“Virginia Woolf o Gustavo Adolfo Becquer” Aquí dejo un trozo - TopicsExpress



          

“Virginia Woolf o Gustavo Adolfo Becquer” Aquí dejo un trozo de un diálogo, un poco ríspido, que tuve con una persona perteneciente a Facebook, pero que me permitió recordar mis tiempos de corrector de estilo y ejercerlo hasta la madrugada de ayer. Espero que resulte útil y divertido. A veces este sitio hace producir en verdad a sus participantes. Aquí viene, pues, el dialoguín. Es más largo, pero no tiene caso reproducir una novela breve por entregas: “ELLA” Yo también lo lamento. Estoy entrenada para descubrir las erratas en los textos, llevo años haciéndolo, y sé que al mejor cazador se le va la liebre. Es por eso que me atreví a señalar lo que a mi juicio era un error y no un adorno o juego literario. Traté de hacerlo de la mejor manera, pero me falló. ¡Ah, por último, yo no mando toques ni en feisbu ni eléctricos! Y con éste llevo 4 mensajes en su FB. “YO” Yo lamento también, aunque no esté entrenado con el fin de descubrir las ratas en los pre--textos y pos--textos; llevo años no haciéndolo y sé más bien que a la mejor liebre se le va el cazador o la cazadora. Por eso tiré al bote de la basura el "Es" y el "que", a los cuales tomó por sorpresa al mejor roedor de los hierbajos de la escritura, ya que --dijo y sus labios llevaban sonrisa de un lado e incomodidad del otro-- con escribir "Por eso" era suficiente y, como si fueran alfalfa, deglutió las cinco letras (Es+que=5), las cuales lo indigestaron poquitín como suele hacerlo también el chile piquín. Por eso, de inmediato un nuevo conejo justo devoró la palabra “Es” que, como tejón, se había encajado o aparecido como pase de magia el “Es” antes de “Por eso”. Y, púmbale, que llega un tigrillo y, sin darle tiempo a ninguna letra ni palabra ni frase ni oración ni discurso ni justificación, se comió a la “o” siguiente, pues la bestia menor –cachorro-- supo que en el sitio de la vocal deglutida iba un simpático “ni” en correspondencia con el “no” anterior y entonces sonaría así: “no un adorno /ni/ un juego literario”, pero para su desgracia la “o” se le introdujo en una muela cariada y pensó que trataría de sacarla de allí y hacerlo de la mejor manera, pero falló: la “o” viviría en su muela hasta que fuera mayorcito. Por último, ella pensó colocar la expresión admirativa “¡Ah” antes de la frase que vendría (“¡…yo no mando toques ni en feisbu!), pero no se dio cuenta a tiempo: la expresión admirativa “Ah” la iba a exponer ante sus lectores como decadente, a lo Becquer (Gustavo Adolfo), y no supo que nada más tenía que decir “Por último” (que es más dramático en la actualidad y dentro de una redacción normal y más impresionante), “¡Yo no mando toques ni en feisbu!” (no se escucha mal). Aunque sabía que le faltaba una “c” o una “k” después de la “u”, pues estaba ridiculizando la palabra “facebook”, elaborada en inglés (“cara de libro”, “cara y libro”, “cara-libro” o “cara y texto”). Y pensó que la segunda expresión era la más atinada en tanto que era en extremo difícil, en el espacio que otorga “facebook”, introducir en su página un libro. Promoverlo, sí, pero no pensó en ello. Mas la frase que acabo de transcribir no está acabada, ya que dice: “¡…yo no mando toques ni en feisbu ni eléctricos!” Y nos damos cuenta de que le urgía, tal vez, mandarme “toques eléctricos”, aunque lo presente tan sólo como una ironía más como feisbu y apoyada en ella. Qué bueno que “fecebook” es tan sólo un medio de intercambio de palabras (de cualquier disciplina, implicado el vivir). Así llegamos al final de un viaje por la jungla de “facebook”. Ufff, qué tarea; es más complejo corregir a un/una corrector/a que a un/a escritor/a como Samuel Beckett o Virginia Woolf. Pero me gusta desentrañar, como juego, lo casi desentrañable, pues toma cara de “sencillez”, de “verdadera buena redacción” (y hasta el/la autor/a piensan que redactaron bien de bien), pero en rigor es sólo la máscara, ya que debajo se encuentra la tigrilla hecha ya una tigresa en serio. Pero descubrí que hay doble cara: también está un tigre o una tigre hembra, lo cual complica todo porque la tigresa o tigre querrá tener la razón a la fuerza y esos seres, aunque bellos, pueden truncar una cabeza humana tan sólo de una cachetada. Guillermo Samperio
Posted on: Sat, 03 Aug 2013 09:42:35 +0000

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