perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? - TopicsExpress



          

perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras». Mateo 16:24-27 Les digo que la cruz es un instrumento de muerte. Llevarla no es simplemente soportar las pruebas aquí en la tierra. La cruz quiere decir literalmente nuestra muerte. ¿Y qué es morir? Para mí quiere decir que al consagrarnos a Dios hemos entregado en sus manos todo lo que a nosotros concierne. Todo pertenece a El. Sé que en el instante en que hacemos esto, Satanás va a pedirle a Dios que le entregue ese todo. Y, como en el caso de Job, puede ser que el Padre se lo conceda. Para mí, morir diariamente es perder día a día todo lo que amo en este mundo, literalmente. Dios no siempre requiere esto, pero la mayoría de las personas no están dispuestas a este tipo de entrega: no están dispuestas a tomar su cruz. Cuando Jesucristo nos compra, nos volvemos extranjeros en la tierra y surge una barrera entre nosotros y todo lo demás de este mundo: Jesucristo. Nada de este mundo nos pertenece. Es muy doloroso. La cruz es probablemente el método de ejecución más doloroso. Así que lo que estamos haciendo es comprometiéndonos a una vida de dolor, porque tomar la cruz todos los días es doloroso. Así de simple. Esta no es la manera en que suele anunciarse el evangelio, pero es como Jesucristo lo presentó. Permítaseme aclarar algo: uno no debe imponerse sufrimientos de cruz; eso solo puede hacerlo Dios. En otras palabras, quienes se causan dolor físico pensando que eso es llevar la cruz, están en un craso error. Somos siervos, y lo siervos obedecen: nosotros no somos los que decidimos el tipo de sufrimiento que tenemos que soportar. Sugiero que cualquiera que haga una entrega al Señor se siente, tome una hoja de papel, y confeccione una lista de todas las áreas de su vida que se le puedan ocurrir: los estudios, la carrera profesional, los amigos que uno va a tener (si es que va a tener amigos), lo que va a suceder con la familia, lo que va a sucederle en su cuerpo físico, dónde y cómo va a vivir, qué va a ser su reputación, tendrá algún dinero, etc. Esta no es mI entrega fácil de hacer. Tan pronto como uno se compromete con el Señor es sometido a prueba. Uno no está realmente creciendo en la fe si no hace un compromiso. A pesar de que la fe es un don de Dios se puede hacer ese compromiso en primer lugar. Ambas cosas están extrañamente interrelacionadas. Cuando uno permanece firme en su compromiso a pesar de las pruebas, estoy convencida de que Dios nos va dando más y más fe a lo largo del camino. Nuestra fe crece y es fortalecida. En realidad fe es decir: «Me he hecho este prop6sito, he firmado este contrato, y voy a cumplirlo». . 141 Uno no puede permitirle a Satanás que siembre dudas en nuestra mente en cuanto a nuestro compromiso. Cualquiera duda hay que rechazarla de inmediato. Mientras somos sometidos a prueba, tenemos que entender que todo lo que ocurre en el mundo físico tiene su efecto en el mundo espiritual. Cada vez que Satanás dice: «Te pido a los padres de esta chica», y el Padre dice «Bien, concedido, tomalos» (esto puede significar incluso su muerte física, pero Satanás no puede tocar sus almas), y seguimos sirviendo al Señor, se obtiene una victoria en el mundo espiritual que hace retroceder a las fuerzas espirituales de las tinieblas y más almas aceptan a Cristo. Siempre hay un efecto en el mundo espiritual. No podemos ni imaginarnos lo que ocurrió en el mundo espiritual cuando Satanás fue derrotado en el caso de Job. Todo lo que Job tenía lo perdi6 en un instante. Satanás no suele actuar así. Cuando todo se pierde en un abrir y cerrar de ojos es evidentemente un acto sobrenatural. Satanás no suele actuar de esa manera en nuestras vidas. El nos quita algo aquí, un ser amado por allá; y cuando nos estamos recuperando del dolor, nos arrebata a otro. Es un experto en causar agonía. Si nos mantenemos firmes a pesar de las circunstancias y seguimos sirviendo a Dios, debemos de entender que eso es parte del morir físico que resulta de llevar la cruz diariamente y ser aborrecidos como extranjeros en este mundo. Vivimos una muerte en vida desde el momento en que aceptamos a Jesucristo, porque ahora nuestra vida está establecida en lo espiritual y tenemos vida eterna a través de nuestra alma y nuestro cuerpo espiritual. Pero ahora esta existencia física está muriendo para nosotros. Por eso es que en el instante en que nos salvamos estamos en guerra con Satanás. No hay alternativa. «Como moribundos, mas he aquí vivimos» (2 Corintios 6:9). La gente dirá: «Eso es bastante duro». Dios dice en Isaías 55:8-9: «Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos». Lo cierto es que Dios es Dios. No podemos cuestionarlo. «Al oírlas, muchos de sus discípulos dijeron: Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír? .. . Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y no andaban con él». Juan 6:60 y 66 ¿Qué pasó con Job? Después de todo lo que le ocurrió, ¿qué fue de él? Gracias a todo esto tuvo la oportunidad de ver a Dios, e inmediatamente, al verlo, lo 142 demás dejó de importarle. Una vez que vio a Dios dejaron de importarle las cosas que le acontecían. En el libro de Apocalipsis dice que el Padre va a enjugar toda lágrima de nuestros ojos. Sé por experiencia personal que cuando contemplamos a Dios ya nada en lo absoluto nos importa. Es algo increíble. Dios mismo es inmensamente maravilloso y grande, más allá de nuestra imaginación. Dios es puro poder, puro amor, pura justicia, pura santidad, pura grandeza, pura belleza. Basta una mirada furtiva para que nuestras relaciones, todo lo que podemos tener o amar palidece hasta la insignificancia. Nada de lo que tiene que ver con nosotros importa cuando alcanzamos a ver a Dios. «Y respondió Job a Jehová, y dijo: Yo conozco que todo lo puedes, y que no hay pensamiento que se esconda de ti. ¿Quién es el que oscurece el consejo sin ciencia? Por tanto yo denunciaba lo que no entendía. Cosas que me eran ocultas, y que no las sabía. Oye, te ruego, y hablaré: te preguntaré, y tú me enseñarás. De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven. Por tanto me aborrezco, y me arrepiento en el polvo y en la ceniza», Job 42:1-6 Note que cuando Job dice: «De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven. Por tanto me aborrezco, y me arrepiento en polvo y ceniza» (vv. 5-6) no tenía nada de qué arrepentirse. La primera parte del libro aclara bien que en nada pecó Job. «En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno» (Job 1:22). «En todo esto no pecó Job con sus labios» (Job 2:10). Pero en el momento en que Job vio a Dios tal como El es, lo demás perdió importancia. Ya nada importaba. Mi oración es que el Señor se nos revele como solo El puede hacerlo. No hay mayor bendición que ésa. El Señor llama a muchos a diferentes tipos de servicio, pero todos seremos algún día ferozmente atacados por Satanás. Cuando llegue ese día tenemos que estar preparados para erguirnos y pelear. Si lo hacemos, y si resistimos hasta el final, Jesús nos dará la corona de la vida y tendremos la indecible bendición de ver a Dios tal como El es, en toda Su gloria. «y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y el mismo Dios será su Dios con ellos. Y limpiará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y la muerte no será más; y no habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas son pasadas», Apocalipsis 21:3-4 143 Capitulo 16 Cómo luchar Dios nos llamó a ser soldados, no pacifistas. :En ninguna parte la Biblia da lugar a cristianos «blanduzcos». Como dijimos en el capítulo anterior, hemos de ser luchadores, soldados; y esto, principalmente en el mundo espiritual. Vivimos en un mundo gobernado por Satanás y el tiempo se está acabando. Satanás es cada vez más atrevido. «Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de la tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes». Efesios 6:12 Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas». 2 Corintios 10:3-4 «Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo. Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado ••. 2 Timoteo 2:3-4 Maldito el que hiciere indolentemente la obra de Jehová, y maldito el que detuviere de la sangre su espada... Jeremías 48:10 Al apropiarnos del poder y la autoridad que Jesucristo nos da en Su nombre y tomar la ofensiva para la guerra contra Satanás, la persecución que se nos vendrá encima no llegará en la forma en que pensamos. La gente no se pondrá frente a usted a decirle: «Lo estoy calumniando porque está de parte de Jesús». No. Lo acusarán de toda suerte de cosas que no ha hecho, de ser demasiado radical o de no estar muy bien balanceado mentalmente. La esquizofrenia y la paranoia son dos de las etiquetas favoritas que Satanás suele colgar a los que quiere destruir. Los hermanos en la fe 10 desacreditarán más que cualquier inconverso declarado. Satanás engaña y miente, y nada es siempre 10 que parece. Sus siervos más eficientes son personas que uno piensa que son fieles cristianos, fieles