Siempre el tiempo pasaba volando frente a mí, pero... esta vez era la excepción, no tenía más de cuatro días en Paris, Francia y ya deseaba que los tres meses acabaran... Alexander y su esposa... Martha, la mujer de que siempre olvidada su nombre y ella el mío, puesto que casi no le hablaba. Alex buscaba lo mejor para ella, sí lo mejor. Y yo los fastidiaba diciéndoles ancianos aunque él tenía 21 y ella 20... Unos años mayor que yo. Alex vivía en un PentHouse cerca a la Torre Eiffel. Estábamos en el Hotel Pullman Paris Tour Eiffel, el lugar era hermoso, se podía decir que de clase alta y muy lujoso. Extrañaba a mis mejores amigos, Seth y Brady, pero sabía que Seth no vendría, aquella niña de cabellos dorados que lo tenía enamorado no permitiría que se alejara de ella y él mucho menos de ella. Brady, él si vendría lo tenía de seguro, aunque esta vida extraña que yo llevaba de lujos, lugares extravagantes ciudades aglomeradas no sabía si le gustaría. Lo llamé y hablamos, mi corazón se aceleró un poco, muy alegre de que aceptara mi propuesta, venirse a Francia a acompañarme. Ya que no conocía a nadie. No perdí tiempo y llamé a “Tren de carga” y “Holps” los guardas favoritos de papá, que ahora me pertenecían si así podía decirse, ya que harían absolutamente todo lo que yo dijera sin decir ni un pero. Los miré como siempre debía elevar la mirada, eran muy altos, yo los describía como los guardias de acero, eran mi triple de ancho llenos de músculos en todo el cuerpo, realmente me asustaba que atacaran a alguien. Siempre vestían de traje entero y lentes negros, con auriculares en sus oídos muy bien ocultos y portaban armas. Casi siempre que yo salía de Forks papá los mandaba a seguirme y “cuidarme” ahora en francia yo salía y ellos a varios pasos tras de mí me seguían. Saqué mi celular y les mostré la foto de Brady, la más reciente que tenía, pero ellos imaginaron que debían darle una paliza, inmediatamente los detuve y les dije que era mi mejor amigo y quería que lo trajeran a Francia conmigo, aceptaron y se retiraron. Les advertí que si lo lastimaban les hiría muy mal y ellos aceptaron. Llamé a la compañía y pedí un avión, obviamente privado. Parecía una misión ultra secreta y me causaba gracia. La compañía consiguió un avión privado, el de mi padre y lo mandó al aeropuerto más cercado de Francia, para recoger a tren de carga y holps. Yo fui y vi cuando se fueron luego me fui al hotel e intenté convencer al recepcionista de darme una habitación, pero me dijo ¡No hay libres! ¿Cómo qué no hay libres? Me enfadé mucho y seguí pidiendo mi habitación, pero no había alguna disponible. Debí acomodar mi habitación y por suerte había una segunda cama, allí dormiría Brady, por unas noches mientras se le encontraba una habitación de primera clase libre en el hotel. Recogí mis desastres, bolsas de ropa y más. Solo me senté a esperar que llegara él.
Posted on: Tue, 20 Aug 2013 17:42:52 +0000
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