Un granjero taoísta vivía en una lejana aldea del rincón más - TopicsExpress



          

Un granjero taoísta vivía en una lejana aldea del rincón más remoto de China. No era un hombre rico, pero se sentía feliz con su vida y, junto a su hijo y su mujer, cultivaba una pequeña parcela de tierra. Un día, un caballo salvaje entró al galope en su finca, saltó la valla y comenzó a pastar. Según la ley de aquella provincia, el caballo ahora pertenecía legalmente al granjero y su familia. El hijo no podía contener su emoción, pero el granjero, colocándole una mano sobre el hombro, le dijo: No juzgues tan rápidamente. ¿Quién sabe qué es bueno o malo?. Al día siguiente, el caballo se escapó de la finca. El hijo del granjero estaba destrozado. No juzgues tan rápidamente. ¿quién sabe qué es bueno o malo?, le dijo su padre. Al tercer día, el caballo regresó con cuatro yeguas. El hijo apenas daba crédito a su buena suerte. Somos ricos, gritaba. Pero su padre, una vez más le dijo: No juzgues tan rápidamente. ¿Quién sabe qué es bueno o malo?. A la semana siguiente, mientras iba a lomos de uno de los caballos, el muchacho se cayó y se rompió una pierna. El granjero corrió en busca de un médico y, en poco tiempo, ambos se ocuparon del joven, que se quejaba y se lamentaba de su mala suerte. El granjero pasó por la frente de su hijo un paño empapado en agua fría, le miró profundamente a los ojos y lo tranquilizó una vez más: Hijo mío, no juzgues tan rápidamente. ¿Quién sabe qué es bueno o malo?. A la semana siguiente, estalló la guerra en la zona. Los oficiales de reclutamiento llegaron a la aldea en busca de soldados y llevaron a todos los jóvenes disponibles. A todos, excepto al muchacho que no podía luchar porque se había roto una pierna.
Posted on: Tue, 12 Nov 2013 15:01:46 +0000

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