretar palabra; mientras, el hombre sigue su ruta, primero son los dedos de los pies, los saborea uno por uno, escarba las uñas, las limpia y lame para jactarse con el temor infantil. luego sus pies, se toma su tiempo para poder acariciarlos y dibujar en ellos una cartografía de la maldad. Continua con la entrepierna, se la agarra fuerte y sin miedo. Ya en este depravado punto, el niño no reacciona, simplemente rememora la imagen de aquel monstruo que reposaba hasta hace poco, debajo de se cama. El que lo asustaba, ahora, ha tomado posesión de un cuerpo con una tenue y tenebrosa figura humana, la de un hombre negro que le recorre, le escarba y desnuda, le desviste, le inunda de un lívido, no un lívido cualquiera, un lívido de sangre, de deseo. El hombre ya no aguanta más. De un momento a otro, el posar su mano por debajo de las cobijas, no es suficiente, ya no le satisface. Ahora, quiere controlar y atacar al menor, no le preocupa lastimarlo, quiere verlo sufrir, desbordarse en un llanto inocente. Quiere que el niño no entienda, que se pregunte por qué alguien es capaz de golpearlo. La mano ubicada, por encima de la entrepierna, que ya se hallaba sobre el abdomen del infante, empieza a jalar... - ya, maldita sea - grita con un eco exorbitante el niño temeroso, que ha logrado vencer su silencio, - demasiado tarde - ,repone el hombre, que ya tiraba fuerte, en un solo movimiento, la cobija color pastel, a la que el niño se aferraba, en este punto, con gran ahínco como si su mantita lo fuera a proteger, a impedir que el monstruo que alguna vez sólo lo asustaba y que ahora lo intentaba dominar, se alejara y no volviera. Lo blanco resguardó el cielo por unos instantes. No se lograban entender los cuerpos, quién dominaba,quién era el dominado, la poca luz que del pasillo llegaba, se esfumó con el vuelo de la tela. El monstruo que vivió en el interior de la cama, ya no era un monstruo. El niño había dejado de ser el soñador al que el frío invadía por lo pequeño de su manta, su figura se había tornado en la del hombre que simplemente jaló la cobija y se posó sobre la cama. Ya el monstruo no existía, era mucho peor, era un niño grande que había olvidado vivir y que seguía escuchando ...¡ay, cómo canta en el árbol! Por el cielo va la luna con un niño de la mano. Dentro de la fragua lloran, dando gritos, los gitanos. El aire la vela, vela. El aire la está velando.
Posted on: Wed, 18 Sep 2013 04:22:14 +0000

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