Actualmente se denomina “territorio no autónomo” a la región - TopicsExpress



          

Actualmente se denomina “territorio no autónomo” a la región que, por resolución de la ONU, debe adoptar un proceso de descolonización. En 2011 aún hay 16 territorios no autónomos controlados por el Reino Unido (Anguila, Bermudas, Gibraltar, Islas Caimán, Islas Malvinas, Islas Turcas y Caicos, Islas Vírgenes Británicas, Montserrat, Pitcairn, Santa Helena), Estados Unidos (Guam, Islas Vírgenes estadounidenses, Samoa Americana) y Francia (Nueva Caledonia). Se considera “paraísos fiscales” a más de media docena de estos territorios, empezando por Bermudas (según datos de la ONU, a mediados de 2009 había 15.485 empresas transnacionales registradas allí) y las Islas Caimán (uno de los niveles de vida más altos del Caribe). El Comité Especial de Descolonización analiza el caso de Puerto Rico, cuya relación con los Estados Unidos tiene algunos rasgos de filiación colonial. En todo caso, en comparación con la situación de 1945 (año de la fundación de la ONU), las diferencias entre países independientes (al menos formalmente) y colonizados son casi absolutas: había ochenta territorios bajo el estatuto de colonia, donde vivían 750 millones de personas (una tercera parte de la población mundial), hoy viven sólo 1,1 millón en las colonias que existen. Sin duda, Frantz Fanon fue uno de aquellos que contribuyeron a la descolonización que se realizó aceleradamente entre 1962 y 1975, y ante todo por un belicoso libro que marcó a fuego las luchas anticoloniales y las concepciones de la “liberación nacional”: Los condenados de la Tierra (1961). Publicada muy poco después de su muerte, esta obra, que prologó famosamente Jean-Paul Sartre (ver recuadros), influyó no sólo en los movimientos emancipatorios de las colonias europeas sino también en las izquierdas tercermundistas y los nacionalismos populares (o, si se quiere, “populistas”) latinoamericanos, en el foquismo guevarista y las diversas guerrillas occidentales o grupos neoizquierdistas (como los Panteras Negras en los Estados Unidos) que se formaron durante los años duros de la Guerra Fría. A mediados de los 60, la breve obra de Fanon –compuesta por Piel negra, máscaras blancas (1952), Sociología de una revolución (título en castellano de L’an V de la Révolution Algérienne, 1959), Los condenados de la Tierra y Por la revolución africana (1964)– era muy bien conocida por los círculos intelectuales cercanos a las izquierdas y a las organizaciones políticas nacionalistas o antiimperialistas de aquella época. El prólogo de Sartre favoreció a ello, pero no menos el enfoque de Fanon del colonialismo que combinaba el razonamiento marxista y el nacionalismo con el análisis de los efectos provocados por la opresión del régimen colonial en la subjetividad del colonizado. En esos años, esto ampliaba de forma considerable el horizonte clásico del freudomarxismo limitado al capitalismo de las sociedades industriales avanzadas y permitía incluir en las políticas tercermundistas de liberación (socialistas o no), muchas veces no sin forzados ajustes, una dimensión psicosocial del oprimido y ya no sólo económica o sociológica. Por otro lado, Fanon constituía el paradigma fulgurante del intelectual emancipado del sistema colonialista y en rebelión contra éste. Había nacido en la capital (Fort-au-France) de la isla de Martinica, cuando era una colonia francesa, en una familia relativamente acomodada. Como Fanon mismo, la mayoría de los habitantes de la isla eran descendientes de los esclavos africanos que fueron forzados a trabajar en las plantaciones de caña de azúcar. En 1940, luego de que Francia se rindiera ante la ocupación nacionalsocialista, presenció los abusos que las tropas navales francesas de Vichy cometieron contra la población de la colonia. Muy joven, comenzó a participar en actividades políticas de resistencia y se acercó a Aimé Césaire, poeta y político, uno de los creadores de la teoría de la negritud, que se afilió al Partido Comunista Francés en 1945 y consiguió que lo eligieran alcalde de la capital de la isla (también fue electo diputado a la Asamblea Nacional por Martinica, función que conservó hasta 1993). Sin embargo, contradiciendo quizá su militancia anticolonialista, en 1944 Fanon se unió como voluntario a las Forces Françaises de l’Intérieur en Dominica (colonia