Un día un leproso se acercó a Jesús y le dijo: "Si tú quieres, - TopicsExpress



          

Un día un leproso se acercó a Jesús y le dijo: "Si tú quieres, puedes limpiarme". El leproso estaba excluido de la comunidad religiosa (Lv 13, 45). En las sociedades pre-científicas la mayor parte de las enfermedades contagiosas eran consideradas en cierto modo como un castigo da cielo... y las gentes se defendían como podían poniendo al apestado al margen de la sociedad, con interdicción de entrar en contacto con el. Estamos pues ante una de las mayores miserias humanas: este hombre sufre doblemente... su cuerpo está duramente afectado... y es repudiado por todos... -Enternecido ante este hombre, Jesús extiende la mano y le toca... Marcos subraya el gesto de compasión. Jesús se emociona ante este infortunio. Delicadeza. Participación en el dolor de los demás. Nuestro Dios no es insensible y lejano. Se enternece. Permanezco el mayor tiempo posible en la contemplación de este sentimiento del corazón de Jesús. Por este acto, Jesús infringe deliberadamente la Ley. Ha tocado al leproso, desprecia, por así decirlo la "prohibición" que tanto le había afectado. -Y al instante desapareció la lepra y quedó limpio. ¡Eres bueno, Señor! ¡Líbranos de todo mal! ¿Cuál será el día en que todo mal habrá desaparecido? Señor, desde ahora, quiero trabajar en ello, contigo. Cada vez que puedo ayudar a alguien a salir de la desgracia o del pecado... tú estás allí en mí para continuar tu obra de salvación. -Enseguida, Jesús le despide con esta severa advertencia: "Mira de no decir nada a nadie .." Siempre la misma consigna del "secreto mesiánico". En los catecismos se decía: Jesús probó que era Dios, haciendo milagros. La fórmula, en cierto sentido, es verdadera. Pero podría inducir a pensar que Jesús buscaba más "manifestar su Poder" que "probar quién era El". Ahora bien, es precisamente todo lo contrario, si nos fijamos bien. Jesús deliberadamente "ha escondido" su dignidad y ha pedido que no se hablara de sus milagros. Y esta consigna "severa" del secreto, Jesús la mantendrá hasta la hora de su Pasión. La recordará a san Pedro el día de su profesión de Fe en Cesarea: "Les mandó severamente que no hablasen de El a nadie" (Mc 8, 29-3O). Es una prueba suplementaria de la autenticidad del evangelio: si este libro hubiera sido inventado por algunos admiradores, y escrito con una intención apologética se hubiera insistido sobre la gloria, el poder, las proezas divinas. Ahora bien, es un hecho que se impuso a Marco -portavoz de Pedro-: el verdadero Dios desecha la imagen estruendosa que se ha hecho de El. Y es característico que Jesús no hubiera reivindicado su título de "Hijo de Dios" más que en el contexto de su Pasión, ante el tribunal que le condenaba a muerte, en el momento en que no había ya ningún inconveniente en afirmar el misterio divino de su persona... en el momento en que todos los sueños de grandeza humana y política resultaban completamente vanos. Hoy, Señor, tú eres siempre ese mismo Dios "escondido". -Pero, habiendo partido Jesús, ese hombre comenzó a pregonar a voces y a divulgar el suceso, de manera que Jesús ya no podía entrar públicamente en una ciudad, sino que se quedaba fuera, en lugares desiertos; pero allí iban a él de todas partes. Sí; está claro que Jesús rehúsa la popularidad; que huye de los entusiasmos.
Posted on: Fri, 28 Jun 2013 19:12:02 +0000

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