"Ya que hoy en día la mayoría de la gente nos "conoce" por lo - TopicsExpress



          

"Ya que hoy en día la mayoría de la gente nos "conoce" por lo que hacemos público en las redes sociales, voy a soltar unas cuantas verdades que nadie nunca ha tenido el valor de averiguar. Es acojonante la cantidad de gente que cree ciegamente en los rumores. Y hay muchas clases de rumores, pero parece ser que el más efectivo es aquel que se dedica a esparcir la misma boca. La boca de un hipócrita, manipulador, que juega a vender apariencias y engañar a la gente mostrándoles una imagen de caballero de la bondad. Sí, la verdad es que el personaje que se dedicó a esto lo hizo de manera profesional y llegó a su propósito en mí: vender una imagen de mí que no es la cierta. Con esto vengo a explicar mi historia: estuve saliendo un año con este chico. Me enamoré de él porque, como a todos, me vendió su imagen. Parecía el chico más honesto, humilde, bueno y culto que había conocido en mi vida. Con los meses, sin embargo todo se distorsionó hasta un punto en el que dejé de ser yo misma. Sus palabras se convirtieron en gritos, sus caricias en amenazas y mi libertad en una servidumbre. Incluso mi padre, que nos veía frecuentemente, le prohibió volver a pisar mi casa porque "me desgastaba psicológicamente y me faltaba el respeto". Yo no reaccionaba, a pesar de haber perdido contacto con todos los que me rodeaban. Él me consideraba inferior y nunca, hiciera lo que hiciera, estaba a su altura. Permitía que me gritara y me alzara la mano, pero me pasaba las 24 horas sumida en una pesadilla de la que no sabía escapar. Mis padres decidieron que lo mejor para mí era irme con ellos unos días a la playa, y así fue. Allí oculté los motivos de mi cara demacrada e intenté hacer amena la espera, ya que lo que más deseaba era verlo de nuevo. Salimos por la noche a beber y pasárnoslo bien en la playa. Bebí, bebí hasta emborracharme de tal manera que todos mis problemas huían en cada trago que descendía por mi garganta. Todos bebimos demasiado, unos casi se ahogaron, otros se pasaron la noche escupiendo la bilis, yo huyendo. Adri, un chico muy majo con el que me había reído mucho durante aquellos días vio que empezaba a tambalearme y a no controlar mi andar. Él iba igual o peor que yo, así que decidimos sentarnos un momento y ver como los demás jugaban a aprender a andar. Notaba como todo lo que había comido durante el día subía de mi estómago y pretendía salir. Me pesaba la cabeza y la apoyé en el hombro de Adri. Y aquí viene lo que todos consideran un crimen. Le miré a la cara para decirle que tenía ganas de vomitar, cosa que él interpretó erróneamente y se inclinó para besarme. Lógicamente, la velocidad de reacción de una persona en estado ebrio no es tan rápida como la de una persona sobria. Aún y así, a los dos segundos de asimilar la situación, me aparté con la sensación de haber matado a alguien. Al cabo de cinco minutos, poté, me fui y lloré hasta dormirme. Podría haber sido inteligente, como hacen la mayoría, y ocultar un desliz a aquel chico que quería. Sin embargo, un sentimiento de culpa se me echaba encima y al día siguiente, cuando vino, se lo conté. A partir de aquel momento, prácticamente dejé de ver a mi familia. Aquella noche recibí insultos de todo tipo, voces que incitaban a la muerte y se firmó un pacto sin palabras: haría todo lo que él deseara. Y así fue, me abandoné del todo a mí misma. No salía de casa, sólo cuando él me llamaba acudía y hacía todo lo posible para que estuviera cómodo y a gusto con todo. Sin embargo, lo único que yo recibía era desprecio. A los pocos meses mi madre me obligó a sentarme, encabezonada en hacerme entender que aquel chico me dominaba psicológicamente, que me hacía daño y me consumía poco a poco. Ocurrió, entonces, una de aquellas muchas noches que él salía a emborracharse y fumar y yo me quedaba en casa "porque era lo que una buena novia tenía que hacer", que decidí acabar con el dolor. Pero él fue más rápido y, al día siguiente, acompañándolo a su portal, decidió no volver a verme. No me dio explicaciones, fue así de simple. Creí que el sentido de mi vida se esfumaba. Que aquel año volcado completamente en satisfacer a aquella persona, no había servido para nada más que lesionarme. Y las secuelas que dejó fueron imborrables. Me aislé, pero encontré mi libertad robada, volví a recuperarme poco a poco. Recobré la confianza con mi familia, aunque "los amigos" me cerraran las puertas en las narices. En el fondo, me sentía bien sin nadie que me gritara y me amenazara por cualquier cosa. Este chico siguió haciendo su vida como siempre. La gente lo adoraba, ellos sólo conocían a aquel chico del que yo me enamoré, un chico 10. Lo que yo desconocía era el poder de manipulación que ejercía a través de la palabra. Esparció toda clase de rumores sobre mí y seguramente lo siga haciendo. Distorsionó la historia de manera que la gente cree que merezco ir a la cárcel por lo que hice. Está muy bien narrarle a la gente lo que para ti fue lo nuestro, y el "gravísimo" error que cometí. Pero yo no tuve el valor de hablar mal de ti. No le conté a nadie que me gritabas y que me amenazabas; que me encerraba en el lavabo con la luz apagada muerta de miedo mientras tu destrozabas el salón; no le conté a nadie lo que es vivir con miedo (quizás por ese mismo miedo), pero ahora me arrepiento de no haberlo hecho. La verdad, es que es admirable lo que has hecho. No hay nadie que no crea tu historia, eres como el portador de la palabra de Dios, todos tus secuaces te siguen, nunca estarás solo porque nadie conoce cómo eres realmente. Te felicito por haberme jodido la vida hace 3 años. Pero nadie sabe que aquí, el que ha puesto realmente los cuernos, eres tú. Y no precisamente a mí. Nunca lo he contado, pero creo que ya va siendo hora. Cuando "te enamoraste" de mí, tú salías con una chica y llevabais casi 2 años juntos. Yo de esto no me enteré hasta que lo descubrí por mi cuenta, porque tú me lo ocultabas. La pobre chica, Ainoa, vivía engañada creyendo que te ibas a estudiar con una amiga, cuando en realidad lo que hacías con esa "amiga" era mucho más que eso. Cuando llegó a mí la verdad, quise parar con este juego, me hacías daño a mí y le hacías daño a ella. Pero para ti era la más pura diversión. Jugabas con una mientras la otra te esperaba para cenar. Follabas con una mientras con otra te imaginabas a quien te placía. Todo esto que cuento tiene pruebas físicas, quien se interese por ellas, que me pregunte. Estaré encantada de mostrarles la verdad. Yo, por el contrario, nunca he ido esparciendo mierda tuya, esta es la primera vez que lo hago. Y debo decir que ojalá hayas cambiado desde entonces, porque dudo que haya nadie que quiera aguantar una relación de pareja con alguien como tú. El error más grande que he cometido en mi vida fue subyugarme a ti, cual esclava a su amo. Y hoy, a mis 19 años estoy completamente segura de no conocer a persona con más maldad que la tuya, Arnau. Sigue engañándolos a todos, al menos yo vivo tranquila sabiendo la verdad. Sara Hernández."
Posted on: Wed, 02 Oct 2013 19:49:53 +0000

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