en ir a la iglesia, que están bien económicamente y que son miembros respetados y honrados en la comunidad. Estos son los que acusarán y perseguirán a los que están participando en la 144 batalla espiritual al lado de Cristo. Pero hay que luchar si es que las almas se van a salvar y las vamos a traer a Jesús. «Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando os vituperaren y os persiguieren, y dijeren de vosotros todo mal por mi causa, mintiendo. Gozaos y alegraos; porque vuestra merced es grande en los cielos; que así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros». Mateo 5:10-12 No te sorprendas cuando la persecución surja de tu propia iglesia, de quienes tenías por hermanos y hermanas en Cristo, y de tu familia. La Biblia lo dice claro: Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos», Hechos 20:29-30 «Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras». 2 Corintios 11:13•15 Hay un punto que quisiéramos aclarar. No estamos tratando de decirle lo que tiene que hacer, ni en alguna forma controlarle. Simplemente intentamos compartir lo que el Señor nos ha enseñado. A la postre es usted quien tiene que recibir dirección del Señor. Es usted quien tiene que aprender a escuchar a Dios en su espíritu y en su mente. Solo el Espíritu Santo puede enseñarle esto, pero debe pedírselo y procurar ardientemente esa comunicación. Es más, debe comprender que como individuo tiene ante Dios la responsabilidad de estudiar cualquier cosa que le digan, para ver si concuerda con la Biblia. Esto se aplica a este libro así como a cualquier cosa que su pastor diga. Pablo mismo enseñó a los corintios a hacer esto: «Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen [pesen. evalúen con cuidado]» (l Corintios 14:29). El lector haría bien en leer este capítulo porque contiene muchos mandamientos que han sido descuidados y desoídos. pero que se aplican a los servicios de las iglesias de hoy día. Cualquiera que esté tomando parte en la batalla espiritual debe estar preparado a luchar en más de un terreno. Pero recuerde: uno no decide cómo o dónde luchar. Solo el Señor controla eso. Nosotros simple• mente nos ponemos a su disposición para que nos USE como crea conveniente. El es 145 nuestro jefe. Nuestra meta es siempre hacer la voluntad de Jesucristo, para gloria de Su nombre y para traer a otros a un conocimiento salvador de Jesucristo. Recuerde siempre ¡Jesucristo es Dios! Cualquiera que diga que es mentira que eso es falso. Tenga cuidado con quién se sincera. Sea sabio, alerta siempre a la voz del Señor. Nuestro Señor nos advierte «No pongas con ligereza las manos a ninguno Timoteo 5:22). Espere a que se manifiesten los de la persona; espere hasta que el Señor le dé completa paz en cuanto a ella. «Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo» (1 Juan 4:1). Recuerde: Satanás y sus demonios tratarán de engañarle, especialmente en cuestiones espirituales. Hay por lo menos ocho pasos que debe dar el que vaya a entrar seriamente en batalla espiritual. Debe aceptar el señorío de Jesucristo en cada faceta de su vida. Debe estar dispuesto a una total aplicación de la cruz a la vida. Esta debe ser una experiencia diaria en su vida. Hay un libro del Dr. A.W. Tozer llamado The Pursuit of God (La búsqueda de Dios) que creo que todo cristiano debe leer. La siguiente cita explica la aplicación de la cruz a la vida mejor de lo que podría hacerlo yo: Todo en el Nuevo Testamento concuerda con el cuadro del Antiguo Testamento. Los hombres rescatados ya no tienen que vacilar con temor al entrar en el Lugar Santísimo. Dios quiere que nos acerquemos a Su presencia y vivamos allí la vida entera. Esto es algo que percibiremos en experiencia consciente. Es más que una doctrina que hemos de sustentar; es una vida que hemos de disfrutar cada momento de cada día ... Asimismo, la presencia de Dios es el hecho central del cristianismo. El meollo del mensaje cristiano es Dios mismo que espera que sus hijos redimidos se lancen a una percepción consciente de Su presencia. Ese tipo de cristianismo, que por cierto está en voga, sabe de esta Presencia solo en teoría. Falla al no enfatizar el privilegio del cristiano de hacerlo realidad en el presente. Según sus enseñanzas estamos en su presencia posicionalmente, y no se dice nada de la necesidad de experimentar esa Presencia en la realidad ... ¿Qué nos lo impide? La respuesta que se suele dar, simplemente que somos «fríos, no lo explica todo. Hay algo más serio que frialdad de corazón ... ¿Qué es? ¿Qué si no la