británica por entonces) y más tarde al ejército francés en la guerra contra Alemania. Al año siguiente combatió en el desembarco en Toulon y en la batalla de Alsacia, donde fue herido y condecorado con la medalla de la Croix de Guerre. Finalizada la guerra, regresó a Martinica para completar sus estudios de bachiller y acompañar a Césaire durante la campaña electoral y luego, tras obtener una beca, regresó a Francia e ingresó en la Universidad de Lyon (donde conoció a Maurice Merleau-Ponty), en la que estudió Psiquiatría. En esos años comenzó a escribir los primeros ensayos sobre la colonización, el racismo y sus efectos bajo influencia de Sartre, Merleau-Ponty, Jaspers, Kierkegaard, Nietzsche y Hegel, así como por las lecturas de los teóricos de la négritude (Césaire y Léopold Sedar Senghor, futuro presidente de la ex colonia francesa Senegal, entre otros) nucleados en la revista Présence Africaine. En 1952, Fanon realizó su residencia en Saint-Alban, obtuvo la licenciatura y, antes de retornar a Martinica, donde trabajó como psiquiatra en el Hospital de Vauclin, publicó Piel negra, máscaras blancas con el título original de Un ensayo sobre la desalienación del hombre negro. Al año siguiente regresó a Francia y, luego de casarse con una joven blanca de Lyon, interesado por la relación entre enfermedad mental y colonialismo, aceptó incorporarse al Hospital Blida-Joinville de Argelia, por entonces colonia francesa, como jefe del departamento médico de psiquiatría. Durante su residencia allí, innovó en prácticas de terapia de grupo y estableció reformas (eliminó el electroshock, introdujo el trabajo y la música como terapias, etc.), y comprobó, a través de su trabajo clínico y de las consultas que recibía de torturadores y torturados, cómo el régimen colonial perturbaba y desorganizaba la estructura psíquica de los sujetos. Cuando en 1954 Francia fue derrotada en la batalla de Dien Bien Phu y debió retirarse de sus colonias asiáticas, el Frente de Liberación Nacional (FLN) argelino dio inicio a la cruenta batalla contra el colonialismo francés. En las montañas surgió la guerrilla de los clanes bereberes y el FLN –copiando el modelo de la guerra de independencia vietnamita– fundó un ejército armado por el bloque comunista (la Armée de Liberation National, ALN) que disponía sus bases en Túnez y Marruecos. Fanon se unió a la organización en la clandestinidad. A partir de allí emprendió numerosos viajes por Argelia y Africa con el fin de ampliar sus estudios psicológicos acerca de las consecuencias del colonialismo, tomar contacto con las guerrillas del FLN y establecer la estrategia de las acciones armadas. Dos años después, ante la feroz represión de las fuerzas coloniales francesas, que usaban escuadrones de la muerte, Fanon renunció a su cargo en el Hospital Blida-Joinville y escribió la “Carta Pública de Renuncia al Ministro Residente”, señalando la incompatibilidad entre la dominación colonial y la ética psiquiátrica. Expulsado de Argelia, y luego de su intervención en el Primer Congreso de Escritores y Artistas Negros que se celebró en septiembre de 1956 en La Sorbona, viajó a Túnez, donde trabajó en el hospital psiquiátrico de La Menouba y se sumó al periódico del FLN, El Moudjahid. En 1959, Fanon fue nombrado embajador itinerante del Gobierno Provisional de la República de Argelia (aparato político del FLN), con sede en Ghana. Durante el breve tiempo que ocupó este cargo asistió a varios congresos africanistas. En 1960, en París, publicó L’an V de la révolution algérienne, que fue prohibido por llamar directamente a la lucha armada contra el colonialismo francés. En marzo de ese mismo año, encargado de estudiar las condiciones para abrir un nuevo frente de guerrillas en el sur del Sahara, viajó por Mali hasta la frontera de Argelia. En esa expedición, a principios de 1961, le diagnosticaron leucemia. Luego de tratarse en Moscú, ya sin esperanza de mejoría, regresó a Túnez y dictó el libro que lo consagraría mundialmente como la principal inteligencia de las luchas anticoloniales. A pesar del avance de la enfermedad, continuó dando clases de estrategia a los oficiales del FLN en la frontera de Argelia y en Túnez y, ya desahuciado, viajó a Roma para entrevistarse con Sartre y Simone de Beauvoir. Poco después, logró entrar a los Estados Unidos con nombre falso y fue hospitalizado en el Instituto