Una víctima más de la indiferencia y el quémeimportismo: Un gatito que estaba al pie de un edificio abandonado a una cuadra del hotel Ramada, frente al Malecón. Alguien posteó su foto en FB pidiendo ayuda y yo me di una vuelta. Al ver su estado decidí rescatarlo y llevarlo al médico. Pasó la noche en mi casa pero no comió nada ni tomó agua. En la mañana una doctora lo valoró. Estaba desnutrido, con la temperatura baja, respiraba con dificultad y botaba sangre por la nariz y la boca (señal de una hemorragia interna), tenía las patas, las orejas y parte del rostro manchados con sangre ya seca, por lo que se presume que sufrió un golpe muy fuerte, ya que tenía además la cabeza hinchada (una vendedora del sector dijo que lo atropelló un carro y llevaba días en el lugar, agonizando). Además se quejaba pues al parecer tenía una lesión interna y al tocarlo le dolía. En la veterinaria le pusieron suero tratando de estabilizarlo pero la doctora me dijo que estaba en muy malas condiciones y que esperáramos a ver si soportaba hasta el otro día. Ya por la noche me dijeron que estaba muy mal, que estaba sufriendo mucho y que los primeros exámenes de sangre dieron positivo al SIDA felino y a leucemia, por lo que me aconsejaban dormirlo. El dolor estaba controlado pero su estado no mejoraba. Lo más piadoso era dejarlo descansar. Fue una lástima pues era un gato muy bonito. Quién sabe cuánto tiempo llevaba en la calle, herido, ante la mirada indolente de la gente (y peor aún, muchos ni lo habrán visto en su rincón del dolor). Me queda el consuelo de que hasta el final intenté salvarlo y que al menos murió bajo techo, rodeado de gente que lo quería. Por eso estuve a su lado en ese momento. Su muerte fue instantánea, sin dolor. Ya debe estar jugando en el puente junto al arcoiris (una bella leyenda animalista)...
Posted on: Sat, 09 Nov 2013 00:17:39 +0000