Sucedió una cálida noche en la que el viento traía pellizcos de - TopicsExpress



          

Sucedió una cálida noche en la que el viento traía pellizcos de una brisa reconfortante y el ambiente llenaba la habitación de bellos recuerdos y grandes esperanzas. Él, pensativo y sentado en su viejo sillón, con vistas al mar y con una copa generosa de vino dulce, tenía un rostro robusto, forjado y curtido en mil batallas; las cicatrices, de tanto pelear, se veían de forma muy clara aunque en realidad las llevara por dentro; su mirada, a pesar de verse desgastada por la erosión del tiempo, era profunda y desprendía un serenidad indescriptible. Su presencia, transmitía tranquilidad a la par que alegría, sentarse a su lado mirando al horizonte, a lo profundo del mundo, daba armonía y serenidad. Gozaba de una sensatez francamente sorprendente y poseía una clara habilidad para transmitir todas estas sensaciones a quienes compartían asiento con él. Apenas nos conocíamos, casi éramos extraños, pero parecía que llevásemos toda una vida compartiendo noches como aquella. Junto a él, no había momentos incómodos. De fondo, sonaban sin parar melodías orquestales y bandas sonoras de películas. Gran parte del tiempo lo pasábamos en silencio, no hacía falta hablar demasiado y tampoco hablábamos de nada en concreto; ahora un chiste, ahora un comentario sobre una obra de teatro y ahora una cuestión cotidiana de la vida. Cualquier tema llenaba intelectual y espiritualmente. Entonces, en esa noche cálida, le pregunté: -¿Se puede huir de un lugar con la certeza de que nunca tendrás que volver allí?-. Él permaneció sereno, tranquilizador, con ese aire enigmático, disfrutando del momento y del instante que vivía. Al cabo de un buen rato se inclinó, con los ojos cerrados hacia su copa de vino que esta vez sostenía con ambas manos, y, cuando levantó la cabeza y abrió los ojos, pude ver una mirada de la que emanaban un sinfín de recuerdos y vivencias. Fue entonces, en ese preciso instante, cuando con una media sonrisa me dijo: - Se puede, desde luego, si así te lo propones. El problema de huir… es que nunca deja tiempo para preparar la maleta. -La vida, mejor a sorbos-
Posted on: Fri, 08 Nov 2013 23:07:00 +0000

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