TOS DE DISCREPANCIA Hasta aquí, vamos bien. Pero el rostro de - TopicsExpress



          

TOS DE DISCREPANCIA Hasta aquí, vamos bien. Pero el rostro de la discordia asoma cada vez que afirmo, con la terquedad del convencido, que la variante caribeña que viene excitando mi curiosidad desde hace muchos años, no es una pintoresca jerga rústico-vulgar, como se afirma con ligereza, sino un dialecto plenamente configurado, que con su fonética propia ha amasado un nutrido léxico inconfundible, y con su prosodia multitónica está haciendo posible un fenómeno hasta el momento insólito en el universo lingüístico del planeta que habitamos: la "bidimensionalidad idiomática". Observen con atención: "El signo lingüístico en la concepción saussureana" - como nos enseña Amanda Betancourt (Fonética y Fonología- USTA 87 - pág. 37), "se define como una entidad síquica de dos caras: una imagen acústica y un concepto; o en otras palabras, un significante y un significado. "Ejemplo: la suma de los fonemas -k- + -a- + -s- + -a- es el significante "casa" y el concepto de "casa" es el significado". Pues bien, para nuestro dialecto, el signo lingüístico de Ferdinand Saussure se queda corto. No encaja cabalmente. Como tampoco lo hacen la conmutación; la relación sintagmática; los fonemas invariablemente asémicos; la única articulación doble, y otras figuras del estructuralismo. Y, mucho menos, toda la analogía y la sintaxis del tradicionalismo mentalista. El "Costeñol" no se deja encasillar en ninguna de esas dos vertientes antagónicas, ambas sabias y altamente respetables, pero, en mi humilde opinión, inexplicablemente hemipléjicas. Las dos, "cuando extreman sus criterios, y aún sin extremarlos", se empeñan en considerar solamente la mitad más una ínfinima porción de la auténtica realidad expresional. Para los unos, las lenguas humanas son sartas de signos físicos debidamente codificados que generan en la mente los conceptos de las cosas. Para los otros, a la inversa, son cadenas de ideas que se organizan en la mente, mediante las leyes naturales inmanentes que rigen la racionalidad humana, y que luego, de manera igualmente natural, cada raza, pueblo o grupo social, crea y conviene los signos materiales, sonoros o gráficos, para que signifiquen la cosa que genera la idea. Mentalismo y antimentalismo. Materialismo y espiritualismo. ¿Será que también hay en esto derecha e izquierda lingüística? Pero dejemos este embrollo para otra oportunidad. Debo volver al tema que me corresponde. Decía que el signo Saussureano no sirve para el "Costeñol", y es mí deber explicar a ustedes por qúe. Recuerdo que en alguna ocasión pretendí darle a un hijo mío, "corronchito" de nacimiento -como yo- un billete de cien pesos para sus once en la escuela. El niño me miró y protestó en purísimo "Costeñol Sabanero": "PaApi-i...cien-peEsoo...", pronunciando las vocales intermedias que aparecen en mayúsculas con un tono más alto. Enseguida, atónito, observé: El significado de "Papi" soy yo. Pero el niño no dijo papi, sino "PaApi-i-"; y ese monema, en "Costeñol", no significa el concepto de "papi" solamente. Quiere decir: "Papi, tu estás fregado; ¿Cómo se te ocurre hacer eso? Para mí, tú estás loco". ¡Caray, caray!, pensé: Estoy en presencia de un significante que, en la cara correspondiente al significado no ofrece un concepto sino dos. Uno de naturaleza racional y otro de origen afectivo. Es decir, un concepto y un sentimiento. Y con "cien-peEsoo" sucede lo mismo. Significa el concepto de cien pesos más la sensación de que esa cantidad, o que ese valor, es una "porquería" que no sirve para nada y por eso el niño se siente disgustado. Entonces comprendí que, en "Costeñol", un solo significante sonoro puede suscitar dos significados simultáneos de naturalezas diferentes: uno de información racional (un ser o un valor cuantitativo), y un estado anímico: disgusto, complacencia, perplejidad, desprecio, indiferencia, etc., que no son conceptos, sino sensaciones afectivas. Es decir, sentimientos. Como ven ustedes, nuestro querido dialecto tiene facetas realmente sorprendentes. Y por eso, y por otras cosas, tendrán que tratarlo con mucho respeto los señores lingüistas, si lo quieren analizar, de veras, científicamente, Pero eso no es todo. Como vemos, el habla costeña, además de la sintaxis corriente para engarzar los contenidos aportados por la semántica racional, posee otra sintaxis peculiarísima: la "sintaxis trascendental", para encadenar los significantes brivalentes con que el dialecto cifra sus signos lingüísticos de doble faz semántica (racional y afectiva). Y todo sin necesidad de las oraciones con que las lenguas cultas expresan todavía, separadamente, los mensajes de su ego racional (los conceptos), y las vivencias de su ego afectivo (los sentimientos). Por ejemplo: en el caso del hijo mío, cuando rechazó mí oferta ridícula, lo hizo despreciando la vieja sintaxis que le exigía el siguiente engranaje sintagmático: "Papi, ¿Cómo se te ocurre darme cien miserables pesos que no alcanzan para comprar nada? No seas tan desconsiderado". En cambio, el niño usó el "Costeñol Bidimensional". Porque el dialecto nuestro tiene dos frentes gramaticales: el corriente, lineal y univalente, heredado de la madre hispana y el otro: el novísimo, el admirable, el “multivalente bidimensional”; porque el "Costeñol" es "bifronte", y replicó: "PaApi-i / cien peEsoo:. Y su reproche, tengo que decirlo, no me llegó tanto al cerebro como al corazón. Y, ¿qué hizo el niño para lograrlo? Sencillamente, combinó dos vocablos bivalentes (PaApi y PeEsoo) por medio de una "yuxtaposición significante", y así produjo su eficientísimo mensaje "racio-sentimental". Sólo le faltó, para que hubiera sido su reacción oral más demoledora, agregar otro "nódulo bivalente: "Caaráajóo", que traducido al castellano significaría: "no puede creerlo, ¡carajo!. banrepcultural.org/blaavirtual/modosycostumbres/cost/1a.htm
Posted on: Sat, 15 Jun 2013 15:08:33 +0000

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