Ventajas del contacto con los Angeles - Fuente: Enrique Llop Son - TopicsExpress



          

Ventajas del contacto con los Angeles - Fuente: Enrique Llop Son enormes las ventajas que pueden derivarse del contacto con el mundo angélico porque nuestro Ego Superior sólo desea lo mejor para su vehículo físico, lo mejor para su bienestar y sobre todo para su evolución. Y como es puro amor desinteresado, aspira y anhela poder ayudarnos en nuestro peregrinaje humano para que tropecemos lo menos posible. Pero, de la misma forma que no nos puede tocar la lotería si no compramos un billete, nuestra divinidad interior no se mueve a nuestro favor, o lo hace mucho más lentamente, si no se lo pedimos. Y es importante tener en cuenta que para ella no existen enfermedades incurables ni problemas insolubles, ni existe lo que llamamos el fracaso, la incomprensión, la soledad. Es lamentable pensar que el ser humano, siendo detentador de ese inmenso poder, no haga uso de él. Las jerarquías angélicas constituyen una cadena de intermediarios entre el hombre y la divinidad, la cual ocupa el lugar reservado al Presidente de una Compañía. Si observamos el funcionamiento de una gran sociedad anónima, tendremos una idea aproximada del funcionamiento de la organización cósmica. En la Sociedad Anónima, vemos que normalmente el Presidente sólo suele estar en contacto con determinados altos funcionarios que dirigen los grandes departamentos. Ellos le exponen los temas más importantes de sus secciones, y sobre esta base éste toma sus decisiones, después de haber escuchado a sus consejeros. En cada departamento, el Jefe procede del mismo modo con sus subordinados, y existe un Jefe de Personal que se encarga de canalizar las quejas o sugerencias que proceden de los simples empleados. Todo ello constituye una cadena jerárquica perfecta, que va de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba. Los de abajo ignoran a menudo lo que sucede arriba, y la única forma de averiguarlo es haciéndose amigo, muy amigo, de alguien que está arriba. Si uno gana su confianza, con gestos inequívocos de lealtad, acabará enterándose de las decisiones que se toman en la cúpula, y no solamente eso, sino que ese amigo perteneciente a una jerarquía superior puede promoverlo, para que pueda escalar rápidamente. Si así sucede aquí abajo, donde todo está orientado de acuerdo con el modelo cósmico, con más precisión sucederá arriba, porque todo funciona allí con mayor perfección. De modo que conviene ganarse la confianza de los intermediarios, empezando por los que se sitúan en los escalones más próximos a nosotros. ¿De qué manera lo lograremos? Ellos ejercen una labor didáctica respecto a nosotros y, como hemos visto, disponemos diariamente de un profesor en funciones que nos enseña una parte de la dinámica cósmica. Este profesor a menudo se desespera al comprobar que no asimilamos lo que trata de explicarnos: es más, ni siquiera nos enteramos de que nos lo está explicando (mediante una serie de anécdotas, como hemos visto anteriormente). Pero si de pronto lo descubrimos, si somos alumnos aplicados y aprendemos rápidamente su asignatura, se sentirá tan satisfecho que podremos pedirle cualquier cosa con la seguridad de que hará lo posible por concedérnosla. Si hacemos amistad con él, es decir, si hablamos con él a menudo, no solamente nos dispensará su asignatura, sino que nos dirá cosas sobre su vida particular y nos enteraremos de los asuntos relacionados con su intimidad. Si procedemos de igual forma con los 72 profesores que han sido asignados al género humano, acabaremos teniendo un conocimiento perfecto de las condiciones de vida en cada uno de los planos en que se desarrolla la Creación, y nuestras "amistades" nos conducirán a los más altos peldaños de la empresa, alcanzaremos la omnisciencia, la sabiduría suprema, ya que en ellos se encuentra la base de todos los poderes que el hombre puede conquistar en el mundo físico. Lo que nos separa de Dios es la ignorancia, que es la misma barrera que separa al botones del Director General. Si nos hacemos íntimos de los Angeles de la Kabalá, podremos tratar de tú a tú con nuestra divinidad interna, porque mientras seamos con ella reverenciosos y protocolarios y nos acerquemos a ella con inciensos y cánticos, será señal de que aún estamos muy lejos de esa divinidad, que se nos presenta como algo mítico, inasequible. En cambio, cuando tratemos a Dios (o Ego Superior) de tú a tú, será señal de que hemos penetrado en el círculo de su amistad, y ello significará que le hemos abierto la puerta de nuestros organismos para que sea Él quien dirija la política de nuestra vida, siendo nosotros unos meros ejecutores de nuestra personalidad divina. Cada niño debería conocer a sus Angeles Tutelares, que para él pueden representar una ayuda extraordinaria además de una compañía para luchar contra todos los avatares ligados a la infancia, como por ejemplo los terrores nocturnos, la soledad, la incomprensión de la que a menudo son víctimas los pequeños por parte de los mayores, etc. Hemos podido comprobar en múltiples ocasiones la seguridad que puede proporcionar a un niño el conocimiento de sus ángeles guardianes. Como ilustración, ofreceremos una pequeña anécdota protagonizada por un niño de nueve años, llamado Llorens. En el transcurso de una excursión organizada por su colegio, el autocar en el que viajaba volcó en una curva por culpa del hielo. Aunque, afortunadamente, no hubo que lamentar ningún herido grave, se creó durante unos minutos en el interior del autocar un ambiente de gran pánico y de histeria colectiva por parte de los niños, y también de los profesores. Todos empezaron a gesticular y a