Sueños de lotería Escrito por: MARIO EMILIO PÉREZ Este cuento - TopicsExpress



          

Sueños de lotería Escrito por: MARIO EMILIO PÉREZ Este cuento lo hacía con frecuencia el genial humorista dominicano Rafael Tavarez Labrador, mas conocido como Paco Escribano. El modesto carpintero caminaba con su esposa y dos hijos adolescentes, hembra y varón, hablando acerca de la situación de pobreza por la que atravesaban. -Esto no hay quien lo soporte; afortunadamente, de cuando en cuando le doy uso al serrucho, el cepillo y el martillo, y por eso podemos aliviar los estómagos con amagos de las tres comidas- dijo con cara afligida. -Suerte que tienes una compañera que no es gastadora, y a quien los pesos le rinden, cuando aparecen- afirmó la mujer, con rostro de obligada resignación. Un vendedor de billetes de lotería le metió al hombre en la cara un paquete de centésimos de diferente numeración. -Decídase a salir de pobre- dijo- jugando su billetito. Recuerde que hay que estar metido en el globo para hacerle rosquillitas a la fortuna. -Está bien- manifestó el hombre en olla- le voy a jugar un billete entero, aunque nos quedemos sin cenar esta noche en casa. Eligió la totalidad de los centésimos de un número, y en la cara mantuvo esbozada una sonrisa cuando los introducía en uno de los bolsillos traseros de sus pantalones. -Como no creo mucho en las casualidades, estoy seguro de que Dios me mandó ese billetero para que nos hagamos millonarios- dijo, todavía mostrando parte de su dentadura deteriorada. - ¿Qué piensas hacer con el dinero del premio, si acaso te lo sacas?- preguntó el ama de casa. -Lo primero será comprar un carro pequeño, pero nuevo, ya que no me gustan las cosas viejas- respondió su marido. -¡Ay, que bueno- gritó la hija- para ir montada al lado tuyo. -Imposible, querida, pues ese lugar le corresponde a la esposa del conductor- expresó con cara enseriada la mujer. -Yo iré detrás de papá- exclamó el muchacho. -Ahí voy yo, porque mamá me apeó del asiento delantero-replicó la hermana. -Si es en la parte de atrás, da lo mismo el lado derecho que el izquierdo- señaló el carpintero. La discusión llevaba varios minutos, cuando de pronto el padre de familia, visiblemente encolerizado, gritó a pleno pulmón: -¡Apéense todos del carro, que fue con mi dinero que lo compré…abusadores!
Posted on: Sat, 22 Jun 2013 01:40:17 +0000

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