TIEMPO CIRCULAR Esta historia pudo haber pasado o podría volver - TopicsExpress



          

TIEMPO CIRCULAR Esta historia pudo haber pasado o podría volver a pasar. Andros –Z se deslizaba sobre las rojizas dunas de la Región Antigua con los ojos entumecidos por la interminable melancolía que sofocaba a los de su raza. Le parecía recordar que desde siempre hubo odio hacia los Ginés y que ya nadie pretendía saber él porque. A los niños se les atiborraba con historias donde solo cambiaban los escenarios para justificar los mismos odios y los mismos orgullos. Mientras se precipitaban en su mente todo tipo de reflexiones sobre esos aborrecibles engendros, de pronto y tal vez por algún extraño sortilegio del destino, alcanzó a divisar un promontorio de arena mayor que los demás. Impelido por una irrefrenable intriga, ordenó a su nave retornar al punto y escaneó atravesando la profundidad con rayos ultra gamma. Lo que vió lo dejo absorto. Desde la pantalla observaba una serie de recintos graníticos con varios niveles rectangulares enterrados en los medanos. Sobre la base de sus coordenadas trato de identificarlos y para su sorpresa no figuraban en los registros. Dedujo que debía pertenecer a los tiempos arcaicos, anteriores al cataclismo universal, de los cuales no se sabía prácticamente nada. Aún consternado, intuyó que no solo era un increíble descubrimiento arqueológico sino un hecho militar, como todo en tiempos de guerra. Por lo tanto, por prevención, hasta no comprender con absoluta claridad la magnitud del descubrimiento no debía permitir que ningún político se inmiscuyera en el asunto. Sabía que cuando existe como única ideología el poder, la naturaleza de los burócratas es tergiversar todo para su provecho. ¿Pero como ocultarlo si ya fue registrado por el sistema informatico de la nave?. Su mente bullía de ideas. Con el scanner recorrió los meandros del laberinto. Se veían miles de anaqueles con millones de libros maravillosamente conservados. Eso revelaba un origen muy antiguo ya que los libros como soporte de información habían sido dejados de lado en los inmemoriales tiempos en que nació la computación. Analizó la atmósfera del edificio con el espectrógrafo de masas. Los datos indicaban que era homogénea, con una ácidez muy baja, sin gérmenes, seco y con poco oxígeno. En suma, era un sistema hermético y purificado, razón por la cual se habían conservado en buen estado los libros. Controló el cronos, se había demorado mas de lo aconsejable. Con la nave en un punto estático se convertiría en un blanco fácil para un explorador Gine. Transcurrido un instante de perplejidad, su mente despejó una brillante estrategia. La única manera de justificar que se borren del archivo los recientes minutos, era simulando un enfrentamiento con la eventual posibilidad de caer en manos del enemigo. El plan consistiría en producir el llanto de un bebe Gine haciendo vibrar el aire por medio de ondas infrarrojas. Aparentemente este sonido despojaba de toda cautela a los Gines hasta el punto de dejarlos absolutamente anonadados, y al decir verdad, no había ninguna explicación del porque. A esa altura, estaba decidido a correr cualquier riesgo. Se ocultó detrás de un campo de transparencia. Generó ondas infrarrojas con la esperanza de atraer una nave Gine. Aguardó unos segundos con temor y ansiedad. Si bien no sería visto, tampoco podía divisar al adversario. La única manera de destruirlo, sería bajando el campo de transparencia un milísegundo, suficiente para captarlo y disparar primero. Repitió la operación tres veces, excitado por el miedo y convencido de que estaba haciendo una locura; a la cuarta y ultima según lo resuelto previamente, observó una nave color Rosa-semitransparente posada a cinco metros de la arena haciendo una tenue sombra sobre el enigmático recinto. No dudo un instante, porque no sabía cuanto permanecería absortó su enemigo con su mismo descubrimiento y porque no se le estaba permitido hacerlo en combate. Lanzó un pulso electromagnético para neutralizar los circuitos eléctricos de la nave enemiga y a la vez un fuerte campo