Todo lo demás. Salió del medio campo con su cuerpo a - TopicsExpress



          

Todo lo demás. Salió del medio campo con su cuerpo a toda velocidad, casi sin poder frenar, donde cualquier movimiento que rompa el equilibrio, por mínimo que sea, haría que termine en el piso. Su palo iba de un lado al otro, eludiendo rivales que poco podían hacer ante la mejor del mundo. Pero allí estaban, por lo menos para molestarla en su recorrido. Sus piernas se veían firmes al correr, no titubeaba ni un solo paso. Ante algún topetazo que intentaban darle para cortar la jugada, ella respondía con más magia aún, para desestimar el pedido del técnico de que intente buscar una compañera. Y ese ímpetu casi ciego, la puso dentro del área a pura gambeta y muñeca, para tener frente a sí misma, la chance de convertir y dar la vuelta. El sudor le caía por la cara, y de a poco empezaba a prepararse para darle el toque de gracia a las rivales. Adelantó la bocha y en una pose que tranquilamente podría ser de otro deporte, clavó su pierna izquierda en el césped, usó la derecha como balancín, y agachada con la mirada fija en el palo, giró su espalda para poder levantar la bocha al pegarle. El sonido, indicó que el palazo por lo menos, había sido certero. Ese ruido seco, a madera dura, mostraba que la dirección no era otra que el arco rival. Ella en cambio, después de pegarle, quedó agachada y buscaba encontrar la pelota con los ojos. Como si tuviera que agacharse para buscar algo debajo de la mesa, en algún juego de chicos, intentaba, en esa fracción de segundo, ver que su remate, terminaba en lo que ella había planeado. De golpe, en ese segundo, algo rompió la monotonía de los gritos femeninos, retos del técnico y el aliento de la gente. Un sonido seco, que no se había oído en el partido aun. La madera que se había oído, era la del interior del arco. Su remate había sido tan preciso como contundente y al encontrar con su vista la bocha, automáticamente, encontró a la arquera rival, desesperanzada y abatida, echada sobre el césped, como si se hubiera rendido ante tal maniobra. Ella lo pensó, y lo sintió. Le corrió la sangre por las venas más rápido que lo habitual. Cualquiera que haya practicado algún deporte pasó por ello. Un gol propio, tiene el gusto especial que no tienen miles de los compañeros, aunque éstos sirvan para ganar. Y allí estaba ella, con esa adrenalina, que no pudo contener, para festejar que, gracias a ella, otra vez festejar era una cosa cotidiana.
Posted on: Sun, 29 Sep 2013 23:39:50 +0000

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