gritar, todos menos Llorens, que se dedicó a tranquilizar a unos y a otros, diciéndoles que no se alarmaran tanto, que iban a salir en seguida de allí y que el accidente no había sido tan grave como aparentaba. De vuelta al colegio, la tutora de Llorens comentó con otras profesoras la gran entereza demostrada por el niño, la madurez poco usual de la que había hecho gala; y le preguntaron cómo había sido tan valiente. El niño contestó que no había pasado miedo en ningún momento debido a que siempre tenía a su lado a su ángel guardián, al que le rezaba cada noche antes de acostarse; así se lo había indicado su madre, conocedora de la existencia de los 72 Angeles. Llorens dijo que el ángel era su amigo y que en el momento del accidente supo que no iba a suceder nada grave. El ángel de alguna manera se lo sopló al oído. Esta anécdota verídica demuestra la extrema importancia que puede llegar a tener para un niño el saber que dispone de un protector porque a veces, en circunstancias como la que hemos descrito, puede hacer más daño el pánico que el accidente en sí. Este tema lleva a plantearse automáticamente dos preguntas: ¿Para gozar de la protección de un ángel, es imprescindible conocer su existencia? ¿Qué ocurre cuando violan o torturan a un niño, es que su ángel guardián estaba de vacaciones? Los ángeles están omnipresentes para todo el mundo, pero cuando se es consciente de su presencia, su acción puede ser más efectiva. Del mismo modo, uno puede ser cliente del mejor abogado del mundo, pero si no se comunica con él el día que le surja un litigio, puede que le designen un abogado de oficio que tal vez no sea tan efectivo o no se tome el caso con tanto interés. También puede disponer de los servicios del mejor cardiólogo, pero si en el momento de tener un fallo en el corazón no recurre a él, le asignarán el primer cardiólogo que encuentren y éste quizá no le atienda con la misma dedicación ni con la misma celeridad. En cuanto a la segunda pregunta, tenemos que decir que los ángeles están a nuestro servicio para ayudarnos a cumplir más satisfactoriamente nuestro objetivo de vida, pero lo que no pueden hacer es desviarnos de él. Si en el programa de un alma está inscrito el sufrimiento, la tortura o la violación porque así lo necesita para asimilar determinadas lecciones, el ángel no podrá evitarlo. Lo que sí hará si se recurre a él es ayudar a la persona a comprender la razón de su sufrimiento, y si ésta comprende de verdad, dejará de sufrir porque vivirá la anécdota en cuestión como un incidente más en su vida, como si se tratara de un catarro o de una gripe. Es evidente que resulta muy duro, sobre todo para unos padres que hayan visto sufrir a un hijo cualquier tipo de agresión, pensar que ello era necesario para el crecimiento de su conciencia; y más aún pensar que ese hijo aceptó (antes de encarnarse) de forma voluntaria vivir esa experiencia. Pero lo que está claro es que el mundo sería del todo execrable, sería el colmo del absurdo si las cosas ocurrieran por casualidad, sin existir razón alguna. Tras haber desgranado las ventajas que puede reportar la práctica cotidiana de la invocación a los Angeles, conviene prevenir al lector contra la tentación de utilizar la extraordinaria fuerza de que son portadores para fines malévolos o egoístas. Porque, de la misma manera que el amor que mandamos al cosmos en forma de rezo (o bajo cualquier otra forma) vuelve a nosotros multiplicado, todo propósito que no esté imbuido de intenciones elevadas y altruistas, todo deseo que lleve en sí el germen de la discordia, del odio o del desamor, también volverá, cual poderoso boomerang, para estrellarse contra nuestra realidad. Y más aún si se pretende utilizar como vehículo o como medio a los Angeles de la Kabalá. Y por una razón bien sencilla: Cada Angel posee su contrapartida negativa, su "luciferiano" particular encargado de administrar la parte de energías que se han desperdiciado. Si aprovechamos las plegarias para formular peticiones egoístas o malévolas, el que recogerá la petición no será el Angel en cuestión, sino su doble negativo, el Angel del abismo. Y puede que éste satisfaga la petición -siempre que se trate de algo mínimamente razonable y factiblepero no sin cobrar por ello una buena minuta. Pongamos el ejemplo de una persona ambiciosa que desea subir peldaños en su trabajo. Puede recurrir a los Angeles que se ocupan de estos menesteres o a sus tutelares, pero para pedirles que le ayuden en sus tareas de formación, a memorizar y asimilar los cursos que tenga que realizar; puede pedir que le den energía suficiente para llevar a cabo todas sus actividades, etc... Pero lo que no es aconsejable solicitar a los Angeles es que le ayuden a ocupar el puesto de otro, o pedir que al competidor le ocurra algún incidente para poder aprovechar la coyuntura sustituyéndole y demostrar así los méritos propios. Si uno le pide a los Angeles esta clase de favores con mucha insistencia, no es imposible que lo acabe logrando, pero tendrá que pagar un precio por ello: el ser en el futuro víctima de tejemanejes similares por parte de otras personas que tal vez no tengan nada que ver con las que han resultado perjudicadas. Como hemos visto más arriba, las intenciones torcidas son siempre un "boomerang", aunque nunca sepamos cuándo ni por dónde va a volver, pero lo que está claro es que, igual que el asesino suele regresar al lugar del crimen, siempre rebotan en quien las ha generado. Y de ello se encargan los luciferes, en todo momento dispuestos a hacernos "buenos favores" en aras del crecimiento de nuestra conciencia.
Posted on: Sun, 06 Oct 2013 07:46:48 +0000

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