magnético para trabar cualquier mecanismo sustituto de comando manual. Inmediatamente reprodujo el mismo sonido que había servido de señuelo, y con rayo láser Gamma destruyó el acceso. Fue una operación digna de ser registrada en los anales militares como un récord de precisión táctica y estratégica. Penetró en la nave y se encontró con un Gine totalmente vulnerable, sometido resignadamente a su inevitable destino y hasta creyó ver una lágrima resbalar por su piel de losa rosada. Lo fulminó. La piedad no tenía lugar en esos tiempos, lo cual ya era natural. Volvió a su nave, desconectó el pulso electromagnético y el campo que impedía el movimiento de las piezas mecánicas, se traslado a la nave adversaria, escáneo un libro desde el laberinto que estaba debajo y disparo contra la suya con la precaución de no dañar nada relacionado con la maniobrabilidad en vuelo, pero destruyendo los dispositivos de comunicación. Cuando estuvo de regreso en su cápsula hizo una descarga contra la nave Gine haciéndola explotar. Tuvo la precaución de extraer el cadáver de su enemigo junto con el libro escaneado y destruir toda la memoria de los últimos acontecimientos con otras informaciones de vital importancia para el enemigo, lo cual alimentaría la argumentación que esgrimiría en el futuro próximo. De regreso a la base alcanzó a hojear algunas páginas. Se sintió totalmente subyugado por el misterio que exhalaban los extraños símbolos y decidió ocultar la existencia del libro hasta saber la importancia de lo estaba ocurriendo. En la Gran Cúpula fue interrogado por el Consejo Supremo, previa descontaminación por haber mantenido contacto con el aborrecible Gine. Su coartada resulto aparentemente convincente y consiguió, aparte de los honores por su proeza, que le autorizaran, a pedido suyo, consultar a los ancianos de Memoria Viviente, privilegio al cual solo pudo acceder debido a la popularidad que había ganado con su acto heroico. De incógnito llevó una copia del libro para que estos seres de memoria increíble pudieran traducirlo. En realidad la mayoría de los Andros creían que los sabios no servían para nada, y que se los conservaba un poco como símbolo de la historia y otro por inoperancia burocrática. También corría la voz que todo el asunto de la Era Oscura, o sea los tiempos antes del Cataclismo Universal, era un delirio de los impulsores de la fé racial. Cuando estuvo frente a ellos, contemplo sus rostros, y sintió algo diferente a lo que divulgaban los rumores, como si les pesara un secreto trascendental. Sísifo, el patriarca fue quien en todo momento lo condujo. Consciente del papel que desempeñaba en la sociedad se mostró sorprendido de la visita de Andros –Z. Los ancianos restantes se mantuvieron alejados, observando a la distancia como niños temerosos, por lo cual Sísifo se sintió avergonzado y pidió disculpas. --No estamos acostumbrados a que nadie nos visite --. Andros –Z titubeó al pedirle algo mas que la traducción, pero para su sorpresa accedieron como si ellos mismos lo hubiesen querido. Les pidió que le incorporaran todo el conocimiento de la sintaxis y semántica de las antiguas lenguas en un soporte adicional de su memoria arguyendo que necesitaba saber que beneficio podrían obtener los Gines con el conocimiento de los escritos de la arcaica biblioteca. La operación se hizo por medio de ondas cerebrales, tras la cual sintió una extraña sensación al comparar el riguroso lenguaje iconográfico de su tiempo (exento de connotaciones emocionales) con el antiguo lenguaje de símbolos abstractos enriquecido de implicaciones subjetivas. En posesión de esta nueva facultad leyó el texto secuestrado. Se trataba del “Libro de los Libros” según su nombre, pero ninguna descripción correspondía a algún lugar del planeta. Decepcionado profundamente, veía desvanecerse la esperanza de haber descubierto los eslabones de los tiempos oscuros. Por el contrario, tenía ante sí mismo un libro de dudosa ficción literaria, algo que en la sociedad militarizada en la que vivía no tendría ningún valor a menos que se lo pudiera explotar como propaganda de guerra. Pasaron