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Articulos sobre Educación Más educación, menos fútbol por Andrés Oppenheimer (02/07/2013)Regresar No debería sorprendernos que los manifestantes en Brasil llevaran pancartas de “más educación, menos fútbol”, ni que haya huelgas docentes casi a diario en Argentina, Chile, Venezuela y México: los maestros latinoamericanos están entre los que cobran los sueldos más miserables del mundo. La semana pasada, mientras protestaban contra los exagerados gastos para el mundial de fútbol de 2014, y carteles con eslóganes tales como “Japón: quédate con nuestro fútbol, danos tu educación”, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) dio a conocer un estudio con cifras reveladoras sobre los sueldos docentes en el mundo. Titulado La Educación 2013, muestra que los de Latinoamérica ganan menos, trabajan más horas y con menos tiempo para preparar lecciones o corregir tareas, que sus contrapartes de otras regiones. Las cifras de la OCDE son escalofriantes cuando se comparan los salarios de los de Finlandia y Corea del Sur, que obtienen los mejores resultados en los tests académicos Pisa de jóvenes de 15 años, con los de los maestros latinoamericanos. Algunas cifras del estudio: – Mientras el salario inicial de un maestro de primaria es de US$64 mil en Luxemburgo, US$38 mil en Estados Unidos, US$36 mil en España, US$30 mil en Finlandia y US$28 mil en Corea del Sur, en Latinoamérica es de US$17 mil 400 en Chile, US$16 mil 600 en Argentina y US$15 mil en México. Aunque Brasil no figura en el estudio, la OCDE dice que los sueldos de los maestros son similares a los de sus pares latinoamericanos y en el fondo de la lista. Los maestros de primaria mejor pagados ganan un promedio de US$113 mil en Luxemburgo, US$77 mil en Corea del Sur, US$58 mil en Japón, US$53 mil en Estados Unidos, US$51 mil en España, US$32 mil en México, US$31 mil en Chile y US$25 mil en Argentina. – En lo referido a las horas que pasan dando clases –una medida que suele usarse para mostrar cuánto tiempo les queda para prepararlas, corregir tareas o reunirse con los padres–, Argentina tiene el récord mundial, con 1,450 horas anuales, Chile 1,100 horas, Estados Unidos 1,100 y México 1,050. Comparativamente, los de Corea del Sur y Finlandia pasan apenas 600 horas anuales al frente de su clase. Andreas Schleicher, el experto en educación de la OCDE que coordinó el informe, me dijo que Corea del Sur y China gastan menos en educación como porcentaje de sus economías que varios países latinoamericanos y, sin embargo, obtienen resultados mucho mejores. La diferencia es que hacen de la docencia una carrera muy selectiva y prestigiosa: solo los más calificados son aceptados para maestros, y se les paga según su desempeño, dijo. “Uno de los mayores problemas en Latinoamérica es que casi cualquiera puede ser maestro: no hay un proceso de selección riguroso”, explicó. “Y la calidad de un sistema educativo nunca puede exceder la calidad de los maestros”. Una manera de conseguir fondos para contratar maestros más calificados es ampliar el número de estudiantes por clase, me dijo. Corea del Sur y China tienen clases más grandes que México, y sin embargo logran mejores resultados en los tests estudiantiles, añadió. “Si hay que elegir entre un maestro mejor y una clase más pequeña, hay que preferir un maestro mejor”, dijo. En cuanto a los sindicatos docentes en Latinoamérica, que exigen salarios más altos, pero se oponen a exámenes de ingreso, evaluaciones o pagos por mérito, indicó que muchos maestros aceptarían estos cambios si se les da un estatus profesional más elevado. Mi opinión: Hay que empezar a glorificar la profesión de maestro, como ocurre en esos países. Una de las cosas que más me impresionó en los cinco años en que viajé para hacer la investigación de mi último libro sobre educación, Basta de Historias, fue que en Corea del Sur y en Finlandia, solo el diez por ciento de los estudiantes con mejor promedio pueden postularse para estudiar la carrera docente en la universidad. En esos países, si uno tiene una vecina maestra, uno piensa: “debe ser inteligente, porque de otra manera no podría ser maestra”. En muchos países latinoamericanos, si uno tiene un vecino maestro, uno piensa: “el pobre, no pudo ser abogado”. Ya es hora de que los maestros latinoamericanos sean tratados como profesionales, como los abogados o los contadores. Para eso hay que pagarles mejor, a cambio de que los nuevos maestros rindan exámenes de admisión y que todos sean evaluados y ganen según sus méritos
Posted on: Wed, 27 Nov 2013 07:14:38 +0000

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