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Artículo rescatado de mi archivo personal, diciembre 2005 donde podemos enterarnos de la banda más antigua que con su mismo nombre hoy continúa con otros integrantes mostrando un estilo de jazz diferente, pero jazz al fin, del tradicional de N.O. al chicaguino (esta es mi opinión) y recuerda a un Barrio donde el jazz tuvo mucha actividad. Yo en San Cristobal y en La Boca eso no lo tuve. Robert Garabato. En Villa Urquiza nació la más antigua banda tradicional dedicada al género. All that jazz La Creole Jazz Band fue fundada en 1956 en el Círculo Urquiza por jóvenes músicos del barrio. La agrupación tocó durante tres años en casi todos los clubes de la zona, cosechando un éxito importante. Tres de sus integrantes originales, que volvieron a reunirse a comienzos de los años 70, se juntaron para rememorar aquellos años. En la segunda mitad de la década del 50 las orquestas típicas de tango estaban entrando lentamente en el ocaso, aunque faltaba el último soplo de vida encarnado por Julio Sosa y restaba un tiempito para la consagración del rock and roll y el renacer del folclore. Por aquellos años la juventud porteña descubrió que el jazz típico podía ser una alternativa placentera. Para recordar esa época se juntaron tres músicos que formaron parte de esa movida: Carlos Fossaceca (67), Horacio Caccianini (67), Jorge Palmieri (64), integrantes de la Creole Jazz Band, la banda más antigua que cultiva el jazz tradicional. Una historia circular Con su primer sueldo se compró un redoblante al que escondió prolijamente para que sus padres no lo encontraran y lo mismo hizo con el bombo. Cansado de no poder usarlos, decidió blanquear la situación y sorprendentemente consiguió el primer respaldo familiar para incursionar en la música. Entró en contacto con miembros del Hot Club Buenos Aires, una especie de club de jazz, y formó su primera bandita, que duró muy poco tiempo. De esa agrupación siguieron junto a él Beto Otero (clarinete) y Héctor Gómez (piano). “Hasta que un día me enteré de que en el Círculo Urquiza se estaba armando una banda de jazz que se llamaba los Basin Street’s -cuenta Carlos-. Para mi sorpresa uno de los músicos era Horacio Caccianini, un ex compañero del Reconquista, escuela secundaria. Nos pusimos a charlar y ambos teníamos las mismas ambiciones, por lo que le propuse armar una banda de jazz. Juntamos a nuestros músicos y, luego de la depuración lógica, en 1956 se armó la Creole Jazz Band”. “En esa primera formación el banjo lo tocaba el hermano de Horacio, Mario Caccianini. Eran amigos de Carlos Ingrassia, que también tocaba el piano -cuenta Jorge Palmieri-. Como no podíamos tener dos pianos, Gómez se quedó con el puesto e Ingrassia se compró el banjo y quedó tocando con nosotros. Después, cuando se desarmó la banda, vendió todo e inició su carrera como locutor”. El estilo que la Creole ensayaba era el jazz tradicional. Fossaceca recuerda que “en aquellos tiempos no había grabaciones, como ahora que se encuentra de todo. Se conseguía lo más conocido: Louis Armstrong, Count Bassie y la King Olivier & The Creole Jazz Band, de donde nos inspiramos para bautizar a nuestra banda”. Una vez armado el grupo, había que salir a mostrarse y los clubes de Villa Urquiza fueron testigos de esas actuaciones. “No hubo club en el barrio en donde no hayamos tocado”, afirma Caccianini. Jazzmanía en Urquiza En esa época el jazz estaba viviendo un tiempo de gloria y la demanda de la gente por ver a estas bandas era muy grande, a tal punto que eran capaces de llenar un estadio. Palmieri describe que en muchos clubes “teníamos que entrar por atrás porque por adelante era imposible. La policía tenía que hacer un vallado dado que nos querían agarrar. Mientras tocábamos, las chicas nos tomaban de los pantalones y nos querían llevar. Era una locura”. Caccianini explica cuáles fueron las razones de semejante furor: “Estaba de moda un grupo llamado-Los Estudiantes Holandeses - y nosotros conseguimos sacar la forma en que ellos tocaban y la gente que nos seguía había hecho una especie de paralelismo entre nosotros y esa banda. Entonces quedamos como la banda que hacía la onda Estudiantes Holandeses”. Por el barrio, el Círculo Urquiza era el epicentro de la movida. “Nosotros conocíamos a los directivos del club porque prácticamente fundamos la banda allí -dice Fossaceca-. Hicimos los carnavales del Círculo y también pasamos por el 17 de Agosto, Sunderland, Pinocho, Asociación Vecinal Pro Fomento Pueyrredón, Río de la Plata, Cine 25 de Mayo... No hubo club o asociación vecinal en donde no hayamos tocado. En los carnavales hacíamos entradas de 45 minutos en el Círculo, juntábamos todo y nos íbamos al 17 de agosto, tocábamos otros 45 minutos y rajábamos hasta Leales y Pampeanos de Avellaneda, volvíamos