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historia de américa latina de la colonia al siglo xxi Loris Zanatta Escribir una historia de América Latina constituye un desafío. ¿Qué tiene en común ese conjunto de estados que presentan historias, geografías y sociedades diferentes? ¿Cuánto hay de utopía en la proclamada unidad latinoamericana? ¿Cómo puede construirse un único relato a partir de tanta diversidad? Loris Zanatta lo ha resuelto admirablemente. En Historia de América Latina aparecen la Argentina y México, Brasil y Cuba; el relato se detiene asimismo en los Andes, Centroamérica y el Caribe, ocupándose con mayor detalle de la etapa reciente, sobre todo la segunda mitad del siglo XX, y sin descuidar ningún caso nacional. Explorando el complejo entrelazamiento de la política, el Estado y las ideologías, el autor señala el papel del liberalismo, el nacionalismo, la democracia y la revolución, y subraya particularmente la significación del catolicismo en las creencias, la sociedad y la cultura. Tras el conjunto de historias nacionales, encuentra el hilo conductor de una historia latinoamericana, distinguiendo lo que une y lo que divide, lo común y lo singular, lo específicamente latinoamericano y aquello que comparte con el resto del mundo occidental. Así, logra organizar esa complejidad en una síntesis clara, que articula hipótesis novedosas y desafiantes. Del organicismo colonial al populismo moderno, del liberalismo del siglo XIX a las democracias populistas contemporáneas, del caudillismo a las dictaduras, el volumen relata el devenir de América Latina como una tierra de transformaciones, de revoluciones e involuciones, de frustraciones y promesas. Escribir una historia de América Latina constituye un desafío. ¿Qué tiene en común ese conjunto de estados que presentan historias, geografías y sociedades diferentes? ¿Cuánto hay de utopía en la proclamada unidad latinoamericana? ¿Cómo puede construirse un único relato a partir de tanta diversidad? Loris Zanatta lo ha resuelto admirablemente. En Historia de América Latinaaparecen la Argentina y México, Brasil y Cuba; el relato se detiene asimismo en los Andes, Centroamérica y el Caribe, ocupándose con mayor detalle de la etapa reciente, sobre todo la segunda mitad del siglo XX, y sin descuidar ningún caso nacional. Explorando el complejo entrelazamiento de la política, el Estado y las ideologías, el autor señala el papel del liberalismo, el nacionalismo, la democracia y la revolución, y subraya particularmente la significación del catolicismo en las creencias, la sociedad y la cultura. Tras el conjunto de historias nacionales, encuentra el hilo conductor de una historia latinoamericana, distinguiendo lo que une y lo que divide, lo común y lo singular, lo específicamente latinoamericano y aquello que comparte con el resto del mundo occidental. Así, logra organizar esa complejidad en una síntesis clara, que articula hipótesis novedosas y desafiantes. Del organicismo colonial al populismo moderno, del liberalismo del siglo XIX a las democracias populistas contemporáneas, del caudillismo a las dictaduras, el volumen relata el devenir de América Latina como una tierra de transformaciones, de revoluciones e involuciones, de frustraciones y promesas. Populismo en América Latina En América Latina los primeros ejemplos de gobiernos considerados populistas fueron Lázaro Cárdenas en México, Juan Domingo Perón en Argentina y Getúlio Vargas en Brasil. En la Argentina, en particular, las dictaduras que derrocaron sistemáticamente a los gobiernos democráticos, lo hicieron con el argumento de que se trataba de gobiernos populistas. En esta línea de crítica política, han sido cuestionados como populistas, tanto gobiernos de derecha como de izquierda: los primeros identificados con el sistema capitalista y el liderazgo de los Estados Unidos, y los segundos identificados con posiciones nacionalistas y una posición desligada de los Estados Unidos. En 2006, el ex presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, quien realizara en su país reformas desregulatorias, en un artículo titulado "El populismo amenaza con regresar a América latina", sostiene que entre los elementos que hacen que un gobierno no sea populista, se encuentran tener «políticas públicas prudentes y sensatas», así como un mayor acercamiento a Estados Unidos. Francisco Panizza ofrece una lectura del populismo como un espejo de la democracia cuyo punto de discusión central es la posibilidad de poner al pueblo en un lugar de realidad objetiva. El populismo no es posible sin la articulación retórica de un pueblo "construido" en tanto actor social colectivo pero abstracto. En estos procesos los líderes no sólo hablan en nombre del pueblo, sino que recurren al sentido de emergencia para introducir políticas que de otra forma serían rechazadas. Por su parte, Ernesto Laclau afirma que el populismo es la mejor forma de organización política pues da mayor lugar y representatividad a clases que hasta el momento estaban relegadas . No obstante, algunos especialistas post-marxistas como Maximiliano. E Korstanje sugieren que si bien el populismo permite una mayor participación política, esa participación es a costo de un proceso de des-inversión. El riesgo y el interés resguardan al orden capitalista. Cuando un orden populista introduce cambios de base en la distribución, el capital es repatriado hacia otros países generando un aceleramiento en la desinversión. Como resultado, el estado debe intervenir en la mayoría de las instituciones democráticas, afectando seriamente la gobernabilidad. Según el estudioso, el populismo paradójicamente sienta las bases para el gobierno totalitario pues incapacitado para crear confianza en los mercados, y en la búsqueda de legitimidad necesaria para funcionar, debe intervenir en los otros poderes republicanos. La dictadura nace como mecanismo político empleado para que las elites mantengan su legitimidad. Populismo en Estados Unidos Históricamente, la BBC ha calificado el gobierno del presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, como «populismo conservador»,mientras que tanto el New Deal de Franklin Delano Roosevelt como "La Nueva Frontera" de John F. Kennedy han sido considerados iniciativas del populismo progresista. En 2007, Paul Krugman, ganador del Premio Nobel de Economía en 2008, sostuvo que los Estados Unidos precisaban un «contragolpe populista» (populist backlash) para revertir el aumento de la desigualdad social. En Estados Unidos, al igual que en América Latina, se ha recurrido al término "populismo" para calificar las características de los candidatos tanto de derecha como de izquierda. En la campaña para las elecciones presidenciales de 2008, tanto Hillary Clinton como Obama, han sido calificados de populistas.Por su parte, el Presidente George W. Bush, también ha sido considerado como populista.
Posted on: Wed, 18 Sep 2013 20:13:15 +0000

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