Un joven de 28 años llamado Dominic Russo junto a un ejército de evangelizadores, brigadistas y predicadores vino a poner en evidencia todo el desamparo espiritual, moral y material de un país abatido llamado Honduras… Aquel país que un día fue nuestro. No hubo necesidad de que nos arrasara un huracán ni tampoco fue necesario que nos tragara un tsunami para que 2,500 evangelizadores llegaran en una masiva brigada a socorrer un país que ha caído en la peor crisis moral de su historia… Este acontecimiento demuestra que los socorristas del mundo no sólo deben reaccionar en masa y con efectividad cuando las naciones han sido víctimas de una hecatombe natural o de un sismo en la escala 9… sino que también el socorro vale y amerita cuando una nación se ha quedado sin líderes y sin orientación en la parte moral y espiritual… Es cierto que las brigadas repartieron panes y peces a miles de personas desamparadas de las periferias urbanas y rurales; en las colonias marginales de Tegucigalpa y San Pedro Sula mucha gente lloraba de alegría al recibir medicamentos, zapatos, frazadas, ropa y alimentos provenientes de personas buenas. Porque lo que en realidad alegra el corazón del pueblo no es recibir cosas sino compartir miradas, abrazos y juegos con personas desconocidas que dan por el simple hecho de dar. Para la gente no es ninguna novedad que lleguen cargamentos de donaciones a sus barriadas… en realidad eso sucede a cada rato. Lo novedoso es que esta vez se trataba de un simple acto de amor, realizado por desconocidos y por personas cuyo único propósito es devolver esperanzas a un pueblo que hace mucho las perdió. Actuando en nombre de Dios y orando infatigablemente en sendas jornadas masivas, los evangelistas volvieron a demostrar con 18 estadios a reventar que la gente sí necesita consuelo, aliento y compañía. Más de un millón de personas fueron invitadas y más de un millón de personas atendieron el llamado de las jornadas de unción y avivamiento espiritual coordinadas por Dominic Russo. El joven Dominic Russo fue capaz de reunir en un solo día cincuenta veces la cantidad de personas que podría congregar el más astuto político de nuestro país en un año ¿y cómo lo hizo? Muy sencillo, apoyándose en Dios y demostrando que la gente no únicamente está hambrienta de pan y peces, sino que los pueblos también están ávidos de buenas palabras y nobles orientaciones. Una nación tiene derecho a tener todos los días una razón para vivir y un propósito para continuar… y cuando creíamos que los gobernantes completarían su cometido de agraviarnos y fastidiarnos los 1.400 días que dura una tiranía, llegó Dominic Russo y les robó un día y ese día se lo regaló a la gente… Dios te Bendiga buen Dominic.
Posted on: Fri, 26 Jul 2013 18:20:12 +0000