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UNA HISTORIA MONUMENTAL Mediados de los años ’50. Mientras en la cancha Colo-Colo crecía día a día, tanto en popularidad como en éxitos, fuera de ella en la mente del presidente Antonio Labán, surgía la idea de cumplir el sueño del estadio propio. En 1956, bajo su mandato, se adquirió un terreno de 28 hectáreas ubicado junto a la Avenida Departamental en el sector sur de Santiago, comenzando la obra gruesa de la construcción del nuevo coloso. En un principio, el naciente reducto estaba pensado para 120 mil personas y pretendía ser una de las sedes del Mundial de Fútbol a disputarse en 1962 en nuestro país. Pero todo esto se vio truncado con el terremoto que afectó al sur de Chile en 1960. El Gobierno decidió jugar el Mundial sólo en los estadios que ya estaban construidos, sin poder aportar económicamente para el término del naciente reducto y la obra, levantada en un 75% (como se aprecia en la foto), quedó inconclusa. Bajo el mandato de Héctor Gálvez, en 1975 y gracias a la venta del delantero Carlos Caszely a España, se pudo terminar el proyecto casi 20 años después de su inicio. La inauguración fue el 20 de abril de ese año, cuando Colo-Colo derrotó por 1-0 a Aviación con gol de Juan Carlos Orellana ante 25.599 asistentes controlados. Sin embargo faltaban muchísimas comodidades. El “Cacique” sólo disputó cinco partidos más en el Estadio Monumental y debió trasladarse de vuelta al Nacional, por la precariedad de las instalaciones de la ahora conocida como “Ruca” de Pedreros. Pasaron muchos años, hasta fines de la década del ’80, más precisamente hasta el histórico 30 de septiembre de 1989, cuando con la venta del delantero Hugo Eduardo Rubio al Bologna de Italia, se pudo dar el toque final a nuestro estadio, el que fue re-inaugurado con un lleno total en un amistoso ante Peñarol de Uruguay. El primer gol anotado en este glorioso coliseo fue obra del argentino Marcelo Pablo Barticciotto, y el marcador final indicó victoria para el “Popular” por 2-1 sobre los “charrúas”. El tanto del triunfo lo anotó Leonel Herrera. El 16 de febrero de 1991 se inauguró la iluminación artificial del Monumental, nuevamente con un triunfo del “Cacique”, esta vez por 1-0 frente a Racing de Avellaneda. Ese mismo año, Colo-Colo obtendría la primera y única Copa Libertadores de América para Chile en la gloriosa cancha “David Arellano”, que de ahí en más sería el centro principal de los éxitos deportivos de nuestra nación. Con el diagnóstico de la FIFA en 2006, donde se explicitó lapidariamente que ningún estadio chileno cumplía con los estándares establecidos por el ente rector del fútbol, la dirigencia decidió emprender un ambicioso proyecto para convertir al Monumental en un reducto de nivel mundial. Desde entonces se avanzó en muchos aspectos. Por ejemplo, con la disposición de butacas individuales, exceptuando los sectores Arica y Magallanes donde se reforzaron las instalaciones, con un diseño de los colores blanco y negro de nuestra institución y la figura del “Cacique” en el sector Cordillera. También con una pantalla gigante de última generación de más de 52 metros cuadrados; la instalación de un pionero y avanzado sistema de seguridad único en Chile y Latinoamérica con modernísimas cámaras de vigilancia; palcos exclusivos y muchísimas otras mejoras. Las obras más recientes son la nueva Sala de Prensa, la más completa y mejor dotada tecnológicamente de todo el país, y el sector del Primer Equipo, donde se remodelaron el gimnasio, la sala médica y de kineseología, además del camarín principal y uno de uso exclusivo de la selección chilena de fútbol. El Estadio Monumental es el reducto más moderno, exitoso y seguro de nuestro país. Digno del equipo más grande. Y, por supuesto, seguirá mejorando con el correr de los años para continuar destacando entre los grandes colosos deportivos a nivel mundial.
Posted on: Wed, 21 Aug 2013 19:24:56 +0000

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