UN ENCUENTRO DESAFORTUNADO - TopicsExpress



          

UN ENCUENTRO DESAFORTUNADO MAURO ZÚÑIGA ARAÚZ Conocí a Ricardo Martinelli Berrocal en 1994 cuando me pidió una cita en las oficinas de la AMOACSS. Yo era el Secretario General del gremio. Me dijo que él era un hombre muy rico y que gran parte de su fortuna se debía a que le vendía alimentos al pueblo con los precios abultados, pero que quería revertirle esas ganancias siendo el Director General de la Caja de Seguro Social, la máxima entidad panameña de seguridad social. Se me presentó con el pasaporte y la cara de un inescrupuloso empresario arrepentido. Y yo le creí. De inmediato inicié una intensa campaña de apoyo, a pesar de la advertencia de algunos colegas que ese señor no era un tipo de fiar por sus andanzas en actividades ilícitas. No les creí. Admito que me costó trabajo convencer, desde a nuestro representante a la junta directiva de la CSS, como a los dirigentes sindicales. En una ocasión uno de ellos me preguntó si yo estaba seguro de la honestidad del candidato y yo le contesté que “absolutamente”. La campaña fue dura, pero al final logramos que su nombre apareciera en la terna que se le envió al Presidente, quien lo escogió por compromiso con el Partido Solidaridad al que pertenecía el susodicho. Mi primera sorpresa se dio justo al momento en que tomó posición del cargo y convocó a una conferencia de prensa. Dijo que yo era un médico vago, que no trabajaba. No lo podía creer, pero los periodistas que acudieron en busca de mi reacción me enseñaron el video. Me limité a decir lo que había escuchado de su propia boca: Es inadmisible que el máximo jerarca de la Seguridad Social esté matando de hambre a la población al venderle alimentos muy caros. Se dio inició a un batalla campal. Empezó una campaña contra los médicos al hacerle ver a la población que todo el complejo proceso de salud-enfermedad empieza y termina en el horario de los médicos. La población recibió esa campaña con beneplácito. Pero al poco tiempo Martinelli Berrocal dejó al desnudo sus verdaderas intenciones. Quería desprestigiar la principal barrera contra la privatización de la CSS como es el gremio médico. En 1995 dio a conocer un documento titulado “Modernización de la Caja de Seguro Social, Una respuesta hacia el año 2000.” En la misma pretendía crear una entidad financiera que se encargara de invertir los 1,500 millones de dólares que tenía el fondo de Invalidez, Vejez y Muerte de la CSS. Esa entidad actuaría como “una comisión de la Junta directiva”. Al percatarnos de esas malévolas intenciones fuimos organizando una huelga médica que se inició el 17 de enero de 1996. El primer día de huelga mientras yo me dirigía al país por Televisión y le solicitaba al Presidente, Dr Perez Balladares que nosotros queríamos que él conociera las intimidades de la huelga, el mandatario recibió el mensaje y le solicitó a la Dra Aida de Rivera. Ministra de Salud que nos invitara al Consejo General de Estado que se iba a llevar a cabo en la mansión de Martinelli Berrocal en Soná. Que el sitio estaba programado con antelación. Allá acudimos con la intención de que el Presidente quitara a Martinelli Berrocal en el proceso de negociación y que se nombrara una comisión gubernamental. Luego de mi extensa exposición en las que dejé con claridad que ese sujeto lo que hizo fue tirar una cortina de humo para entretener a la comunidad mientras se armaba con el paquete de los fondos de pensiones para manejarlo él, el Presidente nombró a Samuel Lewis Galindo, Presidente del Partido Solidaridad, a Raul Arango, Ministro de la Presidencia y a Giuseppe Corsioni, vice Ministro de Salud. Fueron tan contundentes los argumentos que a Martinelli Berrocal no le quedó de otra que poner su puesto a disposición del Presidente. Cinco meses más tarde, Martinelli Berrocal se reúne con tres altos directivos de la Asociación Médica Nacional con quienes transa mi destitución como Coordinador de COMENENAL y Secretario General de la AMOACCS con el compromiso de darles lo que quisieran. Esa cita se llevó a cabo el día anterior a la reunión de la Coordinación Nacional de los médicos del país en el Ateneo. Fueron convocados más de 200 médicos. Ya yo tenía conocimiento de la citada reunión y lo hice público. Casi hay un linchamiento. Se le notificó a la Comisión Oficial de las insanas pretensiones del Director del Seguro. A los tres días, el Presidente me invita a un desayuno en Palacio. Me enseña la carta en la que el sujeto ponía su puesto a disposición y la elaborada por el Presidente en la que le aceptaba la renuncia. La firmó. La noticia se hizo pública casi enseguida. Me solicitó que no hiciera leña del árbol caído. Lo único que dije cuando los periodistas acudieron a las oficinas de la AMAOACSS fue lo siguiente: “Martinelli Berrocal murió el día en que terminó la huelga. Lo que ha hecho hoy el Presidente fue encontrarle un cementerio para enterrarlo”. Lamentablemente la memoria de nuestro pueblo es muy corta. Hoy está sentado en el solio presidencial acabando con el país. Pueda ser que aprendan la lección.
Posted on: Mon, 04 Nov 2013 07:01:04 +0000

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