Apetito Insaciable... Recuerdo que había terminado mis estudios - TopicsExpress



          

Apetito Insaciable... Recuerdo que había terminado mis estudios secundarios con un excelente promedio, pero nunca fui de tener amigos pues era un persona muy introspectiva, solía aislarme largas horas todas las tardes en mi cuarto. Era yo un flamante técnico electro mecánico, pero no tenía la menor intención en dedicar mi vida a esta profesión. Durante todos estos años había desarrollado una inclinación morbosa la cual apenas me cuesta confesar. Siempre sentí curiosidad y me hacía profundos planteos acerca de temas que tienen que ver con la supervivencia animal. Confieso que pasaba gran parte de mi tiempo en estado casi hipnótico viendo documentales en los cuales bestias salvajes devoraban a sus presas, sin embargo esto generaba una controversia en mi mente, por un lado sentía pena por aquellos seres indefensos pero por otro aunque parezca paradójico gozaba del espectáculo. Siempre tuve la certeza que al morir los seres humanos reencarnaban en otra entidad. ya sea animal, mineral o vegetal. Siendo pequeño, mi abuelo solía llevarme a cazar ranas y anguilas y el me obligaba a cortar la cabeza de estos seres ni bien salían del agua, al principio me costo mucho llevarlo a cabo pero con el tiempo debo reconocer que gozaba hacerlo. Al poco tiempo de egresar del colegio conseguí trabajo en una fabrica de electrodomésticos donde operábamos con mis compañeros maquinaria peligrosa, recuerdo que tenía un amigo bastante distraído y en un descuido una de las prensas atrapo su brazo destrozándolo por completo, todo el personal acudió inmediatamente al escuchar los espantosos gritos, todos quedaron alterados. Pero esta fue mi primer experiencia en la que para mi gran asombro ¡estaba yo en éxtasis total, gozando al ver como se retorcía de dolor mi compañero!. Continué trabajando en la fábrica unos años durante los cuales desarrolle costumbres exquisitas. Estudié en forma autodidacta temas referentes a medicina, todo mi tiempo libre era dedicado a investigar y a medida que transcurría el tiempo el ansia de cumplir mis deseos se hacia insoportable. Compre con mis ahorros una viejo furgón el cual fui acondicionando acorde a mis propósitos. En la fábrica me nombraron jefe de producción, por lo tanto mis ingresos aumentaron considerablemente, pude rentar una casa lejos de la ciudad con un hermoso sótano, también trabajé mucho en el, ¡quedo perfecto!. Transcurrieron doce años desde aquel accidente en la fábrica y decidí hacer un curso de enfermería, me recibí en dos años gracias a todo lo que había estudiado hasta entonces y conseguí trabajo en un gran hospital de la ciudad. Mi plan maestro estaba apunto de comenzar. Debía ser algo fresco, apetitoso para un refinado paladar como el mio, algo virgen, casi angelical, continué trabajando en el hospital donde obtuve mucho material el cual iba a utilizar. Ya era hora de actuar. Me acerque a la universidad de Filosofía y Letras pues sabía que concurrían muchos estudiantes extranjeros, cuando de pronto la vi, era perfecta, me le acerqué amablemente y me ofrecí como guía, ella tenía un extraño acento alemán. Le dije que mis servicios no eran caros y le propuse hacer un corto recorrido por la ciudad y ella accedió, me ofreció dinero pero yo me negué, le dije no te preocupes antes quiero que conozcas una hermosa vista a la orilla del río, llegamos al destino, bajo ella del vehículo mientras yo ocultaba una jeringa con somnífero, en el momento que subió dijo que debíamos irnos pues era tarde, yo le dije con gusto, el sol se había casi ocultado, sujeté su cabeza con fuerza e inmediatamente inyecté la solución es su cuello y dormida la oculté detrás de la camioneta y me dirigí a mi laboratorio. Una vez en el sótano prepare a mi deliciosa presa sobre la camilla de acero, la sujete fuertemente y espere a que despertara, ansiaba ver y sentir su miedo, su desesperación, era como aquellas presas inocentes de los documentales. Cuando despertó fue un momento sublime, la expresión de sus ojos, su rostro, de pronto comenzó a gritar desesperada mente así que la amordacé y comencé a prepararla químicamente, debía permanecer viva, consciente y no desmayar. Elegí meticulosamente sus partes mas sabrosas, fui diseccionando lentamente parte por parte y las condimente al modo de los grande chefs, destape la botella de ese gran vino añejo, preparé la mesa, encendí las velas y disfruté del más exquisito banquete hasta ahora conocido. Comí hasta el hartazgo. Contemplé a la niña y sentí lastima por ella, así que inmediatamente incineré su cuerpo. Limpié todo el lugar hasta que quedó impecable. Subí, me senté sobre el sofá, encendí un cigarro y saboreando las ultimas gotas de vino, imaginaba mi próximo banquete. Scrash
Posted on: Thu, 29 Aug 2013 08:16:23 +0000

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