¿Y cuándo ganan los buenos? (Técnica de "reenmarcación" en El abogado del Diablo). Otro ejemplo digno de mención en la utilización de esta táctica, lo tenemos en el discurso que pronuncia Al Pacino al final del film, El abogado del diablo. Refresco un poco la escena. Con el propósito de derribar la resistencia que pudiera haber en su interlocutor (Keanu Reeves) para darle un nieto (El Anticristo) a través de una relación incestuosa con su hermana (Connie Neilsen), el diablo decide dar una nueva versión de la idea creacionista-religiosa, colocando al demonio como el verdadero autor del mundo y gran amigo del Hombre. En su alegato, acusa a Dios de narcisista y descuidado por pedir constante adoración, en lugar de atender a las súplicas de bienestar que le ha hecho desde siempre la Humanidad. Mediante tal cambio de significado, pretende socavar la idea de una supuesta bondad divina que pudiera apoyar en el abogado una postura de oposición a los deseos del “maligno”. La taimada disertación - actuada magistralmente por Pacino - parece orientada al éxito, hasta que un detalle no previsto da al traste con las pretensiones demoníacas. El libre albedrío, preconizado anteriormente por él mismo, hace que su querido y necesitado vástago opte por suicidarse en vez de obedecerle, con lo que la trama queda resuelta favorablemente y el espectador puede irse a casa a descansar medianamente aliviado por el favorable desenlace. Y digo medianamente, porque a muchos les quedan resonando en los oídos las frases previas al final, cuando el significado de un dios benevolente y protector termina hecho trizas por una astuta recodificación de quién es el “bueno” y quién el “malo” en este mundo. Vemos así, como el dominio de los significados comunicacionales puede ser un agente muy importante en la alteración de actitudes y conductas ajenas sobre las que queremos influir.
Posted on: Sun, 25 Aug 2013 15:30:43 +0000
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