varios días, antes que repararan su nave y se le asignara otra misión. Mientras tanto los jerarcas de la política aprovecharon para llevarlo a todos los actos posibles a fin promocionarse a costa de su imagen de héroe. No obstante, Andros -Z siempre meditaba sobre lo que había leído, y cuando podía volvía a releer todo el libro. Una noche antes de dormir recordó algo crucial, en los estudios de Astronomía de la escuela militar había tenido la oportunidad de analizar la morfología del tercer planeta del sistema solar, y en alguna parte sé hacia referencia a una tierra entre dos ríos, tal como se mencionaba en el manuscrito hallado. Frenético comparó minuciosamente la información recopilada y pudo percatarse de que tenia entre sus manos el descubrimiento más revolucionario de los últimos tiempos, el indicio de que hubo civilizaciones antiguas provenientes de otro planeta. Dos días antes de restituirle la nave, el Consejo le comunicó en un escueto mensaje que debería llevar un acompañante, un destacado aspirante seleccionado entre lo mejor de su clase para realizar la practica. El argumento fue que la joven oficialidad necesitaba contagiarse de su valentía y eficiencia. Percibió de este grotesco modo la suspicacia de la cual era objeto, sin embargo juzgó que no era el momento propicio para enfrentarlos, pero si debía estar mas alerta. Cuando lo tuvo enfrente, no pudo evitar un rictus de repulsión por la impertinente sonrisa que vió dibujada sobre su rostro de nada. Su nombre, Tragimaco, tenia la consonancia de lo único que podía acarrear su presencia, tragedia y molestia. En lo sucesivo incursionaron juntos en una serie de misiones exploratorias en las que evitó siempre la zona y no dejó de pensar como escabullirse de su molesto acompañante. Un par de meses después, llegaron noticias muy perturbadoras. Se hablaba de la formación de un gran ejercito por parte de los Gines y eso generaba una reacción histérica por parte de los Andros. Parecía que los acontecimientos se encaminaban indefectiblemente hacía una absurda batalla final, una que seguramente exterminaría a todo ser vivo. Esta esquizofrenica compulsión, por el momento, fue providencial para Andros-Z. Lo saco de la mira de aquellos que se sentían opacados por su brillo y en consecuencia, su compañero dejó de ser alguien importante en las intrigas del poder. Muy pronto Tragimaco se sintió traicionado por el modo con que se lo ignoraba. Llego el día en que confesó patéticamente su rol de espía con una absurda disculpa. Andros –Z presintió que era su oportunidad, lo escucho aparentemente comprensivo. Pasó un lapso prudencial, y se animo a hacerle la propuesta que había elucubrado: le permitiría utilizar el Holograma Global De Los Mundos Virtuales todo el tiempo que quisiera a cambio de su hermética discreción en cuanto a lo concerniente de las misiones. Precisamente la realidad virtual era la nueva droga de la juventud. Su uso indiscriminado generaba una sensación de satisfacción alienante y los dejaba inútiles para la guerra. Sin embargo, a pesar de estar prohibido, los jóvenes y los jerarcas del Pólit Buró lo consumían para escapar del sicótico mundo que les tocaba en vivir. Tragimaco se sintió imposibilitado de negarse, se le ofrecía el mejor de los placeres en el momento de máxima frustración y además la oportunidad de burlarse de quienes lo ilusionaron inútilmente. Solo no debía dar aquella información que parecía, ya no interesar a nadie más. Andros –Z por su parte asumió la responsabilidad de elaborar los informes, inclusive los de espionaje que le correspondería a su acompañante, además de alimentar a la computadora con supuestos datos para cubrir las espaldas de ambos. Gracias a ello podía volver a la biblioteca, pasar largas horas devorando los misteriosos textos que tanto le fascinaban, crear las coartadas posibles y escudarse en el testimonio de quien era el fisgón oficial. Solo debía asegurarse que este se mantuviera ocupado en “su viaje”, lo cual requería reprogramar la computadora para ello y además estar alerta sobre cualquier situación que pudiera delatarlo. En