Un homenaje uno de mis maestros. Octavio Corvalán Octavio - TopicsExpress



          

Un homenaje uno de mis maestros. Octavio Corvalán Octavio Corvalán murió en el crepúsculo del siglo XX entró al nuevo milenio en el aire transparente de los recuerdos, en el murmullo incomparable de las palabras, en la literatura que, como dice el poeta es “ un cielo de ecos, en un cielo de espejos que te repiten y destrozan y te vuelven innumerable, infinito y anónimo”. Ha devuelto su vida a ese río innumerable que son los otros. Su espíritu hechizado queda en ese lugar mágico que es la biblioteca; su memoria amiga en ese otro lugar mágico que son los corazones . Octavio siempre supo que esa era la verdadera inmortalidad. Le gustaban los versos de Borges que decían "Ajedrez misterioso la poesía, cuyo tablero y cuyas piezas cambian como en un sueño y sobre el cual me inclinaré después de haber muerto" . La historia de Octavio es una de esas vidas nuestras marcadas por lo que el llamaba el “pendulo descompuesto” de la historia de nuestros pueblos, el desfasaje entre los ideales y la realidad,la teoría y a práctica . Al mismo tiempo como la de Canal Feijóo a quien tanto admiró “Es la suya una historia que se apega a la tierra” A fines de los sesenta los estudiantes de letras leíamos a escondidas a los escritores del boom. La academia excluía esos jóvenes apóstatas del espacio sagrado de la literatura mientras su fascinación everberaba en los pasillos donde algunos recitaban Rayuela de memoria, otros Cien años de soledad, una muralla nos separaba de los docentes que, desde imaginarias tarimas repetían una y otra vez años historias, ediciones, fechas, argumentos. Muchos apasionados por la literatura apenas lograban que esa pasión nos llegara, para todos la creación era algo lejano, vivían en un mundo sin cafés ni discusiones compartidas. Al fragor de las nuevas ideas, de la solidaridad expresada en las calles la rebeldía contra los moldes nos enfrentaba . Un día apareció un hombre oscuro, de humor contradictorio, que recitaba poesías y componía música y ofreció un programa sobre la escritura del boom, casi 300 alumnos pugnamos por entrar en el aula, nuestro entusiasmo llegó a preocuparlo hasta que se acostumbró. Su mensaje era el nuestro “Inventar un lenguaje es decir todo lo que la historia se ha callado.Continente de textos sagrados, Latinoamérica se siente urgida de una profanación que dé voz a cuatro siglos de lenguaje secuestrado, marginal, desconocido” Silencioso, prolijo, apasionado, armado de la lanza de la literatura la adarga de la teoría este Quijote de rostro indígena se desplazaba por los pasillos efervescentes, con comodidad, enfrentando las normas-lo que le causaba no pocos problemas- y aceptando nuestros modos de instalarnos en el mundo: Metía de golpe la vida en el aula, proponía nuevas lecturas, nos estimulaba a la crítica y a la pasión .Y además creaba, cantaba, componía. Paz Neruda, Vallejo, Huidobro se daban la mano con Carpentier, Fuentes, GGM, Vargas Llosa pero también Manuel Castilla; Bernardo Canal Feijóo, Arturo Jauretche, José Hernández Arreghi y Raúl Scalabrini Ortiz . Nos llenaba de preguntas más que de respuestas qué es la cultura; hay una cultura nacional; qué es ser argentinos; que es ser latinoamericanos. Graduada tuve el privilegio de adscribirme a sus cátedras y participar en sus programas de investigación . Recuerdo que acompañó mis pasos con una generosisdad única y acabó pasando mi primer trabajo en la máquina de escribir. Cuando se exilió en Salta no olvidó nunca acercarme su solidaridad personal e intelectual en las peores épocas de la dictadura. Me estimuló a escribir para sobrevivir al delirio de una realidad que nos mataba poco a poco cada día , del que sólo algunos renacían- siento que Octavio dejó demasiados jirones de su alma en aquellos años. Con la vuelta fundamos el IIELA, abrimos la cátedra, armamos programas y durante un largo tiempo compartimos la cotidianeidad de la facultad con ternura y fecundidad. Dice en un rincón de su obra sobre Canal Feijóo “La confluencia de ambas circunstacias e produjo siempre la incómoda sensación-la de pertenecer a una reducidísisima cofradía-que por suerte se ha ido atenuando en l0s últimos años” Siempre supo que hermosa y terrible era la tarea del intelectual latinoamericano. Enorme desafío y compromiso . dar lugar a un ejercicio de la crítica supone un combate por la vida. Un cantar mexicano de mucho antes de la conquista –que Octavio recordaba en sus clases-decía que los sabios eran aquellos que nos ayudaban a encontrar nuestro propio rostro: "El sabio: una luz, una tea, una gruesa tea que no ahuma. Un espejo horadado, un espejo agujereado por los ambos lados. ............................................................. Hace sabio los rostros ajenos, hace a los otros tomar una cara" Octavio nos enseñó a ser ese espejo, el nos hizo más sabios y esa es uno de sus mayores legados.
Posted on: Tue, 17 Sep 2013 23:05:26 +0000

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