Sobre gustos escribo. Nada me importa más que saber el origen de algo. Los finales siempre son norteamericanos y los procesos políticos… Alguien determinó que hoy no sería un día cualquiera, alguien diferente a quien maneja el clima, otra mente despreocupada donde no hay espacio para la crisis del sistema financiero español, ni la crisis local del gas, y quien sabe de los problemas que aquejan a los empleados judiciales. Alguien tuvo una necesidad y como decimos los peronistas, “para cada necesidad existe un derecho”, así fue que en cinco minutos comenzaron las especulaciones respecto al aroma que provenía de la cocina, el mismo fue atribuido a bifes de chorizo, pan con chicharrón o algún guiso recalentado… nada me cerraba, eran las 10.30hrs., y se suponía que estábamos trabajando. Casi con apetito fui siguiendo el olor que terminaba al final del pasillo, al abrir la puerta una enorme bolsa con pochoclo era saboteada por innumerables manos, las mismas que realizaban los cálculos en la oficina de gastos. Mientras mi papilas gustativas pedían a gritos saber si eran dulces o salados, cerré los ojos engañadores de mi estómago, pedí con la jefa del área, quién masticando desde su escritorio me preguntó que necesitaba:...“pochoclo” pensé y quise en lo más profundo de mi ser, mientras mordía mi lengua y tragaba saliva, demoré y di vueltas por diferentes temas, no quería explicaciones por más necesarias que fueran, quería pochoclo!!! Me fui, con una nota de disculpas por el hecho atroz cometido, que finalizaba con la triste frase “nos comprometemos a no hacerlo más”. Moraleja: si morís por saber si son salados o dulces, probalos antes que se termine todo. Pichuca “Pochoclín” Monassa.
Posted on: Thu, 22 Aug 2013 20:45:52 +0000
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