presencia de un velo en nuestros corazones? Un velo que no ha sido quitado 146 como lo fue el primer velo, sino que todavía no deja penetrar la luz y esconde de nosotros el rostro de Dios. El yo es el opaco velo que esconde de nosotros el rostro de Dios. Solo puede ser quitado en experiencia espiritual, jamás por simple instrucción. Pudiéramos muy bien instruir a la lepra cómo salir de nuestro sistema. Tiene que producirse un acto destructivo de Dios antes de que seamos libres. Tenemos que pedirle a la cruz que realice ese letal trabajo en nosotros. Tenemos que llevar nuestros pecados del yo a la cruz para ser castigados. Tenemos que prepararnos para un severo sufrimiento en cierta medida como aquel por el que pasó nuestro Salvador bajo Poncio Pilato. Recordemos que cuando hablamos de rasgar el velo estamos hablando en sentido figurado, y el concepto es poético, casi agradable,aunque en realidad no hay nada agradable en ello. En la experiencia humana ese velo está hecho de tejido espiritual vivo; está compuesto del sentimiento, vibrante material del que nuestro ser está hecho, y tocarlo es tocarnos donde duele. Tocarlo es lastimamos, herirnos y hacernos sangrar. Decir otra cosa es decir que la cruz no es cruz y que la muerte no es muerte en ningún sentido. Nunca es divertido morir. Rasgar los delicados y tiernos tejidos que componen la vida no puede ser sino profundamente doloroso. Pero eso fue lo que la cruz le hizo a Jesús y eso es lo que la cruz hará a cada hombre para libertarlo. Mucho cuidado con querer remendar nuestra vida interior, en la esperanza de rasgar nosotros mismos el velo. Dios tiene que hacerlo por nosotros. Nuestra tarea es ceder y confiar. Tenemos que confesar, abandonar y repudiar la vida propia, y luego declararla crucificada. Pero tenemos que tener el cuidado de diferenciar entre una perezosa «aceptación» y la verdadera obra de Dios. Tenemos que insistir en que la obra se realice. No nos atrevamos a conformarnos con una pulida doctrina de autocrucifixión. Eso es imitar a Saúl y guardarnos lo mejor de las ovejas y las vacas. Insistamos en que la obra se realice en verdad y se realizará. La cruz es ruda y mortal, pero es efectiva. No deja a la víctima colgada para siempre. Llega el momento en que la obra queda consumada y la sufriente víctima muere. Después de eso vienen la gloria y el poder de la resurrección, y el dolor se olvida ante el gozo de que el velo es quitado y hemos entrado en verdadera experiencia espiritual a la presencia del Dios vivo (pp. 46 Y 47). Tercer paso Debe estar dispuesto a dar su vida y la vida de sus seres queridos si el Señor lo determina. Uno puede probablemente esperar un cambio radical en su vida. 147 «El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará. Mateo 10:37-39 Uno tiene que aprender a escuchar al Señor cuando habla a nuestro espíritu. Cuando digo «escuchar al Señor cuando habla a nuestro espíritu» no me refiero a una voz que escuchamos con nuestro oído físico. Me refiero a que el Señor le dice algo a nuestro espíritu y de repente lo percibimos en la mente en forma de pensamiento. Esta es una de las cosas por lo que es tan importante que examinemos nuestros pensamientos y le pidamos al Señor que ponga en nosotros una mente pura y un corazón puro. Jesucristo dijo: Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber». Juan 16:12-14 y en Hebreos 10:15-16 dice: «Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho: Este es el pacto que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las escribiré». El Espíritu Santo pondrá pensamientos en nuestra mente, así es corno nos habla y nos da testimonio Satanás puede también poner pensamientos en nuestra mente; pero, recordémoslo, el Espíritu Santo confirmará en nuestro corazón y espíritu lo que es de Satanás y lo que no lo es. La Biblia es lo que nos salva en esto El Señor jamás nos dirá algo que no concuerde con 81.:. Palabra, la Biblia. Además, si estamos orando y hablando con el Señor en silencio, Satanás no puede leernos el pensamiento y por lo tanto no puede introducir pensamientos que estén en el contexto de lo que tenemos en mente al orar. Esta es una de las razones importantes por las que debemos aprender a controlar la mente para que no divague cuando estamos en oración y en comunión con el Señor. Proverbios 8:17 dice: «Yo amo a los que me aman, y me hallan los que madrugando me buscan». Según la concordancia de Strong [en inglés] la traducción literal de la palabra traducida «temprano» implica «diligencia», «fervor». Uno debe procurar diligentemente una relación así con el Señor. 