el trayecto, Andros- Z excitado reflexionaba lo sorprendente del destino. Solo seis meses antes la vida le parecía una burda resistencia contra la muerte, y ahora no podía recapitular con exactitud todo lo que le había pasado. Antes de llegar a destino, preparo concienzudamente el Holograma Global para Tragimaco. Le sugirió que se introdujera al habitáculo de proyección, y luego cerro herméticamente la puerta. Dejo la nave en el campo de transparencia a excepción de una ventanilla por donde se dedico a escanear todos los libros que podía eligiéndolos al azar. Leyó con frenética avidez diccionarios, poesías y novelas descubriendo anonadado una civilización infinitamente superior a la suya. Comprendió que la tecnología no es sinónimo de evolución, sino una sórdida brutalidad de poder, significa mas bien la muerte de la cultura con mayúsculas, y con esa muerte se pierde el contexto de la sociedad. Lo que queda es una desesperación por lo inmediato, la violencia de la acción bastardeando al arte y al pensamiento, un insípido pragmatismo que destruye con ímproba maldad a la parsimoniosa pero imprescindible filosofía. Extrapolando esto a miles de años pudo deducir como surgió el infierno actual. Estos seres, que construyeron tan maravilloso mundo, lejos del vértigo absurdo de la tecnología pura tenían cultura, algo tan hermoso que justificaba su existencia, algo que los Andros y los Gines ya no tenían. Según las fotografías que podía observar en su pantalla, poseían cuerpo axial, cuatro extremidades, ojos sensibles a la ondas electromagnéticas dentro del espectro visible. Calculó que los humanos, así se llamaba la especie descubierta, podían ser los antecesores de los Andros y también de los Gines, o al menos otra rama de un antecesor común para los tres. Pensó esto inducido por el tremendo parecido morfológico y fisiológico. Y se pregunto por qué su especie no tenía dos géneros como ellos, ¿o los hubo y en algún momento se fusionaron en uno?. Era consciente que en su mundo todo era excluyente, eras patriota o traidor. Divulgar semejante hipótesis sin pruebas irrefutables, entrañaba un enorme peligro. Podría significarle un juicio por alta traición, no solo la deshonra para todos sus descendientes, sino el exterminio. Durante el regreso observaba con desprecio la obscena satisfacción de Tragimaco, evidentemente, un vicioso de la realidad virtual. La historia se repitió infinidad de veces, amparados por la suerte y la necedad de los políticos absorbidos por el odio ancestral. En los sucesivos viajes se deslumbró por cosas jamás soñadas al punto que olvidó la guerra, y en un par de ocasiones, tal vez por predestinación, se salvo de ser interceptado por exploradores Gines. Por suerte en la Gran Cúpula la confusión era total, todos iban y venían frenéticamente, como las ordenes, razón por lo cual pasaba desapercibido la apariencia alienada de Tragimaco. Andros – z insistentemente especuló con distintos escenarios en los cuales podría dar a conocer sus descubrimientos y ninguno le pareció viable. Con el pasar de los días, apremiado por la inminencia del holocausto, llego a la conclusión de que “debía” publicar los resultados como sea. ¿Debía?. En realidad lo sentía como un deber porque si todo se destruía, el seria responsable por omisión. La noticia del Consejo limitando sus misiones le confirmó que todo estaba acelerándose vertiginosamente. Trato de calmarse y enfocar las cosas con la mayor lucidez posible. Cuanto más lo hacía más se convencía de su impotencia y más negro veía el futuro. “ ¿Acaso un minúsculo punto del espacio y del tiempo puede torcer el destino de millones?. ¿No es obvio que una ínfima partícula en el océano de la existencia no puede detener la inercia de una inmensa masa que va inexorablemente hacia su autodestrucción?. La respuesta esta en la ley estadística de los grandes números, y es lapidaria, siempre se impone la dictadura de las masas. Como nunca sintió la necesidad de volver a hablar con los ancianos, viendo nítidamente su mundo desquiciado se percato que la cordura estaba del lado de esos seres apacibles, olvidados y subestimados por su parsimonia. Sísifo lo recibió nuevamente y en su rostro ya no estaba el asombro de la primera vez, solo la sombra de una profunda tristeza. Caminaron por un sendero de hojas mustias hasta un banco cercano a una fuente, en un ambiente apacible que contrastaba totalmente con el exterior. Por un momento deseo quedarse para siempre en ese lugar, pero sabia que muy pronto nada quedaría de eso, y tal vez Sísifo también lo sabia. Sísifo interrumpió sus reflexiones. .