Tita, ese eterno símbolo de Racing La vida de Tita Mattiussi, - TopicsExpress



          

Tita, ese eterno símbolo de Racing La vida de Tita Mattiussi, la mujer más importante en la historia del club. Las experiencias, las anécdotas, el trabajo, el fanatismo, la ayuda y la humildad de alguien que nació en el estadio de la Academia y quedará para siempre en el corazón racinguista. Tita entendía lo que muchos hoy no comprenden: el club está por encima de todos los nombres. Corría el año 1915 cuando el italiano César Mattiussi y su esposa Ida llegaron a trabajar en Racing luego de haber visto un anuncio en el diario La Prensa, donde se solicitaban empleados para el mantenimiento del estadio: los dos terminaron contratados, en principio, para cuidar el césped del campo de juego, por un sueldo aproximado de 100 pesos mensuales. De ese matrimonio, más precisamente el 19 de noviembre de 1919, nació Elena Margarita Mattiussi, más conocida como Tita, quien pasaría a ser parte de la historia del Racing Club de Avellaneda. Por supuesto, su lugar de nacimiento, literalmente, no sería otro que la cancha de Racing, ya que Tita llegó al mundo en los tablones de madera del antiguo estadio, ubicado en el mismo lugar que el actual Cilindro. En esa época, los hijos nacían en las casas de los padres, ni más ni menos. Como un guiño enorme del destino, Elena Mattiussi quedaría marcada a fuego el resto de su vida por ese club que la vio nacer. Como no podía ser de otra manera, Tita llegó al mundo en el mejor momento de la historia del club, cuando había coronado siete títulos consecutivos –único equipo argentino en lograrlo- desde 1913 hasta 1919 inclusive, hecho que dio lugar al apodo de La Academia. A medida que fue creciendo, mientras su papá era canchero, Tita ayudaba a la madre, que en ese momento ya estaba en la lavandería del club y cosía las camisetas. Con el correr de los años, y por lo tanto de diferentes dirigentes, jugadores, empleados de la institución y demás, ella fue aumentando recíprocamente su sentido de pertenencia con Racing. Luego de la muerte de sus padres, quedó como la encargada del estadio, su hogar. Tanto era así que cuando se construyó la nueva cancha, inaugurada en 1950, le ofrecieron un departamento nuevo en Avellaneda y no lo aceptó. “Racing es mi vida”, repetía y dejaba en claro que quería seguir viviendo allí. Luego, también quedó a cargo de la pensión de los juveniles de las Inferiores y comenzó a cocinarles tanto a los chicos como al plantel profesional, a quienes definía como “los hijos que nunca tuve”. A través del tiempo, se hizo compinche con los jugadores, con los entrenadores, con todo el mundo Racing. Su momento más glorioso lo comenzó a vivir en 1966, con la obtención de un nuevo campeonato de un club que era modelo en aquel entonces. Miraba todos los partidos pegadita al córner, desde donde sufría y disfrutaba como el resto de los hinchas. Luego, en 1967, festejó la obtención de la Copa Libertadores. A esa altura, ella era un verdadero ícono de la institución. Por ejemplo, los chicos llegados del Interior para probarse en las Inferiores charlaban mucho con ella, tanto como los del plantel de Primera División. Incluso, uno de los máximos ídolos, Alfio Basile, se juntaba a tomar mates con Tita antes de los partidos y la recuerda como un factor clave de aquellos años brillantes: “Para mí fue toda una madre. La voy a llevar siempre adentro mío. Recuerdo esas tardes en su casa. Era cábala, pero en realidad iba a hablar, me encantaba. Fue muy importante para todos los más jóvenes de aquel equipo”, dijo alguna vez el Coco. Como una muestra de agradecimiento, el plantel campeón de América le pagó a Tita la estadía y el pasaje a Glasgow para ir a ver al equipo en la final del mundo contra el Celtic de Escocia. En ese viaje, se encontró con Sean Connery y le transmitió al actor, muy futbolero por cierto, su pasión por la celeste y blanca. Luego, al tener que desempatar, los jugadores hicieron lo mismo para el duelo decisivo en Montevideo, que terminó con el gol del Chango Juan Carlos Cárdenas y la obtención de la Copa Intercontinental. Una vez llegados a Escocia, las cansadoras tardes de entrenamiento en el país británico parecían interminables. Por eso, Tita siempre tenía a mano un café o un mate para los muchachos. Además, continuaba con sus cábalas implementadas en la Argentina: en el entretiempo de cada partido, iba al baño del estadio y se cambiaba la ropa como si fuese un futbolista. Aunque parezca increíble, en el duelo contra el Celtic campeón de Europa repitió dicho ritual. Incluso, hay quienes dicen que fue ella la que empezó a hacer los cuernitos que se hicieron famosos en el último título del club, en 2001, de la mano de Reinaldo Merlo. Siempre estaba firme junto al equipo, aunque tenía reacciones diferentes según el resultado, como la propia Tita expresó: “Yo en las alegrías no lloro. Sólo lagrimeé cuando nos fuimos al descenso (en 1983)”. Era respetuosa: jamás insultaba a un rival o a un árbitro. Ya fuera en la utilería, en la cocina o en el propio estadio, ella aportaba sus oídos para escuchar y aconsejar. Tras varios años de éxitos, comenzó el declive institucional –y por ende, deportivo- del club de sus amores. Sin embargo, alentaba a Racing y apoyaba a sus jugadores bajo cualquier circunstancia. Así como su vínculo con el club estuvo presente desde el nacimiento de Tita en el estadio en 1919, también su muerte pareció estar acorde al momento de la Acadé. Elena Margarita Mattiussi comenzó a estar cada día peor de salud y falleció a los 79 años debido a una úlcera sangrante, el 3 de agosto de 1999, en la peor época de la historia de una institución que, encima de todo lo que ella le había dado, le quedó debiendo unos 15.700 pesos. Insólito. En el funeral de la mujer más importante de la historia del club hubo protagonistas de todas las edades: desde miembros del tricampeonato de 1949-50-51, pasando por integrantes del campeón del mundo de 1967 y hasta promesas de Inferiores de ese entonces, como Adrián Bastía y Javier Lux. Tras casi un año de la muerte de Elena Mattiussi, fue inaugurado el lugar donde aún hoy se entrenan las Divisiones Inferiores, el predio llamado justamente “Tita Mattiussi” en homenaje a ella, ubicado en un terreno que estaba abandonado cerca del estadio y que luego fue recuperado y reacondicionado. Ese predio tiene la particularidad de haber sido el único en el mundo en ser construido y administrado por los propios hinchas. En ese momento, poco después de la muerte de Tita, paradójicamente empezaba una de las páginas más negras de la historia de Racing: el período más crítico de la quiebra institucional y el comienzo de un gerenciamiento que terminaría siendo nefasto. El corazón de Tita latía casi a la par del de Racing. Soñadora, comprensiva, compañera, solidaria, modesta, ella entendía algo fundamental: el club es lo más importante y está por encima de todos los nombres. Ojalá muchos pensaran lo mismo y actuaran en consecuencia. De esa manera, existiría una institución todavía mucho más grande y acorde al que su enorme hinchada merece. Gracias, Tita. Siempre estarás en la memoria de todo Racing. Racing Tita Mattiussi historia UN EJEMPLO ESTA HINCHA DE RACING ale akd
Posted on: Tue, 19 Nov 2013 18:12:01 +0000

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