148 Solo el Espíritu Santo puede enseñarnos a escuchar Su voz. Uno quizás debe procurar este tipo de relación con mucho ayuno, lágrimas y oración. No olvidemos que el Señor no hace las cosas a la carrera y probablemente ponga a prueba nuestra sinceridad. Si no le hemos pedido al Señor que efectúe en nosotros el operativo de la cruz como lo describe el trozo de Tozer que transcribimos, no podremos desarrollar una relación así con El. Además, si no estamos totalmente entregados a El no podremos lograr tal relación. Cuando el Señor nos habla y comprobamos que lo que nos ha sido dicho concuerda con la Biblia, y el Espíritu Santo confirma en nuestro corazón que lo que escuchamos fue su voz, podemos por fe aceptar que así es. De lo contrario Satanás tratará de persuadirnos de que lo que escuchamos no fue la voz del Señor, que simplemente es producto de nuestra imaginación. «El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios». Romanos 8:16 «Por lo tanto, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto». Hebreos 3:8-9 El Espíritu Santo hablará si nosotros vamos a escuchar Su voz. Cuando suceda, no debemos endurecer nuestros corazones, sino marchar en fe y obediencia de acuerdo con lo que el Espíritu Santo nos ha dicho. Por lo general el Espíritu Santo empieza a hablarle a un creyente señalándole algo que no agrada al Señor. La tentación es no hacerle caso y seguir haciendo lo que al Señor no le agrada. Si hacemos esto estamos «endureciendo nuestros corazones» y dejaremos de recibir mensajes del Señor. El Espíritu Santo testificará a nuestro espíritu que lo que hemos oído es su voz. Si lo que oímos no fue su voz, debemos ser sensibles a la vacilación que sentimos. Demasiadas veces estamos ansiosos por seguir adelante y hacer cosas sin prestar atención a la vacilación. Debemos aprender a ser pacientes y esperar una confirmación antes de dar cualquier paso. El ser impulsivo no funciona en la batalla espiritual. Uno debe aprender a controlar bien la mente. Esto es probablemente lo más difícil que se puede intentar. La orden del Señor es clara: «Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, refutando argumentos, y toda altivez que se levanta 149 contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo». 2 Corintios 10:3-5 «No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento». Romanos 12:2 La mente es el más importante campo de batalla. Satanás ataca más en la mente que de cualquiera otra forma. Es una batalla incesante, implacable y continuará mientras estemos en este mundo. Ya uno no puede darse el lujo de permitir que cualquier pensamiento ocupe su mente. Tenemos la responsabilidad ante Dios de detenernos y analizar todo pensamiento que venga a nuestra mente para ver si implica obediencia a Cristo. La verdad es que somos perezosos por naturaleza Puedo afirmar que cuando Dios empezó a señalármelo fue para mí una de las cosas más difíciles que me había pedido. Para cursar mis estudios de medicina tuve que estudiar horas interminables, pero todavía no controlaba mi vida mental. Todo el mundo tiene una «vida mental» continua, porque así fuimos creados. Tenemos el deber de llevar cautivos a Jesucristo cada uno de nuestros pensamientos. Tenemos que entender que Satanás puede inyectar pensamientos en nuestra mente de la misma manera que un médico puede inyectarnos medicina en el cuerpo. Satanás y sus demonios pueden hacerlo desde afuera de nuestros cuerpos. No tienen que estar dentro de nosotros para hacerlo. Sin embargo, no pueden leer nuestra mente. Solo Dios puede conocer nuestros pensamientos e intenciones. (Ver Hebreos 4:12-13 y Jeremías 17:9-10.) Por lo tanto, como en el ejemplo que nos dio Jesucristo cuando estaba en el mundo en forma humana, debemos reprender a Satanás y a sus demonios en voz alta. Satanás va a poner pensamientos en nuestra mente que comiencen con la palabra «yo» o «mí», para que creamos que son nuestros. Por ejemplo, nos puede venir un pensamiento como «A mí me gustaría », algo que sabemos que es pecado. Tan pronto nos demos cuenta que lo estamos pensando, tenemos que atacar su verdadera procedencia. Digamos en voz alta: «Satanás, demonios, los reprendo en el nombre de Jesucristo. No acepto este pensamiento. ¡Apártense de mí» Entonces obliguémonos a pensar en un versículo, recitémoslo en voz alta si es necesario para controlar nuestra mente. Filipenses 4:8 dice: 150
Posted on: Wed, 13 Nov 2013 15:53:54 +0000

Trending Topics



Recently Viewed Topics




© 2015