—Usted vino por algo especifico. Si todos nos consideran como inútiles estorbos, no sé que pretende de nosotros -. Andros –Z cerró los ojos, confirmando la idea que lo trajo. .—Durante toda mi vida pensé, soñé y comí con la idea del heroicismo, la patria, la superioridad de nuestra especie sobre la de los Gines. La guerra y el odio fueron mis alimentos y de golpe, por un accidente descubro que todo, prácticamente todo no se trata mas que de una farsa estúpida. Mi vida, y la de todos los de afuera, esta asentada sobre los más banales prejuicios, y lo tomamos como las verdades más esenciales porque es lo único que nos enseñaron desde que nacimos. Ahora, ¿de qué sirve darme cuenta si todo el mundo me creerá loco o traidor?. Excepto ustedes tal vez, y discúlpenme, que ya están considerados locos. La verdad es que no sé que hacer, y tengo una leve esperanza de que,... no sé, me digan algo que me sirva-- Sísifo sonrió comprensivo. —Creo que en realidad, sabe bastante lo que quiere, mas de lo que usted mismo cree. Me animo a decir que lo que busca es decidirse, y por otro lado quiere subsanar el error que han cometido con nosotros, pero le diré, no nos debe nada, por el contrario, nos trajo la alegría de saber que no todos están perdidos afuera. Ni usted ni nadie esta obligado a justificar porque millones de seres armados con la más alta tecnología no pueden ver la más simple, pero pura verdad. Para eso hace falta lo contrario, ingenuidad y simpleza. En cuanto a que le aconsejemos lo mejor, solo le diré una cosa, haga lo que haga se arrepentirá porque en este mundo, donde la existencia esta totalmente degradada no existe alternativas, deberá optar por la que intuya que sea la menos terrible. De acuerdo a eso decida. — Andros- Z asintió con la cabeza, abrazo a Sísifo, y lloro compulsivamente sobre sus hombros. En otras circunstancias se hubiese sentido avergonzado por expresar sus emociones de ese modo, pero ahora solo sintió alivio. Cuando volvían por el mismo camino Andros –Z se animo a confirmar su sospecha: --¿Ustedes sabían que los humanos eran nuestros antecesores y que los Gines son el otro genero de la especie, o sea las mujeres?- Sísifo confirmo con la cabeza. Ese era el gran secreto que ensombrecía los rostros de los ancianos. Muchas cosas se aclararon, por ejemplo; que los Gines se conmocionaran con sonidos guturales era consecuencia de los instintos maternales reprimidos por siglos, el odio inconmensurable solo podía haber nacido de una comunión igualmente inconmensurable. Todo se transformaba en horrorosamente lucido y coherente. Finalmente Andros – Z creyó decidir, pero eso esta vedado a otras esferas. La publicación le valió la persecución y la condena. En el ostracismo para salvar su vida, volvió a capturar un Gine con la misma técnica que había empleado sobre la biblioteca. Solo que esta vez no lo mato. Tuvo la esperanza de poder convencer al Gine, revertir el proceso genético y re-crear la especie. Tal como lo hicieron según rezaba el manuscrito, Adán y Eva. Cuando Retornaban al paraíso que nunca se debió abandonar, el tercer planeta, pudieron ver como la batalla final arrasaba con todo rastro del pasado. Más allá de que esta sea o no la verdadera historia de Adam y Eva, según me contó un extraño en medio de otro sueño mas extraño aun, la posible realidad de estos hechos sugieren que el tiempo es un espejo primordial que obliga a la historia a repetirse a sí misma como un eterno eco, y nunca se sabrá en que punto del periplo de esa rueda estamos.
Posted on: Mon, 26 Aug 2013 19:21:30 +0000

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