A los 8 años, tu papá te compró un helado. Le agradeciste manchándole con helado su remera. Cuando tenías 9 años, pagó por clases de piano. Le agradeciste diciéndole que no molestara en siquiera practicar juntos. Cuando tenías 10 años, estuvo todo el día, llevándote a todas partes. Le agradeciste saliendo del coche y sin mirar atrás. Cuando tenías 11 años, te llevó a ti y a tus amigos al cine. Se lo agradeciste diciéndole que se siente en una fila diferente. Cuando tenías 12 años, te advirtió que no miraras ciertos programas. Le agradeciste esperando hasta que saliera de la casa para poder verlos. Cuando tenías 13 años, te sugirió un corte de pelo que estaba de moda. Le agradeciste diciéndole que no tenía gusto. Cuando tenías 14 años, pagó un mes de vacaciones en un campamento de verano. Le agradeciste olvidándote de escribirle una carta. Cuando tenías 15 años de, llegó a casa del trabajo, en busca de un abrazo. Le agradeciste manteniendo la puerta de tu habitación cerrada. Cuando tenías 16 Años, él te enseñó a conducir su coche. Le agradeciste tomándolo en cada oportunidad que podías. Cuando tenías 17 años, él estaba esperando una llamada importante. Le agradeciste estando en el teléfono toda la noche. Cuando tenías 18 años, lloró en tu graduación. Le agradeciste estando de fiesta hasta el amanecer. Cuando tenías 19 años, pagó tu universidad, te llevo las maletas. Le agradeciste diciéndole “Adiós, fuera del dormitorio” para que no te avergonzara ante tus amigos. Cuando tenías 25 años, ayudó a pagar tu boda y dijo que te quería. Le agradeciste mudándote a otro lado del país. Cuando tenías 50 años, cayó enfermo y necesitaba que lo cuidaras. Le agradeciste leyendo sobre la carga de los padres hacia sus hijos. Y entonces, un día… Murió. Y todo lo que nunca se vino abajo cayó como un trueno en tu corazón.
Posted on: Wed, 19 Jun 2013 00:44:07 +0000
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