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Ahora todos somos testigos PRISM y el surgimiento de un nuevo fascismo. Por John Pilger, Counterpunch Traducción: Enrique Prudencio para Zona Izquierda En su libro titulado Propaganda, publicado en 1928, Edward Bernays escribió: “La manipulación consciente e inteligente de los hábitos y de la opinión de las masas es un elemento muy importante en las sociedades con sufragio universal”. “Aquellos que manipulan este mecanismo invisible de la sociedad constituyen un gobierno en la sombra que es el verdadero poder gobernante del país.” El sobrino norteamericano de Sigmund Freud, Bernays, inventó el término “relaciones públicas” como eufemismo de la propaganda estatal. Advirtió de la amenaza permanente que representaban para este gobierno en la sombra una sociedad ilustrada y los portavoces de la verdad. En 1971, el denunciante Daniel Ellsberg filtró los archivos del gobierno estadounidense conocidos como los Papeles del Pentágono, que demostraban que la invasión de Vietnam se basaba en la mentira propagada sistemáticamente. Cuatro años más tarde Frank Church realizó sensacionales declaraciones en las audiencias en el Senado, que pueden considerarse como uno de los últimos destellos que podía producir el sistema de sufragio universal estadounidense. Se puso al descubierto la magnitud del gobierno en la sombra: el espionaje y la subversión interna y belicista de los organismos de “seguridad” e “inteligencia” y el apoyo que recibieron de las grandes empresas y los medios de información corporativos, tanto conservadores como liberales. Hablando de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), el senador Church dijo: “Sé de la capacidad existente para hacer de este país una tiranía total y debemos procurar que estas agencias y todos los organismos que poseen esta tecnología operen rigurosamente dentro de la ley… para que nunca caigamos en ese abismo. El abismo del que “no se puede salir”. El 11 de junio, a raíz de las revelaciones del subcontratado de la NSA Edward Snowden a The Guardian, Ellsberg escribió que “EE.UU. ya había caído en ese abismo”. Las revelaciones de Snowden de que Washington ha utilizado a Google, Facebook, Apple y otros gigantes de la tecnología informática de consumo para espiar a casi todo el mundo es una prueba evidente de una moderna forma de fascismo. Después de haber alimentado el fascismo clásico y ya anticuado de todo el mundo –desde Latinoamérica hasta África e Indonesia– el gen del viejo fascismo ha mutado en nuestro país en la forma monstruosa de fascismo que estamos viendo. Comprender esto es tan importante como entender el abuso criminal de la tecnología. Fred Branfman, que denunció el “secreto” de la destrucción del pequeño Laos por la fuerza aérea de EE.UU. en la década de 1960 y 1970, nos proporciona una respuesta a los que aún se preguntan cómo un presidente afro-americano liberal, un profesor de derecho constitucional, puede ordenar tal iniquidad, tal ilegalidad. “Bajo Obama, EE.UU. está aun lejos de ser un clásico estado policíaco…” escribió. “Pero ningún presidente ha hecho tanto para crear la infraestructura de un futuro Estado policíaco. ¿Por qué? Porque Obama entiende que su papel no es complacer a los que votaron por él, sino ampliar “la institución más poderosa de la historia del mundo, que ya en 1962 había causado la muerte, herido o dejado sin hogar a más de 20 millones de seres humanos”. En el nuevo ciber-Estados Unidos, solo han cambiado las puertas giratorias. El director de Google Ideas, Jared Cohen, fue asesor de Condoleezza Rice, el Exsecretario de Estado del gobierno Bush que mintió cuando afirmó que Sadam Hussein podía atacar a EE.UU. con armas nucleares también sigue. Cohen y el presidente ejecutivo de Google, Eric Schmidt - que se conocieron entre las ruinas de Irak – son coautores de un libro titulado La Nueva Era Digital, calificado como visionario por el ex director de la CIA Michael Hayden y los criminales de guerra Henry Kissinger y Tony Blair. Los autores no mencionan el programa de espionaje PRISM, revelado por Snowden, que proporciona a la NSA acceso a todos los que utilizan Google. Control y dominio son las dos palabras que le dan sentido a esto. Estos son ejercicios con diseño político, económico y militar, siendo la vigilancia masiva una parte esencial, pero también sirven como propaganda subliminal dirigida al subconsciente colectivo. Esto era lo que apuntaba Edward Bernays. Sus dos campañas de “relaciones públicas” estadounidenses de más éxito, convencieron masivamente a los hombres de que tenían que ir a luchar a la guerra de 1917 y a las mujeres de que fumaran en público, ya que los cigarrillos eran “antorchas de la libertad” que aceleraban la liberación de la mujer. El fraudulento “ideal” integrado en la cultura popular de una Norteamérica moralmente superior y “líder del mundo libre”, ha producido excelentes dividendos. Sin embargo, incluso en los períodos más patrioteros de Hollywood, se producían algunas películas excelentes, como las del exiliado Stanley Kubrick y algunas películas europeas también encontraban distribuidores en EE.UU. Pero en los tiempos que corren no hay Doctor Strangelove y el mercado norteamericano está prácticamente cerrado al cine extranjero. Cuando le presenté a un importante distribuidor de EE.UU. de mentalidad abierta mi propia película, titulada La guerra contra la democracia, me respondió con una larga lista de los cambios que debería realizar para “garantizar que la película pudiera ser aceptable”. La memorable compensación que me ofreció a cambio, fue “de acuerdo, tal vez podríamos dejar caer a Sean Penn como narrador. ¿Quedaría satisfecho con ello?” Tanto la película de la directora Kathryn Bigelows Zero Dark Thirty en la que se hace apología de la tortura, como la de Alex Gibney de este año We Steal Secrets, una feroz crítica cinematográfica a Julian Assange, se hicieron con el generoso apoyo de los Estudios Universal, cuya sociedad matriz era hasta no hace mucho General Eléctrica. General Eléctrica fabrica armas, componentes para aviones de combate y tecnología avanzada para el espionaje. También tiene intereses lucrativos en el Irak “liberado”. El poder de los que dicen la verdad, como Bradley Manning, Julian Assange y Edward Snowden, es que dejan al descubierto toda una mitología cuidadosamente construida por el cine y los medios de comunicación corporativos del sistema. WikiLeaks resulta especialmente peligroso porque proporciona un medio de difusión a aquellos que cuentan la verdad. Esto queda ilustrado mediante Collateral Damage, el vídeo de la cabina de un helicóptero Apache de EE.UU. filtrado supuestamente por Manning. El impacto de este vídeo marcó a Manning y Assange como blancos de la venganza de Estado. Allí estaban los aviadores estadounidenses asesinando periodistas y niños en una calle de Bagdad mientra se les veía disfrutando con la masacre y describiendo su atrocidad con un “como mola”. Sin embargo, en un sentido fundamental, no se salieron con la suya, porque ahora todos somos testigos, y el resto ya depende de nosotros. _______________ Fuente: counterpunch.org/2013/06/21/prism-and-the-rise-of-a-new-fascism/ Zona Izquierda © 2005
Posted on: Wed, 26 Jun 2013 14:54:53 +0000

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