Un hombre Podría, ponerle un titulo más sofisticado, un hombre - TopicsExpress



          

Un hombre Podría, ponerle un titulo más sofisticado, un hombre extraordinario, un hombre digno, pero prefiero que visualicen como veo yo a don Ricardo Castro tenorio el abuelo, de mis cuatro hijos. Se sabe que cuando alguien muere, todos dicen… era tan bueno….. Pero el era un hombre…. normal y para mí, eso lo hace especial, un hombre que se apasionaba, su team Florence era futbolísticamente hablando “el mejor equipo del mundo”, en este momento, pensamos que el herediano puede ser campeón, pero cuando conocí a don Ricardo, ni sabía que existía, él se apoderaba de la situación y citaba lo que habían hecho o dejado de hacer, si, y en el camino se llevaba a los árbitros, entrenadores o cualquiera que se atreviera a criticar a su amado equipo rojiamarillo, aprendímos, que si en una final está el herediano, todos queremos que gane, aún cuando el futbol no es santo de nuestra devoción, solo por saberlo contento. Que decir de su sangre, su sangre era verde, más liberacionista que don Pepe, no podía creer que yo, una nieta de un veterano del 48, votara por el P.A.C., me dijo que mi abuelo se estaba revolcando en su tumba, y nunca lo vi más serio. Un señor de Cartago les heredo el apellido y genes ticos también. Aunque siempre se ha sentido muy nicaragüense, su rostro se iluminaba cuando hablaba de su amada Granada,- “La ciudad más linda del mundo y más antigua de América”, compartí ese sentimiento cuando visite ese lugar, sus calles rebozan historia, y lo mejor fue cuando le di la razón, yo, con fama de sabelotodo, lo validaba, él, se apunto una victoria, siempre cuando iba a hablar de Granada en mi presencia, buscaba con la mirada mi comentario, yo con elocuencia agregaba- “ es precioso”, o “ bellísimo”, una vez más, él ganaba, porque su espíritu se alegraba cuando tenía la razón, seguro de ahí vino la tradición, de que si la familia jugaba bingo, y el gritaba “bingo”, nadie lo contradecía, él ganaba, después con el paso del tiempo él sabía la técnica, y la aplico hasta el más reciente cumpleaños de mis hijas, sus ojos picaros gritaron bingo, su voz cansada susurro bingo. Muy mal pobre!, siempre le gusto lo bueno, se impacientaba conmigo si, le contaba de las promociones, su paciencia tenía un límite, tomaba aire y con su dedo inquisidor, decía” si tengo la plata y me gusta, lo compro, no pido rebajas”. También lo aplico al elegir el amor de su vida, siempre recordaba que había escogido una pollita cuando ya, el era gallo. Sus terribles chistes, hacia que repitiera el que, más gracia había causado, chistes como el del pastor, hacia que practicáramos la paciencia, no obstante nos reíamos de sus chistes, un día me dijo que los nietos le reían sus historias una y otra vez, lo que nunca le dije, era que estaban advertidos, yo siempre les decía “su abuelo merece respeto”, y él lo sentía. Su ego, creo que siempre estuvo ahí, cuando andaba especialmente con esa camisa lila, le encantaba fachentear , esa palabra no existe pero fachento era una palabra que el usaba, se imaginó a mis dos hijos varones como vaqueros, de Nicaragua trajo dos pares de botas, de cuero genuino de las que nunca quise saber el precio, jamás ¡las hubiera comprado yo!. Las usaron y las usaron, y el disfrutaba verlos. ¡ Gracias don Ricardo! Por ser tan buen abuelo, nunca mis hijos podrán recordar un regaño suyo, simplemente no existió! Creía que yo era muy estricta, pero nunca me lo dijo, su dejaló…. Era propicio para que yo suavizara mi enojo. Siempre nos dio regalos, auspiciaba a su esposa, mi suegra, doña Mercedes en su ilusión de tener regalos debajo del árbol de cada navidad en los ultimos 21 años. Su profesión le llenaba de orgullo,” yo le corto el pelo a fulano de tal”, personajes importantes venían a que él les cortará el pelo, profesional en su oficio, vestimenta impecable ,blanca de pies a cabeza, su local era su orgullo!, invertía en el imponiendo su gusto, recordemos siempre que le gustaba lo mejor, se acuerdan cuando se pusieron a la venta la sillas blancas de plástico, él las compro, y después ante la decepción de que se abrían cuando un cliente era “hermoso” las cambio por unas de metal acolchado. Mis hijos se criaron con el orgullo, que su abuelito les cortara el pelo gratis! Esa oferta no se podía dejar pasar!, cuando estaban más grandecitos, yo les decía que tenían que barrer el pelo y el protestaba y decía “ dejaló”… ante mi insistencia lo permitía, después me confesó que se sentía orgulloso que ellos barrieran el cabello, ellos también lo disfrutaban. Con dos chupas por cada corte ellos se sentían importantes. ¡De muy buen diente!, le encantaba la comida buena, el recuerdo de el mondongo de Rodolfito con la pata adentro, lo inspiraba, nunca quise competir con eso, nunca les ofrecí sopa de mondongo y lo comprendí cuando en Nicaragua probé la delicia de sopa con la pata dentro que, Rodolfito nos ofreció, en un recipiente en el que se puede servir ensalada, ante mis protestas de que era mucha cantidad él impaciente me dijo “probalá!” y que decir, que casi me como el hueso, estaba maravillosa! Otra vez él ganaba! Desde siempre sabíamos que le llegábamos por el estomago, no importaba mucho el menú él se apuntaba con entusiasmo, creo que lo motivaba, el mismo sentimiento que a su esposa, ver la familia reunida, en las buenas…langosta y en las no tan buenas… lo que fuera!, pero él sabía que la porción más grande era para él. Un ejemplo de trabajo, mis hijos y yo somos dormilones, en cambio mi esposo a las cinco está levantado, ¡de domingo a domingo!... -Vean a mi papá! ha reclamado, y gritado!, enfermo o con goma siempre se levanto a trabajar,( el ejemplo que todos debemos seguir.) Y aquí viene la mejor lección de amor de un abuelo por su nieta… mi hija cumplía tres añitos era mi bebe, mi princesa, le prepare un fiestecita,¡ vote la casa por la ventana! Cuando mis suegros llegaron, la mirada de doña Mercedes me confirmo mi temor, don Ricardo venia tomado, de Whisky, no tomaba otra cosa. Yo le quite a su nieta de los brazos y doña Mercedes como madre me comprendió, esa fue la última vez que don Ricardo tomo, y empezó una nueva época para la familia Castro, mi suegro no tomo más, yo confieso, que no le creí y en forma de disculpa siempre le decía que era muy valiente, por tomar la decisión de no tomar, esa decisión nos dio más don Ricardo, pues en ese entonces sus vasos capilares se veían en su rostro. Si seguía así no hubiera visto crecer sus nietos. Por todo eso y por muchas otra historias PERDÓN Y GRACIAS, Marcela Arias.
Posted on: Sat, 22 Jun 2013 21:27:08 +0000

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