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Acerca de un artículo publicado recientemente: Todos los “tradicionalistas” conocen la definición de la infalibilidad del Papa cuando habla “ex cathedra”: “El Romano Pontífice, cada vez que habla ex cathedra; es decir, cada vez que, cumpliendo con su cargo de pastor y doctor de todos los cristianos, define en virtud de su suprema autoridad apostólica que una doctrina sobre la fe o las costumbres debe ser creída por toda la Iglesia, goza, por la divina asistencia a él prometida en la persona de San Pedro, de aquella infalibilidad con la cual el Divino Redentor ha querido dotar a Su Iglesia, cada vez que ella define una doctrina sobre fe o costumbres. En consecuencia, estas definiciones del Romano Pontífice son irreformables en sí mismas y no en virtud del consentimiento de la Iglesia” (Concilio Vaticano I, Dz. 1839). Esta otra definición, acerca de la infalibilidad del Magisterio Ordinario Universal (del Papa y los Obispos), por el mismo Vaticano I, es menos recordada en medios “tradicionalistas”, o relativizada, e incluso durante un tiempo fue prácticamente negada: “Deben creerse CON FE DIVINA Y CATÓLICA TODAS AQUELLAS COSAS que se contienen en la palabra de Dios, escrita o TRADICIONAL, Y SON PROPUESTAS POR LA IGLESIA PARA SER CREÍDAS COMO DIVINAMENTE REVELADAS, ora por solemne juicio, ora POR SU ORDINARIO Y UNIVERSAL MAGISTERIO” (Concilio Vaticano I, Dz. 1792). Y esta sentencia comúnmente enseñada por los teólogos (que corresponde con afirmaciones del Magisterio de la Iglesia) es ignorada por muchos en los medios aludidos, u olvidada y dejada de lado por quienes la conocen: RESPECTO DEL MAGISTERIO ORDINARIO DEL PAPA, SU INFALIBILIDAD ES TEOLÓGICAMENTE CIERTA; ya que el Papa goza de la misma infalibilidad que la Iglesia (DS 3074), como la Iglesia es infalible en su magisterio ordinario, el Papa también lo es (cfr. Salaverri, Sacræ Theologiæ Summa, Theologia Fundamentalis, t. III De Ecclesia Christi, B.A.C., Madrid 1962, l. 2, c. 2 a. 2, nros. 647-8). Dice Mons. de Ségur, en una obra aprobada por Pío IX: “ES PRECISO DISTINGUIR EN EL JEFE DE LA IGLESIA, AL PAPA Y AL HOMBRE. EL HOMBRE ES FALIBLE, como todos los demás hombres. CUANDO EL PAPA HABLA COMO HOMBRE, COMO PERSONA PRIVADA, SE PUEDE EQUIVOCAR perfectamente, incluso cuando habla de cosas sagradas. Como hombre, el Papa no es más infalible que usted y que yo. PERO CUANDO HABLA COMO PAPA, COMO JEFE DE LA IGLESIA Y VICARIO DE JESUCRISTO, ES OTRA COSA. ENTONCES ES INFALIBLE, YA NO ES MÁS EL HOMBRE QUE HABLA, SINO QUE ES JESUCRISTO EL QUE HABLA, EL QUE ENSEÑA, EL QUE JUZGA POR LA BOCA DE SU VICARIO” (Mons. de Ségur, “Le Papa est infaillible”, París 1872, pág. 192, obra aprobada por Pío IX el 8-8-1870). Nótese que Mons. de Ségur hace SÓLO UNA sencilla distinción… El Papa es infalible en su Magisterio ordinario (verdad teológicamente cierta, quien la niega es por lo menos temerario), en particular cuando habla “ex cathedra” (dogma de fe, quien lo niega es hereje). Para terminar, no es que los “sedevacantistas” hayan “exagerado” la infalibilidad del Papa para justificar su tesis, sino que la infalibilidad de la Iglesia y del Papa se impone al católico como dogma (o como sentencia común…) y de esta premisa de fe se llega a aquella conclusión teológica. E incluso históricamente lo que sucedió fue que, en lugar de sacar esta conclusión, buena parte de los medios “tradicionalistas” prefirió sostener la tesis de “la Iglesia y el papa que se equivocan”, que yerran gravemente en cuestiones de fe, y eso de modo habitual; teoría basada en un “arsenal” tan poco ortodoxo como que pertenece a los adversarios de la infalibilidad, “católicos viejos”, galicanos y jansenistas…
Posted on: Fri, 23 Aug 2013 13:29:03 +0000

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