y hacíamos otros 45 más en el Círculo. Llegaba a casa a las siete de la mañana y encontraba a mis viejos tomando café con leche y comiendo facturas”. Claro que todo cambió con la década del sesenta. Los grupos folclóricos y el rock fueron desplazando a la bandas de jazz no sólo en las preferencias del público sino también en los organizadores, que preferían pagar a grupos de cuatro músicos antes que a bandas de ocho o nueve. “Aparecieron Bill Haley, Little Richard, Elvis y, si bien el jazz seguía, ya no era lo mismo -explica Fossaceca-. Nosotros tuvimos tres o cuatro años en los que no sabíamos lo que era parar un fin de semana. Se casaron familiares y no pude ir a las fiestas porque tenía un contrato que cumplir”. Iniciados los 60, esa primera Creole se desbanda y cada integrante sigue su camino. La segunda Creole Después de más de una década separados, Palmieri recibió a Fossaceca y Caccianini en su casa de San Martín. “Una tarde llego del trabajo y me los encuentro en mi casa, donde me estaban esperando para proponerme formar una nueva banda -cuenta Jorge-. Como siempre, la discusión era qué nombre ponerle. Entonces sugiero que volvamos a ser la Creole Jazz Band, ellos aceptaron y comenzó la segunda etapa”. Todos coinciden en que los motivos del regreso fue una mezcla de aburrimiento y deseos de superación. “La idea era tocar en grupos que sonaran cada vez mejor, porque íbamos progresando en las técnicas que cada uno tenía”, señala Palmieri. Esta segunda etapa también fue breve como la primera: sólo dos años duraron juntos (71-73). En realidad el problema fue que el trompetista se pasó a la Porteña y como era muy difícil encontrar otro de la misma calidad comenzó un cambio de integrantes en forma permanente. “La banda nunca se deshizo -aclara Fossaceca-. Si bien entraron y salieron muchos músicos la Creole sigue hasta hoy en día, aunque tienen otro estilo. Es más comercial, nada que ver con el espíritu del jazz negro que hacíamos nosotros”. Después de la Creole, Fossaceca fue uno de los fundadores de la Delta Jazz Band, en la que actualmente Caccianini es uno de los integrantes, y Jorge Palmieri participa de la Fénix Jazz Band, que este mes culmina su 28° temporada en el Café Tortoni. Pero todos los recuerdos apuntan a la Creole, cuando en el barrio se respiraba otra vecindad y los clubes estaban abiertos para las manifestaciones musicales. Fossaceca desea que todo eso vuelva, mientras Caccianini apunta con cierta resignación que se perdieron muchos valores. “Nosotros hacíamos chistes sanos, por ejemplo le poníamos espuelas en los zapatos al pianista que marcaba el ritmo con el pie y la gente se mataba de risa. Sobre todo resaltamos la amistad, nos conocemos desde los trece años y todavía nos juntamos a escuchar música y tomar unos mates”, reflexiona. Formaciones de la Creole 1957-1960 Carlos Saldarriaga (trompeta), Jorge Palmieri (trombón), Roberto Otero (clarinete), Héctor Gómez (piano), Mario Caccianini y Carlos Ingrassia (banjo), Horacio Cacciannini (tuba) y Carlos Fossaceca (batería). 1971-1973 Dicky Canci (corneta), Jorge Palmieri (trombón), Arturo Fernández (saxo), José Manella (clarinete), Alfredo Desiata (saxo y clarinete), Aldo Montilla (arreglos, saxo), Oscar Botian (piano), José Luis Ruiz (banjo), Horacio Caccianini (tuba), Carlos Fossaceca (batería). “Cultivábamos música elaborada” Por Carlos Ingrassia * Uno tiene en la vida distintas etapas que uno recuerda con afecto, esta es una de ellas. Nosotros cultivábamos una música más elaborada, nos gustaba el jazz tradicional y admirábamos a muchas bandas que ya estaban consagradas y de las que salieron los grandes músicos de hoy, como Jorge Navarro, Lalo Schiffrin y Fats Fernández. En esos años hubo un revival del jazz de New Orleans y Chicago, en donde se conformó un espectro muy interesante. Había fiestas de jazz por doquier y hasta una organización llamada Leo y Osito, que armaba festivales con cuatro o cinco bandas, algo parecido a lo que pasa hoy con las bailantas. También por el barrio se había formado el Hot Club de Villa Urquiza, inspirado en el Hot Club de Buenos Aires: los músicos nos reuníamos en el Círculo Urquiza. Yo formaba parte de los Basin Street’s con los hermanos Caccianini, Alberto Silva en batería y yo en piano, después se incorporó un clarinete y debutamos en el Salón La Argentina por Radio Libertad. Por otro lado estaba la banda de Fossaceca y Palmieri; entonces decidimos juntarnos y para que yo pudiera formar parte del proyecto me compré un banjo, porque en el piano estaba Chichín Gómez. Así nació la Creole, en setiembre de 1956. La actual Creole toma esta fecha como fundación y es la más antigua de las que siguen en cartel. * Director de FM Urquiza.
Posted on: Sat, 20 Jul 2013 22:37:36 +0000

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