XXXVII Durante el tiempo de estudio de Isabella, Pablo Prieto - TopicsExpress



          

XXXVII Durante el tiempo de estudio de Isabella, Pablo Prieto llegó a Quito, regresó a casa, la vendió, provocó un incendio, se escondió por unas semanas por Guápulo, mientras en las noches se dedicaba a la bohemia. No podía dejar de pensar en el ser hermosamente destrozado por sus manos, siempre pedía que le pongan un tango que le recuerde a su musa, lloraba, quería regresar a la ventana, bebía, se cansaba del pasa-montañas, lo detestaba, lo sofocaba, quería quemar el bar con Prieto y todo, se enloquecía sin que nadie lo supiera, le fastidiaba el horror de seguir vivo sin su amada. Vendió su casa en un buen precio, era una mansión que tenía más de cien años en el centro histórico, salió por la frontera a Perú hasta llegar Lima donde alquiló una casa y se quedó por un tiempo a vivir. Catherine por su parte seguía hundida en la tristeza, el colchón se convirtió en su amante, el licor en su saliva, ya no sentía que le falta solo Cristobal, sino una presencia más, era como si una sombra estuviera viviendo y contemplándola en su muerte, pero que desapareció con un papel arrugado en forma de carta, fuera de la puerta de su casa bajo una piedra, sin direccionamiento, en el se encontraron estas tristes palabras: En las noches pienso el poema que llene tu alma, que te persiga por el tiempo y te deje marcada, que te invite a llamarme a decirme que me extrañas. Busco en el día palabras y frases sin rimas, objetos, lluvia, pinceles con sustantivos, rosas, llaves, un vestido y el calor. Desde lejos veo tus ojos que me miran sin parpadeo iluminando cada paso por el que mañana camino justo cuando te suspiro con el alma. Herrera hasta esperar los resultados estuvo presente en otros casos que los resolvió con rapidez, uno de ellos posteriormente lo llevaría al asesinato más espantoso que ha existido desde la muerte de Mónica Santacruz. Conrad regresó a pintar en Londres, y abrió una exposición después de un año. Ana seguía con su vida, con un nuevo amante cada semana. Iturralde trabajando en un cuadro clínico bastante complicado de una suicida, con quien años después contraería matrimonio y la encontraría muerta en el segundo aniversario de bodas con una soga en el cuello en el jardín posterior de su casa. Gonzalo Ortega, no pudo pintar hasta esclarecer los hechos, perdió la inspiración y las ganas, pero tenía la grata compañía de su nueva amiga Isabella.
Posted on: Fri, 05 Jul 2013 21:41:46 +0000

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