Aún recuerdo el día en que la conocí, fue un 30 de enero en la casa de María Luisa, la cual, más que casa era un antro con cierto ambiente bohemio, donde artistas e intelectuales de izquierda se reunían para compartir tragos e intercambiar puntos de vista. Esa tarde celebrábamos el cumpleaños de Rubén Delgado, quien, a pesar de tener solo 30, aparentaba ser una persona mayor por sus prominentes entradas, barba desaliñada y alguna que otra cana que se dejaba ver entre su cabellera castaña. No pasaban de las 3 y todos ya estaban ebrios, aquello se había convertido en una orgia dionisiaca, la cual, un abstemio como yo no podía soportar. Solo esperaba a que alguien más se fuera para poder hacer lo mismo. Fue entonces que ella se levantó del viejo sofá, tomo sus cosas y se despidió de la anfitriona con un beso en la mejilla, en eso momento me acerque he hice lo mismo, cuando íbamos con rumbo a la puerta María Luisa tomo un trago de tequila, beso a Rubén en la boca y nos dijo a ella y a mí: - “Váyanse con cuidado y no vayan a hacer cosas malas… al menos sin el consentimiento del otro”.
Posted on: Fri, 29 Nov 2013 04:56:04 +0000
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