ABUSO DE PODER: El Presidente predica lo que no practica... José Hernández Jaime Guevara ingresó a la lista de personas paradigmáticas del correísmo. El Presidente lo recordará porque su caso condensa el abuso de poder, la mentira oficial, el cinismo de los amigos (mudos) de Guevara en el Gobierno, el linchamiento oficialista... Este caso singulariza el estilo-Correa que muchos en el Gobierno tratan como un tema menor. Por eso, seguramente, Galo Mora no ha dicho nada siendo amigo de Guevara. Como Javier Ponce no dijo nada cuando el equipo mefistólico del poder cambió la biografía de Diego Cornejo Menacho, su entrañable amigo. El Presidente está convencido -nadie sabe quién le adjudicó esas dotes morales- de que el país lo eligió para convertirse en el disciplinador de la sociedad. Un disciplinador que puede predicar sin someterse a lo que él mismo proclama. Para justificarse dijo que Guevara lo insultó. ¿Él no lo hace cada sábado contra sus contradictores? ¿Qué hace que el Presidente quiera disciplinar a Guevara mientras él se permite maltratarlo? Correa quisiera que los ciudadanos, por la persuasión o por la fuerza, entiendan que él -por ser el poder- goza de todos los privilegios. Pues es al revés y el Presidente está completamente equivocado: es él -como poder-, le guste o le disguste, quien debe asumir las servidumbres que le impone su cargo. Él sirve a la sociedad. No al revés. Y la sociedad -ese dato es universal- siempre mirará con recelo al poder. Siempre tratará -por las razones que sea- de desfogarse. Y eso incluye la mala seña, como dicen los niños. No será de buena educación, como enseñaba Carreño, pero es legítimo. Y si el Presidente quiere sacralizar su función, los ciudadanos siempre le dirán, de una forma u otra, que ese es un deseo vacuo. El Presidente no es historiador. Pero la experiencia enseña que uno de los rasgos fundamentales del buen gobernante es contar hasta 10, corregir sin darse las vueltas, pedir disculpas por sus exabruptos y también aprender a reírse de la grandilocuencia que lo rodea. Lo entendieron sus predecesores monarcas que instituyeron fiestas populares durante las cuales levantaban las vedas oficiales para que el pueblo pudiera expresarse y reírse con toda libertad en su cara. El Presidente no aprende y ese es su derecho más estricto. No es la primera vez que salta del vehículo para correr tras alguien que le hizo algún gesto. Esta vez insultó a Guevara y lo desafió. Repitió sus epítetos con ganas de encontrar una justificación a lo que dijo e hizo. Una falacia más en su mundo, en el cual él cree poder endosar los atributos que se le antoja. Guevara pudo equilibrar la balanza porque es cantante, porque es querido por sus amigos y porque su perfil no es el que quiso tallarle el Presidente. Gracias a todo eso, hoy hasta los correístas más crédulos saben que Guevara ni es borracho ni lleva una droguería a cuestas. De lo contrario, era la palabra del Presidente y de un parte mentiroso contra una persona que tuvo la mala suerte de toparse en su camino. Si eso no es abuso de poder, ¿qué es? HOY Publicado el 03/Septiembre/2013
Posted on: Sat, 07 Sep 2013 15:16:49 +0000
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