Nacional de Salud en Bethesda (Maryland). Allí, Fanon murió el 12 de diciembre de 1961, a los 36 años. Su cuerpo fue enviado a Túnez en un Lockheed Electra II para ser sepultado, con honores militares, en el Cementerio de los Mártires en Ain Kerma, al este de Argelia. En 1962 el gobierno francés y el FLN establecieron el alto el fuego y la convocatoria a un referéndum de autodeterminación. Luego de una extenuante guerra civil, Argelia declaró su independencia el 5 de julio de ese año. La Constitución de 1963 estipuló el régimen socialista del país y convirtió al FLN (controlado por la facción a la que pertenecía Fanon) en partido único, dando origen a una interminable serie de luchas intestinas. Separados por casi una década, Piel negra, máscaras blancas y Los condenados de la Tierra componen los libros antitéticos de Fanon. El primero aparece como el texto menos politizado de todos y, de hecho, se presenta como un estudio clínico sobre la alienación del hombre negro. La idea central es que la identidad negra es una construcción de la civilización blanca. A diferencia de este trabajo, centrado en los aspectos culturales, morales y psicológicos de la colonización, Los condenados de la Tierra es una obra completamente militante, dirigida a los colonizados y escrita en tono panfletario e insurrecto, en extremo violento. A la violencia colonial opone la violencia radical de la descolonización, a la represión del opresor opone la lucha armada y el riesgo de muerte del combatiente –al modo hegeliano– como la única posibilidad de recuperar su identidad. Al mismo tiempo, consiste en una extensa teoría sobre el concepto de nación descolonizada, de sentimiento nacional y de cultura y de literatura en función de la liberación nacional. En cuanto Fanon entiende que el imperialismo occidental necesita de la eliminación de las culturas nativas, aniquilando de esta manera la posibilidad de identificación con el pasado cultural y la historia propia como nación sojuzgada, la afirmación de una literatura nacional y la reparación y construcción de una cultura nacional conforman una parte esencial de las luchas de resistencias y emancipación. El fuerte nacionalismo de Fanon equipara la liberación con el renacimiento nacional y del pueblo reconciliado consigo mismo, mientras el lenguaje marxista (aunque varias veces advierte que el marxismo debe adaptarse a la realidad colonial) le da al libro un inequívoco aire revolucionario de alcance mundial. Sin ir más lejos, el título en francés, Les Damnés de la Terre, cita la frase inicial de “La internacional”: “Debout les damnés de la Terre” (“De pie, condenados de la Tierra”). La reflexión de Fanon sobre la liberación nacional se divide en tres partes. La primera describe la creación de movimientos nacionalistas y la formación de la conciencia nacional en las colonias y ex colonias. La segunda desarrolla un análisis de la burguesía nacional en el período que sigue a la independencia y a la conformación y descomposición de partidos y líderes nacionales. La tercera es un estudio acerca de la cultura nacional y de la construcción de una literatura poscolonial. Contra la tendencia panafricanista (ya en Piel negra, máscaras blancas había rechazado los presupuestos de la négritude formulados por Césaire y Senghor), Fanon propone su tesis de las tres metamorfosis de la literatura colonial, que finaliza en la creación de una literatura nacional. En la primera fase, el escritor colonizado imita la poética del colonizador. En la segunda, se relaciona con la cultura popular que recrea con una estética ajena y, por último, el escritor colonizado se transforma y asume la tarea de despertar al pueblo a través de una literatura de combate. Medio siglo después, la presencia de la obra fanoniana en los estudios postcoloniales se debe menos a la primera edición inglesa de Los condenados de la Tierra en 1969, en plena descolonización, que a la traducción de Piel negra, máscaras blancas que apareció en Londres en 1986 con una introducción de Homi K. Bhabha, la cual benefició en mucho su renovada difusión. Poco después, en Cultura e imperialismo (1993), Edward Said rescataba a Fanon –y no sin justicia– como uno de los grandes teóricos de la resistencia estética y literaria en la era colonial.
Posted on: Fri, 08 Nov 2013 02:58:52 +0000

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