Vencida era ya Sevilla y la Vega de Granada avanzaban los - TopicsExpress



          

Vencida era ya Sevilla y la Vega de Granada avanzaban los cristianos a la conquista de Málaga y entrambos territorios se fundara La Pizarra. Eligieron por Alguacil a un gran marqués de Granada, noble de gran devoción, cristiano de pura raza, habría de ser su deseo por promesa en la batalla elegir como Patrona a la Virgen de la Fuensanta. Los reyes moros ocultos moraban en la montaña descendieron de la sierra con odio a la Virgen Santa como Judas vendió a Cristo treinta monedas de plata dieron a malos traidores para rendir La Pizarra. Y se bañaron las calles de nuestra sangre cristiana. Cubrían las viejas cruces con túnicas musulmanas. Reinando ya están los moros en la Villa de Pizarra imponen su voluntad con fuerza de sus espadas. Y no hubo lugar sagrado que los moros respetaran. Vino el quince de Agosto la fiesta de la Fuensanta y los moros impusieron toque de queda en las casas. Y no habría en las calles ni cristianos ni cristianas bajo pena de morir abrasado entre las llamas. Llegando eran ya las diez y la noche refrescaba solita y triste en su templo aguardaba la Fuensanta. Los jefes moros reían y aún de ella se burlaban ¿dónde quedan tus devotos amados hijos de tu alma? Abrióse la puerta del templo al ruido de esas palabras entró en ella el viejo alguacil con un hijo de La Pizarra. Aquí estamos ya tus hijos amantisima Fuensanta y ya no habrá de importarnos si estos moros hoy nos matan orgullo sería morir al pie de la virgen Santa. El capitan de los moros así habló con voz bien alta: admiro vuestro gran valor no arderéis entre las llamas pero habréis de tomar los dos el trono de la Fuensanta. Bien sabía aquel rey moro de aquella imposible hazaña el trono de la Patrona prodigio de pura plata apenas podria moverse con dos hombros en sus andas. Con sacrificio levantan el trono de la Fuensanta se encaminan a la puerta de aquella sagrada casa. A falta de viejos cirios mil luceros de plata se asomaron a los cielos para servir de compaña. El alguacil cayó al suelo bajo el peso de las andas vuelve su vista a la Virgen murmurando una plegaria de los ojos de la Patrona rueda una dulce lágrima. El alguacil recobra fuerza ante aquella imagen santa y se levanta del suelo para seguir con su marcha. Y los moros se reían y aún así se burlaban: ¿dónde quedan tus devotos amados hijos de tu alma? Mas al ruido de aquella burla por amor a la Fuensanta se oye una voz poderosa se ve abrirse una casa la familia grita entera "Alto", aqui esta Pizarra, ya los padres y sus hijos se meten bajo las andas "Alto, alto, que ahora es mía" resonó en toda Pizarra y una a una fueron abriéndose todas las puertas de las casas. No se distinguen cabezas niños, mujeres, ancianas los nobles y los plebeyos bajo el trono de la Fuensanta. Y no quedó hombro en el pueblo que a la Virgen no acompañara. ¡Alto, alto! en cada calle ¡alto, alto! en cada plaza sonó como un eco sin fin en la Villa de Pizarra. Las puertas de par en par al paso de la Fuensanta ya los padres y sus hijos hombro con hombro en sus andas, ya los niños en los brazos pues así les enseñaban cómo habrían de ser ellos quien un día la portaran. Si algún enfermo no puede los vecinos le ayudaban enseñándole a los moros cuál es la fe de España. Los moros ante el prodigio huyeron en desbandada y así quedó en la Historia esta notable hazaña que en este valiente pueblo en esta villa de Málaga por amor a su Patrona nuestra fe venció a las armas. Dijo el alguacil a la Virgen: desde hoy, Vos, mi Soberana, en vez de un manto blanco luciréis un manto grana en memoria de la sangre que cristianos y cristianas derramaron defendiendo el honor de la Fuensanta. Y aquí queda mi relato memoria eterna y clara del primer quince de Agosto en la Villa de Pizarra.
Posted on: Fri, 09 Aug 2013 10:47:15 +0000

Trending Topics



Recently Viewed Topics




© 2015