¡Señor, ya no soy más una niña! Tengo la impresión de que estoy llegando a la plenitud de mis días. Mi hogar, mis hijos, mi trabajo, me dicen que ya realicé algunas cosas. Hoy dirijo mis ojos hacia los hijos que tu bondad me concedió. ¡No puedo esconder la alegría incontenible de ser madre! Cuando nació mi primer hijo, mi corazón casi explotó de alegría. Después vino otros, y la alegría continuó. ¡Señor, en este día yo te doy las gracias por los hijos que me diste! No puedo esconder, en esta hora, una cierta preocupación. ¡Ellos son tan frágiles, tienen tantas riquezas escondidas en esa fragilidad! De noche, cuando están durmiendo, voy a contemplarlos en su dormitorio. Cierro mis ojos y pienso en el futuro. ¿Quiénes serán ellos? ¿Qué les reserva la vida? Quiero ser amiga de mis hijos, quiero escucharlos, quiero servir a cada uno de ellos. Quiero reír cuando estén riéndose. Quiero llorar con ellos. Señor, haz que yo sepa respetar la personalidad de cada uno de ellos. Haz, Señor, que yo sea paciente y comprensiva. En este día, imploro tus más ricas bendiciones para mis hijos de mi vida. Amén.
Posted on: Tue, 15 Oct 2013 20:23:27 +0000
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